Luego de atravesar una agonía en la terapia intensiva, finalmente el pasado sábado el corazón del pequeño Lázaro se apagó definitivamente. El bebé de 4 meses estaba internado con diagnóstico de muerte cerebral en el Hospital Regional Pasteur de Villa María.
Con la firme sospecha de que se trató de otro caso de maltrato infantil, la fiscal N° de aquella ciudad, Juliana Companys, mantiene detenidos a los padres de la criatura.
El hombre tiene 32 años y la mujer, 25.
Quedarán imputados por homicidio calificado por el vínculo.
En caso de condena, la pena es una sola: la prisión perpetua.
Los forenses ya le informaron a la fiscal que, pese a su corta vida, el pequeño presentaría varias lesiones de antigua data.
Con este nuevo caso de espanto, ya suman tres las criaturas que han sido asesinadas en lo que va de este 2020 en la provincia de Córdoba.
La realidad paraliza: los casos ocurrieron en apenas 33 días.
Los hechos sucedieron en el interior provincial.
Las circunstancias que rodean cada uno de estos episodios son absolutamente distintas, pero en el fondo se centran fundamentalmente en la violencia infantil.
A comienzos de mayo pasado, un hombre asesinó a su expareja y al pequeño hijo de ambos con un arma blanca en una casa de la localidad de Morteros, en el este de la provincia de Córdoba.
Luego, el asesino se quitó la vida en la misma vivienda.
El asesino era Sergio Domingo Galarza. Tenía 43 años.
El segundo episodio ocurrió el 18 de mayo en La Paz, una pequeña población ubicada en el departamento San Javier, en Traslasierra.
En aquel pintoresco pueblo, Laura Elizabeth Báez (39), una mujer que había recibido atención psiquiátrica en el hospital de esa zona, asesinó a su pequeña hija Ana Laura, quien tenía apenas 6 años.
La mujer, a su vez, se efectuó cortes en el cuerpo con aparentes intenciones de quitarse la vida. Fue internada y se recupera.
La fiscalía espera informes finales para determinar si es imputable y así mandarla a juicio por homicidio calificado por el vínculo.
Espanto en Villa María
Todo se desencadenó el pasado jueves, cuando el pequeño Lázaro fue ingresado a la terapia del Hospital Regional Pasteur.
Uno de sus progenitores aparentemente indicó que se encontraba enfermo.
Tras un chequeo, el cuerpo médico constató que tenía lesiones y que eran compatibles con hechos de maltrato, por lo que se dio parte de inmediato a la Justicia.
Por orden de la fiscalía de turno, ambos progenitores quedaron inmediatamente detenidos.
Desde entonces, el cuerpo de profesionales del centro de salud hizo lo imposible por salvar al bebé, pero su cuadro de salud fue empeorando.
Tanto así que el viernes siguiente, se informó que Lázaro ya estaba con muerte cerebral, con lo que las expectativas médicas prácticamente desaparecieron.
El sábado, en tanto, el pequeño bebé murió finalmente.
Para entonces, tanto la mamá como el padre del pequeño ya habían sido apresados por personal policial de la Departamental General San Martín.
La causa está en sus albores.
Lesiones vieja data
La fiscal ya ha ordenado una serie de medidas investigativas, como resultados forenses finales, peritajes varios y toma de testimoniales.
Trascendió que en la fiscalía ya tendrían la información de que el pequeño de 4 meses presentaba lesiones de larga data.
Según trascendió, sobre el hombre detenido ya pesaba una imputación previa sobre otro grave episodio de violencia en contra de otra hija biológica, nacida de un vínculo anterior con otra mujer.
Ese casó sucedió hace unos cuatro años y la criatura habría sobrevivido a un intento de ahogamiento en la vecina población de Villa Nueva, según fuentes oficiales.
En aquel momento se le impuso a ese sujeto una orden de restricción de acercamiento tanto a la niña, como a la madre de ella.
Ya en el presente, este individuo y su nueva pareja residían en barrio San Nicolás de Villa María.
De esa unión nació el pequeño Lázaro. La investigación trata de determinar ahora la responsabilidad del padre y la madre en este hecho, que conmocionó a la ciudad.
