Miguel Antonio Toledo empalideció el pasado martes a la tarde cuando uno de sus 13 hijos le gritó: “Lo apuñalaron, lo apuñalaron a mi hermano”.
La desesperación lo hizo correr sin medir el cansancio, hasta llegar a la esquina donde su hijo menor, de apenas 16 años, yacía tendido en el suelo.
El adolescente había sido atacado minutos antes por al menos tres conocidos del barrio Paz, en la ciudad de Deán Funes, departamento Ischilín.
Se cree que todos eran menores de edad.
Cuando el padre llegó hasta donde se había desencadenado la violencia, en calle Palacio Arce al 250, los agresores ya no estaban en el lugar.
Según el propio Toledo, la pelea habría sido repentina, una discusión breve que escaló con rapidez y terminó de la peor manera. Encontró al adolescente desplomado, con la ropa empapada en sangre.
“Quieto hijo, ya vienen los médicos”, recuerda que atinó a decirle, mientras intentaba contener la hemorragia.
Pidió ayuda a los vecinos, llamó a la Policía y a la ambulancia. Asegura que la asistencia médica tardó cerca de 30 minutos en llegar. “Estaba tirado, perdía sangre, y yo gritaba que por favor viniera la ambulancia”, relató.
El joven fue estabilizado en el Hospital Ernesto Romagosa, donde se advirtieron múltiples lesiones: un corte profundo en la espalda –a la altura del omóplato–, otro en el costado derecho y una herida cercana al cuello.
Por la gravedad del cuadro, los médicos solicitaron un traslado urgente.
Esa misma noche, el adolescente fue derivado al Hospital San Roque de Córdoba, donde ingresó al tercer piso para estudios de mayor complejidad.
Este miércoles, según informó la familia, el joven comenzó a presentar fiebre. Los médicos indicaron que tiene una pequeña perforación pulmonar y otra en el hígado, por lo que permanece en observación.
Por el ataque aún no hay detenidos ni imputados.
La causa está en manos de la fiscala Analía Cepede, que ya instruyó numerosas medidas para sustentar la investigación.
El inicio de la pelea entre los adolescentes de Deán Funes
De acuerdo con el testimonio del padre, la sucesión de hechos fue tan rápida como violenta. El joven había salido unos minutos de la casa familiar para visitar a su novia, que vive a pocas cuadras del lugar donde se produjo el ataque.
En el camino, se cruzó con tres conocidos del barrio.
“Uno le pegó un cadenazo en la cabeza y en el ojo; otro vino y lo apuñaló de atrás”, dijo Toledo.
Tras recibir las puñaladas, el adolescente cayó casi inconsciente. No logró volver a pararse por el dolor. Los agresores huyeron antes de que llegara la familia.
El padre aseguró no saber sobre la existencia de un conflicto previo. “Los conoce de la escuela; no sé si había bronca entre ellos, pero lo agarraron porque sí. Son unos cobardes, que entre tres se aprovecharon contra uno”, afirmó.
La víctima alcanzó a decirle a su padre que fue atacado por tres “compañeros de escuela” a los que había reconocido.
El padre del muchacho también cuestionó la falta de “acompañamiento por parte del municipio”. “De la municipalidad no se comunicaron con nosotros. Nadie me llamó”, dijo. Contó que sólo recibió mensajes de familiares con consultas por la evolución del adolescente.
“Estos chicos destrozaron una familia. Y puede pasar con cualquiera. Acá todos sabemos que hay barritas que se juntan y pelean mucho, y que nadie pone un límite”, expresó.
Mientras tanto, la salud del joven continúa bajo observación estricta. Los médicos del San Roque evaluaban este miércoles la tomografía realizada durante la mañana. En principio, habían descartado una intervención quirúrgica, pero la aparición de fiebre encendió nuevas alertas.
La familia espera un parte médico más preciso. “Está estable, pero no podemos asegurar nada”, dijo Toledo.
