La investigación por el atroz crimen de Hilda Luisa Zoia (79), ocurrido en agosto en la localidad cordobesa de Oncativo, en el departamento Río Segundo, dio un nuevo giro. Tras un informe odontológico que descartó que una mordida hallada en el cuerpo de la víctima corresponda a Emilio Ibáñez, el joven de 24 años detenido hace una semana, la fiscalía de Río Segundo ordenó en las últimas horas nuevamente la detención de Romina Paola Ledesma (39).
La mujer, una conocida de la víctima, había sido liberada tiempo atrás luego de haber pasado varias semanas presa. Los investigadores creían que hasta podían llegar a sobreseerla.
La combinación de pruebas genéticas, odontológicas y la propia confesión del acusado no deja dudas sobre su implicancia en el crimen, según fuentes de la causa.
Sin embargo, el posible rol de la mujer y las circunstancias que rodean su participación siguen siendo motivo de investigación.
Fue la declaración del hombre, la semana pasada, lo que precipitó la liberación de Romina Ledesma.
En los Tribunales de Río Segundo, y ante la fiscal Patricia Baulies, el acusado contó todo en torno al crimen de la jubilada. Aseguró que él la mató, tras abusarla sexualmente. Y dijo que actuó solo, algo que la justicia pone en dudas, según fuentes de la fiscalía.
Los pesquisas sospechan que el hombre “estaría cubriendo a Ledesma”, aunque no logran descifrar porqué lo haría.
Además una prueba genética (incautada de unas sábanas y otras prendas de la mujer) vinculó al sospechoso directamente con el crimen.
Ataque brutal contra la mujer
Según la investigación, el acusado, un trabajador golondrina oriundo de Santiago del Estero que ocasionalmente se instaló en Oncativo para trabajar como jornalero, cerca de la casa de la víctima, habría entrado a la vivienda por el hueco diminuto en una reja –un detalle que ya había desconcertado a los investigadores por lo estrecho del espacio–, y tras saltar una tapia.
Allí, y siempre según el expediente judicial, la estranguló. También consta en la causa que le dio un fuerte golpe en la cabeza con un florero, que también la condujo a la muerte, según determinó luego la autopsia, de acuerdo a lo indicado por fuentes judiciales.
La escena que encontró fue impactante: el cuerpo de su madre estaba en el suelo, con signos evidentes de violencia. En un principio se especuló que la mujer podría haber sufrido un accidente doméstico, pero la autopsia reveló una verdad mucho más perturbadora.
La víctima había sido estrangulada y presentaba marcas de golpes en diversas partes del cuerpo, además de una mordida en el brazo.
La mordida que reabre el caso
Uno de los elementos más enigmáticos del crimen es una mordida hallada en el brazo de la víctima.
Inicialmente se creyó que esta evidencia incriminaba a Romina Ledesma, ya que parecía coincidir con su dentadura. Sin embargo, tras la confesión de Emilio Ibáñez, surgió la hipótesis de que él podría haber sido el autor de esa lesión.
Para confirmar esta hipótesis, se realizaron estudios odontológicos que descartaron al joven como responsable de la mordida.
Los peritos concluyeron que la marca no corresponde a su dentadura, pero sí podría ser compatible con la de Ledesma. Aunque una mordida no tiene la precisión de una prueba de ADN, puede ser altamente identificatoria. Ante este nuevo hallazgo, la fiscal Baulies decidió ordenar nuevamente la detención de la mujer.
A pesar de las confesiones y pruebas recolectadas, los investigadores aún no logran determinar la relación entre los dos sospechosos.
Aunque el joven asegura haber actuado solo, la fiscalía cree que podría estar encubriendo a Ledesma.
Las motivaciones detrás de este posible encubrimiento permanecen en el misterio, y se espera que nuevas pericias aporten más claridad sobre el vínculo entre ambos.
El caso avanza hacia una elevación a juicio. En Tribunales entienden que el juicio podría arrojar luz sobre las distintas incógnitas que persisten en torno a este caso.
Por ahora, la Justicia trabaja para reconstruir lo sucedido aquella fatídica noche de agosto y entender si los dos acusados habrían actuado en conjunto o si uno de ellos estaría intentando proteger al otro, de acuerdo a lo deslizado por los informantes.