Nada de muerte de etiología dudosa, como se caratuló la causa en un primer momento.
Fue un asesinato a traición en el medio de un brutal asalto domiciliario.
La pesquisa está encaminada. Por ahora, los asesinos están libres.
Esa es la síntesis del alevoso crimen del que fue víctima Héctor Nievas, un hombre de 68 años que vivía solo en su casa de barrio Ampliación Residencial América, en la zona nordeste de Córdoba Capital.
El estudio forense concluyó que este jubilado fue víctima de una feroz golpiza a manos de atacantes que buscaban, según se cree, dinero. Luego, lo atacaron a puntazos en el cuello. Recibió varios cortes. Finalmente, el cuerpo fue envuelto en sábanas.
Los delincuentes escaparon llevándole un viejo Renault Clio azul y algunas otras pertenencias. No se descarta que le hayan robado pesos y euros, dado que él percibía presuntamente ese dinero por tener ascendencia sueca pese a su apellido.
El coche ya fue encontrado y secuestrado.
El espanto fue descubierto el pasado sábado a la noche por sus familiares. Fueron a ver qué ocurría.
El hombre no respondía los mensajes desde el martes 19 de marzo.
El caso es investigado por pesquisas de la División Robos y Hurtos de la Policía provincial, bajo coordinación del fiscal Raúl Garzón. “No puedo ni voy a hablar. Estamos trabajando. Secreto de sumario”, cerró el fiscal ante la primera pregunta.
Ataque brutal en una casa
El tremendo episodio ocurrió en un domicilio de calle Los Tintines al 1100 de Ampliación Residencial América. A media cuadra está el tradicional club Villa Azalais.
Aquel sábado a la noche, familiares de Nievas llegaron preocupados, precisamente, por la falta de noticias suyas. No atendía el celular ni respondía mensajes.
A poco de arribar, se dieron con la peor de las sospechas: el portón del garaje estaba abierto y el Clio azul no se encontraba. Él nunca haría eso.
Los familiares (entre los que había un policía) comenzaron a golpear la puerta de manera insistente y a tratar de ver, a través de una ventana, qué estaba sucediendo adentro. Vieron mucho desorden en la casa.
Desesperados, forzaron una puerta y, a poco de entrar, lo hallaron en el piso y envuelto con sábanas. Había sangre en el suelo. El cuerpo llevaba días así.
En la casa, como se dijo, había mucho desorden y objetos tirados. No se halló el celular.
En medio de escenas de desesperación, los familiares comenzaron a pedir ayuda. Al cabo de un rato, la zona quedó repleta de policías, peritos y funcionarios judiciales.
Se ordenó cerrar la casa para que no se pierdan pruebas, como tantas veces ha pasado en otros crímenes.
El cuerpo fue remitido al Instituto de Medicina Forense. Luego de un complejo trabajo, los expertos determinaron que la víctima sufrió golpes y puntazos varios, sobre todo en el cuello, confirmaron fuentes con acceso a la causa. Eso le terminó causando la muerte.
Ataque a traición
En el marco de la pluralidad de averiguaciones que se vienen practicando, se analiza quiénes solían acceder a ese hogar.
Se sabe que, por lo menos, había una persona que solía entrar a la casa con cierta regularidad y pasaba tiempo. ¿Esa persona se habría enterado de eventual dinero y luego regresó con cómplices? ¿Los cómplices actuaron drogados? ¿Eso explica tanta violencia? ¿Fueron más de dos?
Se sospecha que, si bien todo sucedió en el marco de un asalto, no fue un típico robo cometido por desconocidos que atacaron a su víctima de forma azarosa.
Entraron bajo engaño y atacaron a la víctima en busca de algo. Luego, lo mataron y huyeron en el auto. Esa es la sospecha central.
El Clio fue hallado el lunes en barrio General Mosconi, a una veintena de cuadras del lugar donde pasó todo. Lo tenía un hombre. No está detenido.
El trabajo investigativo es puntilloso. Y avanza.
El otro brutal crimen
En proximidades de Ampliación Residencial América se encuentra barrio Yofre Norte.
En esa zona, precisamente, fue ejecutado a balazos el vecino Sebastián Villarreal, en febrero pasado, en el marco de un violento asalto callejero cometido por motochoros. Por el crimen de Sebastián hay cuatro detenidos, entre ellos dos menores de edad (uno tiene 14 años y es inimputable).
Ese caso sí fue al voleo.
Aquella madrugada del 29 de febrero, Villarreal salió de su vivienda en moto para irse a trabajar a una fábrica en barrio Los Boulevares. A poco de andar, fue abordado por los motochoros que, primero, lo mataron a balazos y luego le robaron la moto.
Familiares, amigos y allegados de esta víctima, padre de familia, ya han realizado varias marchas en reclamo de justicia. El jueves, frente a Tribunales I, pidieron que se agrave la acusación contra los imputados.
Desde hace tiempo, el nordeste de Córdoba Capital viene siendo escenario de gravísimos episodios de inseguridad.
A todo esto, en febrero pasado, en esa zona se produjo otro grave episodio que terminó con una muerte violenta. Se trata del caso del policía ladrón que, al verse cercado por uniformados tras el robo de un auto, puso fin a su vida con su pistola. Fue en una casa de Talleres Oeste.
Sus cómplices no caén aún.
