El dato lucía suficientemente específico. El desandar de los polvorientos caminos le confirmó a la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) el aporte clave del denunciante anónimo cuando incautó casi 500 plantas de cannabis sativa en un sembradío situado en el campo de “El Turco”, y valuadas en 15 millones de pesos.
La mañana del 20 de febrero de 2020, los efectivos tomaron una vía conocida como “camino de la Reina” rumbo al paraje La Candelaria, a unos 20 kilómetros de la localidad de Villa de Soto (situada 173 kilómetros al noroeste de la ciudad de Córdoba).
Al llegar finalmente al paraje Alto de las Burras, se dirigieron a un campo puntual, siguiendo las instrucciones geográficas del informante anónimo. En el lugar se encontraba Diego Ezequiel Era, quien habría sido contratado como cuidador por el abogado Hugo Fernando Hadad.
Hadad fue imputado como presunto autor del delito de siembra y cultivo de plantas para la producción de estupefacientes, mientras que Era fue acusado como partícipe necesario. El juez federal N° 1, Ricardo Bustos Fierro, los procesó (sin prisión preventiva, por lo que están en libertad) en agosto del año pasado y ahora la Sala A de la Cámara Federal de Córdoba confirmó el fallo de primera instancia.
La Voz intentó comunicarse, sin éxito, con Hadad.
Un “vivero”
En una de las dos habitaciones en construcción ubicadas a la izquierda de una casa enclavada en el predio, los efectivos encontraron 98 plantines de cannabis sativa de entre 15 centímetros y un metro de altura, ubicados en macetas de plástico. Y en la habitación contigua, hallaron otras 479 macetas de plástico.
En la vivienda también se hallaron siete tijeras, dos machetes, guantes de trabajo, dos generadores de electricidad, una desmalezadora, tres pulverizadores, una balanza con un plato con capacidad hasta 10 kilos y tres prensas metálicas.
Durante el allanamiento, localizaron una pequeña huerta ubicada en el patio de la misma propiedad, donde reposaban dos plantas de cannabis (una, de 2,10 metros y otra, de 2,7 metros).
A unos 200 metros, la luminosidad de la mañana permitió ver con claridad cómo se extendían una amplia plantación de la especie vegetal cannabis sativa de 150 metros de largo. Se secuestraron 389 plantas de cannabis de hasta 1,90 metros, 24 botellas de fertilizantes y una manguera de 50 metros.
De las plantas se extrajeron 3.600 flores (cogollos) por casi 31 kilos en total.
Procesados en la Justicia federal
La causa pasó del fuero de Lucha contra el Narcotráfico de la Séptima Circunscripción Judicial de la ciudad de Cruz del Eje a la Justicia federal. El juez Bustos Fierro los procesó por siembra de plantas para la producción de estupefacientes.
Consideró que el delito es doloso y es una de las actividades primigenias para la puesta en marcha de la cadena de tráfico. Al analizar los elementos secuestrados (las plantas y los objetos usuales para la siembra), entendió en el abogado y Era tenían conocimiento de la calidad de las plantas para producir estupefacientes. Señaló que por la cantidad de sustancia ilícita cultivada, se presumía que la finalidad era comercializar la marihuana y obtener un beneficio económico.
Hadad apeló la medida al interpretar que carecía de una debida y legal motivación como fundamento de validez y contenido para lograr los efectos y alcances debidos.
Señaló que es dueño del campo hace 12 años, pero que la ocupación temporaria del campo fue delegada y cedida a sus inquilinos, quienes –según planteó en su defensa- tenían a su cargo la custodia, disponibilidad y acceso al predio. Sobre ese punto mencionó a Era y a otras personas cuyos nombres surgieron en la investigación iniciada por la FPA a partir de los datos del denunciante anónimo.
Y apuntó contra uno de los supuestos inquilinos que manejaba una camioneta Toyota Hilux, actualmente preso en la cárcel de Bouwer en el marco de una causa por drogas.
Por su parte, el cuidador, Era, también apeló y pidió el sobreseimiento. Su defensora planteó que mientras vivía en situación de calle conoció a Hadad, y que éste le ofreció trabajar cuidando animales, el rancho, y el regado y conservación de las plantas de cannabis.
Argumentó que si bien Era estaba consciente del tipo de plantas que eran, no puede imputársele el rol de partícipe necesario del delito que actualmente soporta en la causa. Indicó que no surge de la prueba que hubiera vendido las plantas, sino que él era solo un mero cuidador.
La defensa dirigió la estrategia hacia la figura del Hadad como daño del campo, a quien le adjudicó haberse aprovechado de las condiciones de extrema vulnerabilidad de Era.
Una camioneta y mensajes de WhatsApp
En los albores de la causa, el denunciante anónimo mencionó la existencia de una camioneta Chevrolet C20. Durante la investigación, la PFA observó en el garaje de una propiedad que el abogado tendría en la localidad de Mendiolaza una camioneta que coincidiría con la descripta por el informante.
Además de algunos testimonios de empleados rurales que habrían trabajado en el campo de Hadad (hablaron de un hombre que viajaba de forma recurrente los fines de semana desde Mendiolaza), los investigadores encontraron algunas referencias en su teléfono celular secuestrado durante su detención (luego fue liberado).
En su WhatsApp se encontraron mensajes con diferentes contactos que dejarían en evidencia que Hadad viajaba frecuentemente a un campo que sería el mismo en el que encontraron las casi 500 plantas de marihuana.
Otro testimonio fue también valorado en el expediente. Un jornalero en un campo colindante al allanado manifestó que nunca vio a nadie en ese campo más que al dueño, “evidenciando de este modo que el imputado Hadad efectivamente ocupaba la propiedad en cuestión”, según afirmó el camarista Ignacio Vélez Funes en el fallo que confirmó el procesamiento del abogado y Era.
Para integrante de la Sala A, también quedó acreditada la participación necesaria de Era en el delito, ya que habría sido contratado por Hadad como cuidador. Del propio abogado habría recibido las órdenes sobre el cuidado de las plantas.
Vélez Funes ponderó los elementos secuestrados en la finca (tijeras, machetes, desmalezadoras, pulverizadores y una balanza) como indicadores que serían idóneos para la siembra y cultivo de plantas de marihuana con el fin de producción de estupefacientes.
De forma unánime, la Cámara (con los votos de Graciela Montesi y Eduardo Ávalos) confirmó el procesamiento de Hadad y Era.