El recolector vio en un tipo de “basura” la clave de un rápido crecimiento económico y hasta quizás la llave de su ascenso social. Un exempleado de una de las empresas concesionarias que se encargan de esa tarea en la Capital, fue condenado en Córdoba a cuatro años de prisión por vender drogas y hacerse millonario en complicidad con un verdulero.
En un juicio abreviado, el Tribunal Oral Federal N° 3 de Córdoba capital, a cargo de Cristina Giordano, condenó al recolector Nicolás David Vega (30) y a Horacio Alejandro Vargas (45) por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
Del camión a la cocaína
La investigación comenzó el 23 de abril pasado, a la madrugada, cuando Vega y Vargas fueron descubiertos en una estación Shell, ubicada en el límite entre San Vicente y Los Ceibos, con casi un kilo de marihuana en su poder.
Tenían el “ladrillo” listo para vender en el piso del habitáculo de un Volkswagen Voyage gris (sin dominio) robado a un compañero de trabajo de Vega.
Los pesquisas pudieron establecer que se dedicaban a la comercialización de drogas por las comunicaciones entre sí y con terceros. Encontraron en el celular del recolector conversaciones frecuentes con diversos contactos, entre ellos, “Gordo Marcos”, sobre compraventa de kilos de marihuana y cocaína.
Como es habitual en casos de narcomenudeo o narcotráfico, Vega aludía a la droga como “flores”, “azúcar” y “ala” para evitar ser descubierto en una eventual investigación. Manejaba hasta una nómina de precios de amplia dispersión por kilo y tipo de sustancia: desde $ 170 mil y $ 220 mil hasta U$S 4.500.
Los investigadores también detectaron que estaba involucrado en la logística, muestreo de estupefacientes y hasta acuerdos con colombianos.
Residente en barrio Müller, en el este de Córdoba capital, zona roja desde hace décadas en la ciudad tomada por el narcotráfico y la violencia extrema, el recolector compartía el negocio con su cómplice Vargas.
Los diálogos constantes entre ambos revelaron que habían coordinado el abastecimiento, los precios, las ventas de marihuana y la gestión por cantidad de kilos y entregas, incluida la prevista para la madrugada en que cayeron en la Shell.
Nada diferente fue lo que hallaron como prueba los efectivos al abrir el celular de Vargas. Detectaron que había ofrecido 1,5 kilos de marihuana para “colocar” a través de terceros, al tiempo que mantenía contactos con centroamericanos.
Las suculentas ganancias
El lucrativo negocio se reflejó rápidamente en los ingresos millonarios que registraron por la venta de drogas y la cantidad de operaciones. Vargas manejaba 12 cuentas, algo más que las nueve de Vega, todas pertenecientes a diversas entidades.
El fisco reveló ingresos no justificados de Vega, ya que a los 15,4 millones de pesos en todo 2024 de su salario de Lusa, sumó $ 52,1 millones “extras” de lo producido por las ventas ilegales.
Las operaciones siguieron escalando y sólo en los primeros meses de 2025 logró acumular $ 16,5 millones a través de Mercado Libre, excediendo ampliamente sus ingresos laborales. Como referencia, dependiendo de la calidad, el precio de un kilo de cocaína cotiza en el mercado negro U$S 10 mil.
Sin empleo formal, Vargas a su vez percibió $ 4,9 millones en 2024, sin contar el informe bancario total que restaba completarse.
“Los acusados se encontraban en posesión del material estupefaciente que se halló en el habitáculo del vehículo cuando fueron controlados. Se ha logrado determinar la ultraintencionalidad de comercialización a través del análisis del contenido de los celulares, indicios concretos de tráfico de estupefacientes desarrollado principalmente en horario nocturno y del cotejo de los ingresos declarados con los percibidos realmente”, dijo la jueza Giordano.
Los delincuentes reconocieron los hechos y el fiscal general Carlos Casas Nóblega solicitó cuatro años de prisión en acuerdo con sus defensores. De esta forma, la magistrada homologó en juicio abreviado y les impuso ese monto de cumplimiento efectivo.
La condenaron por intentar enviar cocaína a Israel
En otro caso, el Tribunal Oral Federal N° 3 de Córdoba capital, a cargo de Facundo Zapiola, condenó a la peruana Tania Cristina Fachín Vásquez (33) a cuatro años y medio de prisión por haber intentado despachar cocaína a Jerusalén, Israel, oculta en una encomienda de DHL.
La causa se remonta al 9 de marzo de 2018 cuando la mujer llevó a la firma postal un sobre con 69 hojas de papel impregnadas con más de medio kilo de cocaína, cloruros y almidón. El método de tratamiento descolocó a los investigadores.
Tras despacharlo, los empleados de Aduanas en Buenos Aires detectaron mediante rayos X que se trataba de droga y la secuestraron. Como destinatario figuraba el nombre de una persona y un domicilio radicado en Jerusalén.
Al confirmar que la mujer había buscado enviar la droga, fue imputada y llevada a juicio. En un proceso abreviado acordado por la defensa y el auxiliar fiscal Gustavo Yofre, el acusador solicitó una pena de cuatro años y medio por intento de transporte y contrabando de estupefacientes agravado.
Yofre tuvo en cuenta la situación de vulnerabilidad económica de la imputada, la cantidad de hijos menores a cargo, la limitación del daño y el tiempo transcurrido desde el hecho. Finalmente, el juez Zapiola homologó el acuerdo y la condenó a esa pena.
No obstante, debido a que ya purgaba en su casa una condena anterior a cuatro años y ocho meses (por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización destinados directamente al consumidor agravada y tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil), unificó la pena en esos cuatro años y ocho meses. De esta forma seguirá detenida en su casa.
























