“No sabés cómo necesitaba ‘jugar’. “Linda mercadería vino”. En un lenguaje “futbolístico” transmitido de forma oculta a un cómplice, Germán Nicolás Córdoba (31), no sólo confirmó su participación como “jugador” en el tráfico de casi 50 kilos de cocaína valuada en millones de pesos, sino que terminó perdiendo el “partido” a manos de la Policía.
En un juicio abreviado, el Tribunal Oral Federal N° 2 de Córdoba capital, a cargo de la jueza Carolina Prado, condenó a Córdoba a cuatro años y ocho meses de prisión por resistencia a la autoridad y transporte de estupefacientes.
Fuga narco en Córdoba
La investigación sobre el condenado Córdoba comenzó la mañana del 24 de abril de 2024, cuando la Policía observó una camioneta Toyota Hilux con un dominio supuestamente apócrifo, por lo que intentó controlarla en Río Negro y Astrada, en barrio Villa La Lonja, en el suroeste de la Capital.
Tras una persecución en la que el sujeto intentó chocar a las motos policiales, llegó a Pablo Pizzurno al 2880, en barrio Ampliación Rosedal, descendió y quiso resguardarse en su casa. Sin embargo, a pesar de resistirse a trompadas, fue interceptado en la puerta y detenido en medio de gritos de sus familiares.
La sorpresa fue grande cuando los efectivos de la Policía y de Gendarmería revisaron la camioneta y encontraron en la caja 48 “ladrillos” con 49,7 kilos de cocaína con la inscripción “GT” en relieve. También secuestraron U$S 500, $ 42.760, documentación, dos posnets y un celular Samsung.

Lejos de ser verosímil, la versión que dio Córdoba (supuestamente vendedor de neumáticos y fletero) lo tornó más sospechoso aún. Declaró ante el juez federal N° 2 de Córdoba capital, Alejandro Sánchez Freytes, que la noche anterior a su detención se encontraba merodeando por barrio Observatorio cuando vio a un hombre estacionar la Hilux.
Según su relato, el automovilista se bajó y dejó abierta la camioneta, por lo que aprovechó y huyó en ella. Dijo que la estacionó en un descampado para “enfriarla” (dejar pasar cierto tiempo “prudencial” hasta confirmar que la Policía no la había hallado).
Diálogos en código “futbolístico”
Los investigadores, no obstante, terminaron por develar la maniobra real de narcotráfico encabezada por Córdoba. La Policía de Seguridad Aeroportuaria detectó que, entre sus conversaciones de WhatsApp, el sospechoso utilizaba con frecuencia un lenguaje oculto, según describió la jueza Prado en su fallo, vinculado “inequívocamente al tráfico de estupefacientes”.
Particularmente elocuente fue el diálogo con su cómplice, “Marcos”, seis días antes del secuestro de la cocaína. “Juguemos callados; si no, no sale nada…”, le pidió “Marcos”. La respuesta de Córdoba no se hizo esperar: “Yo no me hablo con nadie, si vivo solo… No sabés cómo necesitaba ‘jugar’; ya me estaba volviendo loco, mi hermano”.

“¿Qué necesitás, que te ayude?” (sic), le preguntó Córdoba. “Esperemos, cul…”, le contestó el cómplice. Pero Córdoba rápidamente se ofreció a utilizar un rodado para “jugar”: “Ya tengo camioneta por si hay que llevar o traer ‘algo’”.
La conversación volvió a concretarse días después y 48 horas antes del descubrimiento de la droga. “Hoy jugamos. Si yo me organizo con ‘Choro’ (otro presunto cómplice), vos no vas a renegar para nada. Nosotros nos encargamos de armar el equipo”, le aseguró Córdoba a “Marcos”.
De la conversación, se desprende que Córdoba recibía órdenes o era un engranaje del tráfico que habría liderado “Marcos”. La madrugada del 24 de abril, el día del hallazgo de la cocaína, “Marcos” le puntualizó cómo evitar ser descubierto por la Policía: “Acordate del domo arriba. Vayan los dos juntos. Vos tenés dónde guardar las ‘camisetas’, así no sabe nadie”.
Según fueron pasando los minutos, Córdoba le confirmó que ya contaba con la droga en su poder: “Linda mercadería vino”. Rápidamente, “Marcos” le ordenó: “Mortal, llevalos todos”.
Al parecer, Córdoba habría estado vinculado desde hacía cierto tiempo al tráfico, ya que en su casa encontraron casi 27 gramos de marihuana, un estilo de prensa metálica para aprisionar droga, celulares, un Audi A4, un Mazda 180 y un Peugeot 207 Compact XS.
Durante el juicio abreviado acordado entre la defensora pública oficial Ana María Blanco y el auxiliar fiscal Gustavo Yofre, el imputado reconoció el tráfico y su implicación en él. En consecuencia, el fiscal solicitó cinco años de prisión.
“Ha quedado plenamente probado que la sustancia prohibida se desplazó desde un punto de partida hasta la altura 2883 de –lugar en el que Córdoba fue aprehendido–, con independencia de que el arribo a destino se haya visto frustrado por el procedimiento policial. Resulta acreditado el dolo directo con el que Córdoba cometió la acción. Puedo afirmar su conocimiento sobre el contenido de los paquetes que llevaba en la caja del vehículo”, dijo la jueza Prado.
La magistrada lo condenó finalmente a cuatro años y ocho meses de prisión y a pagar una multa de $ 3,3 millones.