Grande fue la sorpresa de los efectivos de la Policía de la Provincia cuando en uno de los tres allanamientos practicados este viernes en la causa de las estafas con los “premios virtuales” desde la cárcel de Bouwer, se encontraron con seis ladrillos de clorhidrato de cocaína de máxima pureza.
A las órdenes del fiscal provincial de Delitos Complejos Enrique Gavier, los policías acababan de ingresar al domicilio de Alejandra del Valle Vázquez (49), quien es la pareja del narcotraficante René Alejandro “Chancho” Sosa (41), detenido por delitos relacionados con el narcotráfico y recientemente implicado como jefe de una asociación ilícita que estaba con el “cuento del tío” de los llamados telefónicos a través de un “call center tumbero” que comete estafas con el ardid de los premios virtuales.
Si bien el objetivo de los procedimientos lanzados en serie a diferentes lugares de la capital cordobesa tenía que ver con ubicar a los integrantes de esa banda que están “afuera” de la cárcel y sirven de apoyo logístico, en la casa de la mujer que está en pareja con Sosa, donde vive un hijo de ambos, encontraron seis elegantes envoltorios amarillos con el isotipo de la automotriz Ferrari.
Esa droga estaba en el dormitorio del hijo de la mujer, Gastón Vázquez (27), quien sería el responsable de los ladrillos de cocaína, más varias plantas de marihuana, envoltorios de cannabis y cogollos.
A poco de rasgar esos envoltorios compactados, se encontraron con lo que luego resultaría ser cocaína de la más alta pureza.
Además, los efectivos de la Unidad de Delitos Complejos, en colaboración con la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA, ante el hallazgo de la droga), secuestraron 30 mil pesos, 104 dólares, celulares y documentación relacionada con la causa de los premios virtuales. También se incautaron de 11 anillos de oro, cadenas de oro y otras joyas.
A todas luces, la tónica de ese allanamiento cambió de modo drástico cuando aparecieron los “ladrillos”. Al no tratarse de “narcomenudeo”, los efectivos a las órdenes de Gavier notificaron la novedad a la Justicia federal y las actuaciones de ese tramo de la causa pasaron a la órbita del Juzgado Federal N° 3 de Córdoba, a cargo de Miguel Hugo Vaca Narvaja.
La casa de la mujer de Sosa está en barrio San Cayetano, en Asturias al 3200. Simultáneamente hubo otros dos allanamientos, en la planta alta y en la baja de la propiedad de Vallés 3186 de barrio Sargento Cabral. Allí también se dio el resultado “positivo” al secuestrarse más celulares.
El propósito de estos procedimientos era hacerse de prueba y capturar a los miembros “externos” de la banda, aquellos que no están detenidos y que sirven de apoyo logístico para las actividades de los responsables del “call center tumbero”.
En particular, se busca estrechar el cerco en torno a aquellos que proporcionan los teléfonos celulares con los que los operadores del “call center” realizan sus llamados para engañar incautos que creen que han ganado un premio virtual y terminan pagando sumas de dinero o transfiriendo montos a cuentas de los estafadores.
La mujer quedó detenida a disposición de Gavier, si bien logró evadirse un hermano de “el Chancho” Sosa, de apellido Juncos, que sería clave en la organización, según comentaron las fuentes judiciales.
El joven Vázquez, fue detenido por orden del juez Bustos Fierro, por su vinculación con la droga secuestrada.
Los premios virtuales
Con el supuesto liderazgo de René Alejandro “Chancho” Sosa (41) la banda estaría integrada por un guardiacárcel al que sorprendieron con celulares que presuntamente iba a entregarle al propio narcotraficante. Ese penitenciario es el ayudante de 2ª Mauro Rodrigo Casado (43) quien el 13 de mayo de 2021 fue sorprendido en flagrancia por dos superiores que le secuestraron dos celulares (con sus cargadores) momentos antes de ser entregados a Sosa, según la investigación de Gavier.
En noviembre, el juez de Control N° 7 José Milton Peralta confirmó la prisión preventiva dispuesta por Gavier, como así también la investigación de un centro de llamadas destinadas a estafar desde la cárcel a particulares que caían en engaños del tipo del “cuento del tío”.
La provisión de celulares es clave en este tipo de delitos. Por eso, tener un celular en la celda, lejos de las miradas y escuchas de las autoridades, puede ser, más allá de un cómodo método de comunicación con familiares, un modo más de seguir delinquiendo mientras se cumple con una condena o se espera el juicio.
El juez Peralta fundamentó su decisión explicando la modalidad de la maniobra: “Queda claro que Sosa utiliza a los empleados del Servicio Penitenciario para que lo provean de aparatos celulares y que logró introducir en la asociación ilícita a Casado, quien dada su condición de guardiacárcel tenía conocimiento de las actividades ilícitas llevadas adelante por los detenidos desde el interior del establecimiento”.
