Un episodio de lo más curioso ocurrido hace unos meses en el aeropuerto internacional Ambrosio Taravella, de la ciudad de Córdoba, permitió descubrir un hecho irregular en el proceso de carga y descarga de los aviones. Cuatro empleados de la empresa Intercargo que presta el “servicio de rampa” extrajeron del equipaje de un vuelo que llegaba de Santiago de Chile unos caramelos que, al consumirlos, les provocaron extraños síntomas, según la causa judicial.
El vuelo LA487 de Latam tenía entre las maletas una bolsa de duty free que unos empleados inescrupulosos se llevaron para luego comer unos extraños caramelos de goma, según la sospecha. Los datos provienen de fuentes aeroportuarias y judiciales y de las actuaciones que se tramitaron en la Justicia federal de Córdoba.
Nada habría trascendido sobre la sustracción de esos caramelos si cerca de una hora después no hubieran aparecido por la guardia médica del aeropuerto dos de los empleados. Una médica recibió primero a uno de ellos, ignorando qué podía estar sucediéndole ante tan extraños síntomas: visión doble, mareos, pérdida de equilibrio y desvanecimiento, entre otros malestares. Minutos después llegó otro, que manifestó problemas similares. Finalmente, fueron cuatro quienes sufrieron el mismo cuadro y nadie sabía por qué.
Al avanzar en el análisis, la profesional constató que padecían alteraciones con compromiso neurológico. Uno de ellos se descompensó a tal punto que fue necesario pedir una ambulancia. Debieron abrir el patio de valijas para que el móvil de una empresa de emergencias ingresara a los consultorios de la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac).
El expediente tramitado por el fiscal federal Maximiliano Hairabedian enumera otros síntomas: “picazón de garganta, sequedad bucal, gran desasosiego, falta de aire, debilidad en extremidades, sensación de desmayo, excitación psicomotriz, visión borrosa, parestesia (hormigueo, adormecimiento o ardor) en los muslos”.
Se añade que “como los pacientes estaban inquietos y alterados mentalmente, decidieron trasladarlos” a un hospital.
Lo más curioso de todo esto es que, acaso por sugestión, por momentos la médica y la enfermera comenzaron a sentirse mal. “La enfermera dijo sentirse rara y la declarante (médica) se sintió mal durante dos o tres minutos”, completa el fiscal.
Uno de los pacientes declaró que aunque no le agradó el sabor de los caramelos, igual los ingirió porque se trataba de un gusto exótico.
Primero, trasladaron a los dos pacientes más graves y luego a otros dos, mientras que el último sufría vómitos.
Ya en un sanatorio, los empleados del servicio de rampa con mayor malestar debieron ser canalizados y se les suministró suero (dextrosa) y un corticoide para sacarlos del cuadro de descompensación.
Pesquisa de la PSA
Al tratar de reconstruir qué les había pasado, hallaron como factor común que todos habían estado a la misma hora en el lugar donde se había manipulado la carga del avión de Latam.
Ante esto, los efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) se dirigieron al área respectiva y secuestraron un paquete de caramelos de goma de una marca comercial de origen británico y también producida en Estados Unidos, seguramente utilizada para ocultar el contenido real, cuyos sabores habituales son grosella negra, limón y lima, naranja y fresa.
En principio, nada parecía indicar algo extraño con la “golosina”, pero cuando fue analizada se constató que en la que contenía el paquete se podía detectar alta concentración de un componente clave de la marihuana: THC de cannabis sativa.
Como era de esperar, el pasajero que envió sus caramelos a la bodega nunca se presentó a reclamarlos y no había forma de identificarlo. El ingreso de este tipo de drogas al país es un delito.
Sin persecución penal
Las particularidades de la causa determinaron que los cuatro empleados no fueron perseguidos penalmente y la causa se cerró.
Técnicamente, por lo que declararon y sin poder avanzar mucho sobre las constataciones, ellos “encontraron” los caramelos sueltos en la bodega y se los llevaron. Si los hubieran sacado de una valija, deberían haber sido imputados por hurto.
Pero lo que según sus dichos encontraron no era de ellos, por lo que se trata de una apropiación indebida, la apropiación de un bien ajeno, que merece un reproche legal algo más leve.
El fiscal Hairabedian fundamentó que no merecía proseguir las actuaciones, por “insignificancia” y por la “pena natural”, ya que sufrieron las consecuencias de la ingesta de los caramelos.
“En cuanto a la apropiación indebida de los caramelos por parte de quienes los ingirieron, voy a prescindir de la acción por el criterio de oportunidad insignificante”, dice el fiscal federal N° 3 de Córdoba. “Se trata de unos pocos caramelos de goma -prosigue-, claramente un hecho menor que no afecta gravemente el interés público”.
En otro tramo de su fundamentación para pedir la “desestimación de las actuaciones”, Hairabedian dice: “Encima, su ingesta les causó daño en la salud a quienes se los apropiaron, con lo cual también podría sumarse la causa de disponibilidad de la acción por pena natural”.
Finalmente, el acusador público evalúa: “Por otra parte, la figura delictiva en cuestión está reprimida con una pena de multa que, por efectos de la inflación, se ha vuelto prácticamente intrascendente (de mil a 15 mil pesos)”. “Sería más costoso -concluye-, hacer un proceso penal completo para aplicarla, que su valor económico”.
La Voz cursó una consulta telefónica que fue recibida en el área de Gerencia de Intercargo, en Ezeiza, pero el pedido no recibió respuesta. Se ignora hasta el momento si -más allá de la dispensa judicial- los cuatro empleados continúan en sus funciones o si recibieron algún tipo de sanción.