Una profunda enemistad surgida, potenciada y sin vuelta atrás por un conflicto de dinero, mucho dinero, surgido en el marco de un frustrado negocio hotelero cuando eran socios. De esta manera, dos de los empresarios habrían decidido vengarse de su exsocio y de la peor manera criminal: a puro balazo. Así las cosas, y ya sin vuelta atrás, uno de ellos no dudó en buscar y contratar a un delincuente conocido para que hiciera de sicario. El “trabajo” costó alrededor de 10 millones de pesos.
Esa es la hipótesis central de la Justicia en torno al alevoso asesinato mafioso que sacudió a la provincia de Córdoba en las últimas horas: el crimen del empresario Gabriel Alejandro Piedecasas (55), el pasado sábado, en el centro de la ciudad de Villa María. Piedecasas fue ejecutado de seis disparos de pistola a quemarropa cuando retornaba a su casa. Una vivienda familiar a la que, precisamente, había llegado tras abandonar tiempo atrás Villa Carlos Paz.
En el marco de la pesquisa, la fiscal Juliana Companys ordenó detener a tres hombres: por un lado, dos hoteleros de la villa serrana de Punilla y, por el otro, a un joven santafesino señalado de haber sido el sicario.

Los empresarios acusados son Gabriel Alberto Ponzanesi y Damián Antonio Brecciaroli. Ponzanesi está preso como supuesto autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego; mientras que el otro sospechoso está preso por presunto encubrimiento agravado.
Respecto al tercer detenido, de 28 años, no trascendió su identidad.
No se descarta que, conforme avance esta compleja pesquisa, puedan producirse más detenciones o imputaciones. Por caso, no se descarta que la figura pueda mutar a un crimen por encargo.
La fiscal Companys se mostró satisfecha con la pesquisa y con los grandes avances obtenidos en los últimos días tras coordinar un trabajo investigativo del que participaron pesquisas policiales y judiciales.

Las detenciones se concretaron en Villa Carlos Paz y en la localidad santafesina de Arequito.
En los allanamientos realizados, además de celulares y dinero (pesos y dólares) en efectivo, se secuestraron un Peugeot 408 blanco que habría sido usado en la ejecución, además de una camioneta 4x4 blanca y algunas armas, entre otros elementos como prendas.
Los teléfonos, todo indica, aportarán más información para la causa, cuando sean indagados a fondo por gabinetes científicos.

Finanzas, ataque y plomo
De acuerdo a la investigación, Gabriel Alejandro Piedecasas había concluido tiempo atrás una unión comercial con los empresarios Gabriel Alberto Ponzanesi y Damián Brecciaroli que los había llevado a tener un hotel en Villa Carlos Paz.
Algo sucedió con los manejos financieros de la firma, según se cree, y Piedecasas dejó la sociedad en malos términos. Tanto así que dejó su hogar y se fue de la villa serrana.
Así las cosas, se terminó instalando en el centro de la ciudad de Villa María, donde reside su madre.
No todo había sido fácil y había malos presagios: el hombre ya había recibido una violenta amenaza armada. Según trascendió, meses atrás y mientras iba en auto por la autopista Córdoba-Rosario, había sido amenazado por ocupantes de otro auto que lo encerraron y hasta le hicieron disparos de arma.
El pasado sábado, cuando faltaba poco para las 7 de la mañana, las cosas llegaron a un punto sin retorno.
Al menos un hombre se bajó de un auto blanco y sorprendió a Piedecasas cuando llegaba a su vivienda. Con una pistola automática, abrió fuego y desde corta distancia.
El empresario intentó correr, pero fue alcanzado por los proyectiles de la pistola 11.25. Terminó muerto en la vereda con un tiro en la sien.
El sicario corrió hasta el coche, donde lo esperaba al menos otro cómplice y juntos escaparon.
Ese sábado, un nuevo crimen mafioso volvía a cometerse en la provincia de Córdoba.
Cámaras y testimonios
En medio del shock y la conmoción que semejante asesinato provocada en aquella ciudad y la provincia, la fiscal Companys se puso a trabajar de inmediato con pesquisas policiales y de la Justicia.
Los primeros pasos investigativos se centraron en la búsqueda de testigos y el análisis de filmaciones de cámaras de seguridad.
No tardaron mucho en saber los pesquisas que los atacantes habían escapado en un Peugeot 408 blanco.
Mientras las miradas investigativas se centraban en ese rodado y en las horas previas y posteriores (luego, se pondrían a indagar en días anteriores), fiscal y detectives llegaron ese mismo sábado a la mismísima Villa Carlos Paz, de donde se había ido poco antes la víctima tras sus negocios hoteleros malogrados.
El avance de la pesquisa, centrada en análisis de comunicaciones, filmaciones, cámaras, y numerosos testimonios recopilados permitieron avanzar en la causa.
La sospecha judicial es que Ponzanesi habría manejado el auto donde iba el sicario. De su casa, de Villa Carlos Paz, se secuestró un auto similar usado en el ataque. Una versión señala que ambos habrían parado en un hotel de Villa María.