Finalmente, la Justicia Federal de Corrientes dispuso penas de ocho años de prisión para seis de los militares participantes del fatídico ritual de iniciación del Ejército en el que murió el subteniente cordobés Matías Ezequiel Chirino (22).
El deceso se produjo el 19 de junio de 2022 tras un “bautismo” en el Casino de Oficiales del Grupo de Artillería de Monte 3, de Paso de los Libres. Según determinó la autopsia, Chirino murió por una broncoaspiración. Lo encontraron cerca de las 6 de la mañana, tirado en un colchón en el suelo, destapado, sin signos vitales.
Los militares llegaron a juicio acusados por homicidio con dolo eventual. La instrucción interpretó que, “prevaliéndose de la autoridad que tenían y en desprecio a la integridad física y moral” de Chirino y sus dos nuevos compañeros, Jorge Chaile y Rufino Meza, “les impartieron órdenes arbitrarias y maltratos, consistentes en obligarlos a ejecutar diferentes tareas denigrantes”. Mencionaba que, como parte del “bautismo”, los obligaron a cocinar asado para los ahora imputados, mientras ellos debían comer fideos con las manos. Los subtenientes tuvieron que meterse en una pileta de agua sucia cuando las temperaturas apenas alcanzaban los tres grados, además de correr, hacer flexiones, e ingerir gran cantidad de bebidas alcohólicas (vino con sal).
Tanto la querella como el ministerio público pidieron penas superiores a los 20 años para los principales involucrados. Pero para los jueces, Víctor Alonso, Fermín Ceroleni y Juan Manuel Iglesias no se trató de un homicidio. Calificaron los hechos como “abandono de persona” y “abuso de autoridad”.
Fueron condenados a ocho años de prisión los capitanes Rubén Darío Ruiz, Claudio Andrés Luna y Hugo Reclus Martínez Tárraga. La misma condena se dispuso para el teniente Exequiel Emanuel Aguilar, el teniente primero Darío Emanuel Martínez y el subteniente Luis Facundo Acosta. Todos ya estaban con prisión preventiva.
En tanto, Gerardo Sebastián Bautista (que estaba detenido), Claudia Daniela Cayata y Franco Damián Grupico (imputados como partícipes secundarios) resultaron absueltos de culpa y cargo.
Satisfacción parcial en la familia Chirino
Enrique Novo, uno de los abogados de Ezequiel Chirino, padre de Matías, contó a La Voz que “la familia está satisfecha a medias” con el fallo. “Logró una condena de al menos seis de los responsables y eso es mucho teniendo en cuenta que al inicio ni siquiera querían abrir un expediente penal, porque lo consideraban un accidente”, valoró.
Explicó que de cualquier manera, analizarán los fundamentos del fallo, para decidir si la familia sigue reclamando, aunque son muchas las dificultades que enfrentan para litigar a más de mil kilómetros de su domicilio.
Para el TOF de Corrientes, los condenados fueron coautores de abandono de persona en concurso real con abuso de autoridad, por la muerte de Matías Chirino y coautores de abuso de autoridad por el trato sufrido por Meza y Chaile.
La Justicia también dispuso remitir los antecedentes de la causa a la fiscalía de turno para que se investigue a otro integrante del Ejército. Los fundamentos del fallo se conocerán el 5 de diciembre.
El juicio se desarrolló en ocho audiencias por las que pasaron más de 30 testigos, entre ellos los compañeros de Matías, Jorge Chaile y Rufino Ezequiel Meza. Al momento de dar su última palabra la mayoría de los ex oficiales defendieron su inocencia con el argumento de que jamás imaginaron el desenlace fatal. De este modo apuntaron contra la posibilidad de representación y desprecio del resultado, implicada en el “dolo eventual”.
“Viejo estoy cagado de miedo”, fue la última frase que Matías le dijo a su padre, antes de concurrir a la trágica bienvenida en el Batallón. Su familia, oriunda de Santa Catalina Holmberg, devastada por el dolor tuvo que hacer enormes sacrificios para poder estar presente en todas las audiencias. Para el titular de la Fiscalía General de Corrientes, Carlos Schaefer, los militares implicados “jugaron a la ruleta rusa con la vida de Matías”.
El papá de Matías es jardinero (aunque debió dejar de trabajar porque tuvo numerosas intervenciones quirúrgicas y problemas de salud) y la mamá, empleada doméstica. La familia reveló que Matías se ilusionó con la idea de entrar al Ejército cuando estaba en el secundario, porque en el colegio Concordia, de Río Cuarto, había dos subtenientes haciendo una pasantía. “Ellos le contaron cómo era la vida militar y él descubrió su vocación, así que nosotros lo apoyamos”, declaró el padre, días atrás.
El hombre valoró que los involucrados en el homicidio fueron dados de baja en la Fuerza y que le pusieron el nombre de su hijo a la Promoción 152. Siempre sostuvo que “no son todos iguales en el Ejército”.