Erwin Palacios Cornejo (24), soldado voluntario, presentó una denuncia formal ante la Fiscalía Federal Número 3 contra el Ejército Argentino luego de no recibir atención médica durante dos días, tras sufrir un golpe en su ojo derecho con una rama de un espinillo en un ejercicio de combate.
El incidente se produjo el pasado 3 de junio, en un predio que pertenece al Cuartel de Artillería Paracaidistas 4, camino a La Calera, a 30 minutos de la ciudad de Córdoba.
De la mano de su abogado, Carlos Nayi, denunció a los distintos niveles jerárquicos de la estructura militar, con asiento en Córdoba Capital, a fin de identificar autores, coautores, cómplices y encubridores de los posibles delito de vejaciones y apremios ilegales, en los cuales podrían haber incurrido, según el letrado, los funcionarios públicos.
En concreto, el joven soldado formuló su denuncia contra la cúpula de la Cuarta Unidad Aerotransportada y la Unidad Escuadrón Caballería Paracaidista 4 de Córdoba.
Entre los delitos que denunció, aparecen el abuso de autoridad y la violación de los deberes de funcionario público. También reclamó por lesiones graves, que se da cuando la lesión provoca una debilitación permanente de la salud, un sentido o un órgano, lo que podría aplicarse al caso de Palacios. El soldado perdió la vista en ese globo ocular.
A la par denunció “abandono de persona” y finalmente, se mencionan las vejaciones y los apremios ilegales. Los funcionarios del Ejército lo habrían dejado “tirado” (siempre según el soldado) y “sufriendo un dolor insoportable”, lo que finalmente le provocó la pérdida de la vista.
Palacios, perteneciente al Escuadrón de Caballería Paracaidista 4, relató que a pesar de comunicar a sus superiores que había sufrido una lesión en su ojo y que la herida le producía un “dolor insoportable”, sólo suspendieron brevemente la marcha y no le proporcionaron asistencia médica adecuada en ese momento.
“Sólo me miró un enfermero, en la oscuridad, al que no le permitieron encender linternas. Mi superior me tomó de la espalda, cuando estaba casi desvanecido, y me incorporó al ejercicio”, recordó el denunciante.
Tras un largo padecimiento fue trasladado al Hospital Militar, donde le diagnosticaron una infección corneal. Le indicaron tratamiento con gotas oftálmicas, pero continuó perdiendo visión de manera progresiva. Tras varios días de consultas médicas, se le realizó una cirugía de vitrectomía.
La vitrectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en la extracción del vítreo, un gel transparente que llena el espacio entre el cristalino y la retina en el ojo. Pero la intervención tampoco mejoró la situación.
Palacios señaló que actualmente se encuentra sin visión en su ojo derecho, lo que atribuye a la negligencia de sus superiores al no procurarle la atención médica inmediata que requería tras el accidente.
Este medio inició las consultas ante voceros del Ejército, aunque aún no recibió respuestas.
La denuncia
En una amplia descripción de los hechos cuenta que durante el ejercicio nocturno de combate, en una zona con espinillas y árboles, alrededor de las 23, fue golpeado en el ojo derecho por una rama con espinas, mientras realizaba un desplazamiento terrestre en la oscuridad.
En ese momento, informó la novedad a su cadena de mando.
El mando ordenó detener la marcha y apagar las linternas para evaluar la situación. Sin embargo, no había personal médico presente para realizar una evaluación adecuada, según la denuncia.
Los suboficiales presentes decidieron que la lesión no parecía grave y ordenaron continuar el ejercicio hasta las 3 de la madrugada.
Durante el resto de la marcha, Palacios reportó una gran inflamación, dolor y pérdida de visión en el ojo afectado, pero no recibió ningún trato especial ni fue atendido médicamente en ese momento.
A las 7 del día siguiente, Palacios informó a dos cabos sobre el dolor en la cabeza y la falta de visión en el ojo. Sin embargo, nuevamente no se le prestó atención y fue obligado a continuar con el ejercicio, según su relato.
En el desayuno de las 8 reportó el problema ante un teniente, un suboficial y un sargento ayudante, pero también minimizaron su situación, siguió denunciando.
Palacios continuó con el ejercicio hasta las 14, cuando volvió a reiterar su dolor y falta de visión. Sin embargo, la respuesta fue la misma: ignoraron su situación médica y no se le proporcionó atención hasta más de 12 horas después del incidente inicial.
Recién a las 17.30, al finalizar el ejercicio, un cabo primero, que oficia como enfermero de la unidad, lo evaluó y recomendó su traslado urgente al Hospital Militar.
Allí fue examinado por un oftalmólogo. No obstante, un capitán, a cargo del ejercicio, no dio importancia a la recomendación y ordenó regresar al cuartel sin enviar a Palacios al hospital de inmediato, según denunció el soldado.
Finalmente, el 5 de junio, dos días después de la lesión, Palacios fue atendido en el Hospital Militar, donde fue diagnosticado con una infección corneal.
El médico le indicó el uso de gotas y reposo, aunque no se realizaron estudios complementarios en ese momento.
En concreto, Palacios denunció que, desde el momento en que ocurrió la lesión, estuvo desprotegido y sin la atención médica adecuada.
Además, acusó a sus superiores de incumplimiento de sus deberes y abuso de autoridad al no seguir las recomendaciones del personal médico y obligarlo a continuar con el ejercicio pese a su estado crítico.
Según Nayi, se trata de una grave negligencia. “Es un gesto de valentía el que tuvo Erwin al denunciar este hecho. Y es una bajeza que a más de 20 días del incidente nadie se haya comunicado con él”, lamentó.
Para el abogado, el hecho de obligar a la víctima a continuar con actividades físicas, a pesar de su incapacidad visual y de los dolores que sufría, y la dilación en brindarle atención médica adecuada, constituyen un trato cruel, inhumano y degradante. “Bárbaros. Ninguna práctica militar justifica tratar a un soldado como un ser ilegítimo”, consideró Nayi.
En tanto, Palacios le pidió a la Justicia que este hecho no se repita y solicitó “una respuesta”. “Mi sueño siempre fue alistarme en el Ejército y ese camino fue truncado. Me siento desahuciado”, dijo al borde de las lágrimas.