El DNI fue su implacable “delator”. Buscado en una causa de narcotráfico, Luis Eduardo “Peruca” Delgado Rodríguez (50) comenzó en marzo de 2023 los trámites para obtener el documento. Un mes después, el Juzgado Federal N° 1 de Córdoba capital ordenó un allanamiento y lo detuvo en su casa.
Ese fue el principio del fin para el último eslabón del clan Zurita, la banda criminal liderada por Manuel Humberto Zurita Escalante, quien junto con su madre y abuela se dedicaban al comercio de estupefacientes. El jefe narco adquiría la droga en el norte del país y la hacía trasladar a Córdoba.
En un juicio abreviado, el flamante juez Facundo Zapiola, del Tribunal Oral Federal N° 3 de Córdoba, condenó a “Peruca” a tres años de prisión como integrante de la asociación ilícita destinada a cometer delitos de narcotráfico. El hombre, de nacionalidad peruana, ya arrastraba una condena anterior por comercialización.
El clan Zurita en Córdoba
En la estructura criminal, Zurita Escalante daba las órdenes a su madre y a la abuela sobre la distribución y venta. La banda fue desarticulada y condenada tras una larga investigación de los fiscales federales Enrique Senestrari y Maximiliano Hairabedian, en conjunto con el ahora exjuez Ricardo Bustos Fierro y su par Alejandro Sánchez Freytes.
En 2019, se secuestró a la banda 75 kilos de cocaína en la casa de Diana Briceño Pizán, quien almacenaba la droga en diversos domicilios para evitar cualquier suspicacia.
Al jefe narco le encontraron dos millones de pesos; U$S 35 mil y una gran cantidad de armas, de vehículos, de aparatos electrónicos y de herramientas utilizadas para el acondicionamiento de la droga; entre ellas, la prensa con la que estiraban la droga.
El rol de “Peruca” Delgado Rodríguez
El nombre de Delgado Rodríguez comenzó a tomar fuerza hace algunos años. En 2018, el Juzgado Federal N° 3 de Mendoza abrió una investigación en contra de una organización dedicada al narcotráfico interprovincial, que operaba en esa provincia y en San Juan. La detención de Cristian Sebastián Romero en este último distrito, con posesión de droga, abrió la puerta a sus posibles conexiones delictivas.
En su celular, aún conservaba diferentes mensajes de WhatsApp sobre la venta y el abastecimiento de estupefacientes y sobre los probables implicados en las operatorias. Los investigadores pudieron establecer que Romero mantenía conversaciones con Delgado Rodríguez.
Las sospechas ubicaron a “Peruca” como un presunto proveedor de droga que enviaba las sustancias desde Córdoba hasta Mendoza mediante encomiendas, una muy frecuente vía subrepticia presente en diversas causas federales. Por las escuchas, “Peruca” le habría comprado estupefacientes a “Maritza”, una mujer peruana que, a su vez, mantenía comunicaciones con “Charo”.
En uno de los diálogos, “Maritza” le solicitó a “Charo” que le diera “más tiempo para juntar la plata”, es decir, para recaudar los fondos de la venta de drogas. Eso evidenció la existencia de distribución de estupefacientes y la necesaria preponderancia de diferentes actores en una estructura criminal.
Tiempo después, un segundo sospechoso cayó detenido en San Juan con una “narcoencomienda”. A los pesquisas no les pasó inadvertido que en la etiqueta tenía como remitente a “Luis Delgado”. Un mes más tarde, fue arrestado un tercer hombre a quien “Peruca” le habría vendido estupefacientes. Le secuestraron cocaína y LSD.
Desde otra línea telefónica, de las seis que Delgado Rodríguez utilizaba, “Peruca” le envió un nuevo mensaje a “Maritza” que pareció aludir a un intercambio ilícito. La reconstrucción de nombres, de líneas telefónicas y de suspicaces transacciones permitió a los investigadores ir ensamblando las piezas de la banda narco, desde sus cimientos hasta la cúspide.
Así, “Charo” entregaba droga a “Maritza”, quien a su vez se la habría dado a “Peruca”. Con un lenguaje encriptado alusivo a “telas” o a “dólares”, “Charo” era la encargada de brindar información sobre precios y cantidad de droga.
Sin embargo, la figura de Zurita Escalante emergió como el líder de la banda, a cargo de organizar la distribución, de la posterior comercialización de la droga y del manejo de las ganancias.
El hombre daba las órdenes a su madre, Marianella Escalante Ramos, y a la abuela, María del Rosario “Charo” Ramos, sobre la distribución y venta. Más abajo en la estructura, “Maritza” fue identificada como Maritza Auccaise Loayza, quien también participaba en la distribución.
El propio jefe narco y José Humberto Escalante Valeriano se encargaban de estirar, fraccionar, acondicionar y trasladar la droga. El segundo además la almacenaba y luego la distribuía a los familiares que la comercializaban.
Condenas para el clan y para “Peruca”
El clan Zurita y el resto de los imputados fueron condenados en 2022, con excepción de Delgado Rodríguez, quien se mantuvo prófugo por más de tres años y medio hasta marzo del año pasado, cuando cayó en breio Alberdi, de la ciudad de Córdoba.
Durante el juicio abreviado, la fiscal auxiliar, Julieta Moyano Ludueña, y el defensor de “Peruca”, Héctor Meli, acordaron la existencia del hecho, la participación delictiva del imputado y la calificación legal.
La acusadora no concordó con la calificación legal plasmada en la etapa de instrucción, por lo que planteó que Delgado Rodríguez debía responder como miembro de la asociación ilícita. El juez coincidió con el encuadre.
“La prueba demuestra acabadamente la existencia del hecho, es decir, estamos en presencia de una asociación ilícita destinada a cometer delitos de narcotráfico, siendo el rol que cumplía Delgado Rodríguez, el de distribución y comercialización en esta ciudad de Córdoba”, concluyó el juez Zapiola, del Tribunal N° 3.
“Las escuchas telefónicas, el resultado positivo de los allanamientos practicados en cuanto al material estupefaciente y demás instrumentos y productos del delito, como así también de los informes elaborados por los comisionados permiten concluir, sin hesitación alguna, sobre la existencia de la asociación ilícita y la participación como miembro de Delgado Rodríguez”, agregó.
