Macabro, increíble, inédito, atroz. Son algunos de los calificativos que se han usado en el Valle de Traslasierra para describir el crimen de Omar Cabrera (58).
Los restos mutilados y embolsados del hombre fueron encontrados el domingo pasado, a horas de que una mujer, con quien tenía un vínculo afectivo, confesara el homicidio y revelara la zona en que los había tirado.
La comunidad, conmocionada, trata de entender cómo y por qué se dieron los hechos, propio de un relato de terror de ficción. Pero muy real.
“Por ahora, la detenida está imputada por homicidio simple, pero puede modificarse”. Esa es la única frase que la fiscal de Villa Cura Brochero, Analía Gallaratto, respondió a La Voz. La Justicia trata de pisar certezas. Un hermetismo similar guarda respecto del caso la Departamental San Alberto de Policía, que buscó intensamente a Cabrera durante varios días, cuando se lo daba por desaparecido.
Fuentes policiales aportaron un dato: “Hay contundentes pruebas encontradas en la casa de la mujer”. Los investigadores estiman que el caso ya se encuentra esclarecido en un alto porcentaje.
Que una mujer mate a golpes a un hombre no es usual. Que lo haga en su propia casa lo es aún más.
Pero que, además, lo descuartice, lo meta en bolsas de residuos y arroje los bultos muy lejos del lugar, suena verdaderamente siniestro. Sin contar las versiones no confirmadas sobre el modo en que se deshizo del cadáver, que hablan de otros procedimientos y formas que ofenden la sensibilidad media. Por eso son obviadas en esta crónica.
Difícil de creer
En síntesis, Emilse Molina, cocinera de 47 años, golpeó y mató a Cabrera, en la casa que ella alquilaba en barrio Costa del Sol, en el tranquilo pueblo de Nono, a siete kilómetros de Mina Clavero. Ella lo confesó ya.
Los restos de la víctima fueron encontrados en jurisdicción de una localidad situada nueve kilómetros más al sur por la bonita ruta 14: Las Rabonas.
Cómo hizo para trasladar, ella sola, el macabro contenido, es la pregunta que nadie sabe responder.
Más de un vecino dice haberla visto llevando uno o dos bolsos de viaje muy pesados en el colectivo interurbano de línea. En un pueblo donde no se habla de otra cosa por estas horas, también se ha dicho que un peatón casual y caballeroso le ayudó a llevar la grávida carga hasta la parada de buses de El Sarmiento. Dos pescadores también dijeron que la vieron tirando las bolsas al dique La Viña, aunque los restos no se encontraron en el interior de ese lago. Vecinas de la zona afirmaron que la mujer había realizado un pozo en un predio contiguo a su vivienda, quizá pensando en algún momento sepultar en el lugar los restos de Cabrera.
Quién era Omar
“Era menudito y parecía más viejo”. Así describe a Omar Cabrera, un vecino del barrio San Sebastián, en Mina Clavero.
Procedente de la zona bonaerense de Moreno, el hombre había llegado hacía años a Traslasierra. No se le conocían parientes en la zona.
Solitario, reservado, educado y con una cordialidad tímida, se había ganado el cariño de trabajadores y clientes del concurrido restaurante El Paso, en la comuna de Arroyo de los Patos, donde trabajaba todo el año como “banderillero” o “trapito”.
“Los de este negocio éramos lo más parecido a una familia que él tenía, el 23 de abril festejamos el final de la temporada, y a él lo vimos muy contento”, dijo compungido un compañero de tareas.
En ese lugar, hace un par de años, Omar conoció a Emilse, quien trabajaba en la cocina. Con ella trabó un vínculo aparentemente sentimental. Se supo que él visitaba su casa en Nono, pero nadie sabe qué grado de compromiso tenía la relación. Ella se fue del restaurante en febrero de 2023. Ellos se siguieron viendo.
“Una vez ella le pidió plata para comprar un celular, y nunca se la devolvió; acá todos creemos que ella se aprovechaba económicamente de Omar”, indicó otro compañero.
Se piensa que la muerte del jornalero podría tener su origen en alguna diferencia monetaria.
Quién es Emilse
Que nadie le conoce amigos o parientes. Que tiene a su marido preso por violencia de género. Que su hija vive en Córdoba capital. Lo que se dice de Emilse es difuso y endeble.
Su perfil humano es complicado de dilucidar entre las fuentes vecinales.
Pocos la conocen de cerca, aunque nadie la hubiese creído capaz de las atrocidades de la que está hoy acusada. Los vecinos cuentan que llegó al Valle de Traslasierra desde Córdoba hace pocos años. En ese lapso trabajó en varios emprendimientos gastronómicos.
“Ella trabajaba muy bien, pero era complicada en su relación con los compañeros, por eso tuve que despedirla”, contó el propietario de un restaurante. Se dice que era trabajadora, aunque poco constante.
Fatal desenlace
En los últimos días de abril trascendió que Omar había desaparecido. Terminó el mes y no se lo encontraba por ningún lado.
Policías, bomberos, personal especializado del Duar y otras fuerzas no daban con pistas del infortunado.
Después de una semana de receso, El Paso volvía a abrir el 1° de mayo. Omar no fue. El jueves 2, amigos del comedor lo buscaron en su casa. “Estaba cerrada, pero había afuera ropas y zapatillas, si él se hubiese ido de viaje no habría dejado esas cosas en el tender”, apuntó un testigo.
Un utilitario Fiat Fiorino de su propiedad, descompuesto hace años, seguía allí como siempre.
En esos días Emilse apareció por el restaurante preguntando por él. Hoy la gente del lugar cree que ella fingía preocupación y ya habría cometido el crimen.
La Policía insistió en los interrogatorios a la mujer, acentuados porque se contradijo varias veces. Mientras, en su vivienda se encontraron pruebas reveladoras en su contra.
El pasado sábado 4, por la tarde, la mujer “se quebró” y confesó lo que habría hecho. El domingo después del mediodía se encontraron restos humanos en Las Rabonas. Ella habría marcado el lugar.
Los peritajes indicaron que eran, efectivamente, de Cabrera.
Si bien el caso en general está esclarecido, hay rastrillajes y búsquedas que siguen.
Si Emilse pudo realizar sola la sanguinaria tarea, y los motivos de los hechos, son preguntas que tardarán en responderse. Lo cierto es que una Traslasierra estremecida no registra antecedentes de un hecho similar en su historia policial.
