El terrible asesinato del peluquero Gabriel Medina todavía conmociona al barrio porteño de Recoleta. El joven fue ultimado de un disparo en la cabeza por su compañero de trabajo, quien desde el momento del hecho se mantiene prófugo.
Ahora, Facundo Verdini, reconocido peluquero y estilista propietario del salón en el que ocurrió el homicidio, dijo estar “aterrado” por lo acontecido y por la fuga del asesino. “Estoy en total estado de alerta, esperando que me peguen un tiro en la cabeza”, mencionó.
“Todos estamos encerrados, escondidos en las habitaciones de nuestras casas. Tenemos miedo, casi paranoicos. Hoy salí por primera vez de mi pieza, y fui al patio de mi casa para hablar por teléfono, o intentarlo. Cuando me di cuenta, estaba escondido entre las ramas de un árbol, totalmente asustado”, relató el estilista a Clarín.
Verdini dijo que desde que ocurrió el crimen no puede conciliar el sueño, ya que no logra sacar de su cabeza la imagen de Abel Guzmán disparando a Medina, además de la desinformación que cree que se suscitó tras el asesinato.
Según indicó, el miércoles -día en el que sucedió el crimen- fue una jornada “normal”. Les llamó la atención ver a Guzmán con la cabeza rapada e indicaron que ese día estuvo “ofuscado” y “de pocas palabras”, por lo que decidieron “no molestarlo”.
Con el correr de las horas sí se produjo una discusión entre Guzmán y Medina, aunque Verdini dijo que estas eran “normales” entre ambos y por nimiedades. Ya al finalizar la jornada, el local cerró las persianas y la puerta, los empleados estaban compartiendo una cerveza cuando Guzmán volvió al lugar para hablar con Verdini.
El propietario dijo que lo había citado para hablar por algunas actitudes que no le gustaban, desde comportamientos y formas. “Para corregir lo que nos parecía mal”, detalló. Al interrumpir la charla grupal, Guzmán insistió en conversar con Verdini. Cuando éste accedió, el hombre comenzó a exaltarse y pedirle a sus compañeros que se callen y se sienten.
El propietario dijo que una de las empleadas se asustó y se retiró momentáneamente, mientras otro, que no aparece en la filmación, estaba cerrando caja. Tras un breve momento, la chica volvió y Guzmán sacó el arma de fuego, pidiéndole a los presentes que se sienten. Todos accedieron, dijo Verdini. Sin embargo, el hombre apuntó contra Medina y le disparó en la cabeza.
Tras esto todo se hizo confuso. El propietario se encerró en el baño del local y llamó a la policía. Dijo haber oído gritos por parte de Guzmán, pidiéndole a otro empleado que se agache y luego que le abra la puerta para irse.
Recoleta: el crimen del colorista
Abel Guzmán, empleado de la conocida peluquería Verdini, del barrio porteño de Recoleta, mató de un tiro a Germán Gabriel Medina, un compañero que se desempañaba como colorista en el mismo negocio. El caso conmocionó a todo el país.
Ahora se conoció que el autor del asesinato, antes de ejecutarlo, le había advertido a una cajera de un minimercado ubicado en la calle Austria, casi Beruti, también en la zona de Recoleta, lo que iba a hacer.
Según publicó el diario Clarín, la cajera le habría preguntado a Abel Guzmán por qué se cortó el pelo cuando fue a comprar al comercio y él respondió: “Porque voy a matar a alguien”.
Guzmán compró una gaseosa pequeña y esperaba que le cobren. Ambos rieron por la supuesta broma, pero en la mente de Guzmán ya corría la frase “el que avisa no traiciona”.
Tras el desenlace fatal, y el estado público que tomó la noticia, la cajero declaró a Clarín que “pensó que era un chiste”.
