Una familia quedó al borde de una tragedia este jueves cuando se inició un incendio en su vivienda en barrio Liceo III, al norte de la Capital. El episodio ocurrió en una vivienda de calle Augusto Delfino al 1700, barrio Parque Liceo Tercera Sección, mientras los cinco integrantes de la familia dormían su primera noche en el departamento que acababan de alquilar. Un desperfecto eléctrico en el termotanque inició las llamas y el humo puso a los integrantes del hogar en peligro de muerte.
Cristian (28) y Antonella (25) son vecinos de barrio Liceo de toda la vida. Se conocieron por amigos en común y comenzaron a salir. Hace ocho años comenzaron a vivir juntos, en la casa de los padres de Antonella, en Liceo Tercera. Pero con la llegada de Uma (7), Lian (5) y la pequeña Juana (5 meses), el objetivo de tener su propio espacio se hizo cada vez más fuerte.
Ese era justamente el sueño que los Sánchez estaban realizando el miércoles, cuando luego de una agotadora mudanza al departamento que alquilaron a pocas cuadras de sus familias, se rindieron al cansancio, y comenzaron a dormir profundamente en su nuevo hogar, desconociendo el peligro que los acechaba.
Un incendio mientras dormían
Cerca de la 1.30 del jueves, Antonella se despertó súbitamente. El cuarto estaba lleno de humo. Con dificultad, despertó a Cristian para advertirle lo que estaba pasando. “Cuando abrimos la puerta del dormitorio fue peor. Entró mucho más humo y no se podía ver nada. No nos podíamos ver nosotros, ni leer las pantallas del celular”, afirma la joven. Cristian y Antonella despertaron a los niños para sacarlos de la vivienda, pero el problema se complicó cuando en medio del humo que les impedía ver nada, no podían encontrar la llave de la puerta externa del domicilio.
“No se cuántos minutos fueron, pero perdimos la noción del tiempo y se nos hizo eterno”, afirma Cristian. “Llegó un momento que no se podía respirar más”, contó. Los padres llevaron a los niños a la única habitación que tiene ventana a la calle, donde había menos humo. Cristian sacó las persianas, buscando que los pequeños pudieran asomar la cabeza entre las rejas de la ventana y respirar algo de aire del exterior.
“Gritábamos auxilio y por un momento sentimos que nadie nos escuchaba, hasta que unos chicos que estaban del otro lado de la ruta (sobre avenida Rancagua) se acercaron, cruzaron la reja y rompieron la puerta para que pudiéramos salir.
Los dos niños más grandes estaban ahogados por el humo, pero la bebé salió directamente inconsciente. “Estaba desmayada”, dice Antonella, conmovida. A pesar de que para los Sánchez la película se reproducía en cámara lenta, la reacción de vecinos y transeúntes fue cobrando vigor. Desde un carrito que había sobre la avenida Rancagua les acercaron un matafuegos, un policía que cuida la estación de servicio que se encuentra a metros del lugar ingresó al domicilio y apagó las llamas.
Mientras tanto, Antonella trataba de comunicarse con alguien y, en medio de sus nervios, llamó a su prima Karen. “Se escuchaban los gritos y yo pedía auxilio, por eso mi prima pensó que nos estaban robando y le avisó a mi mamá. Ella terminó llamando a la Policía”, sostiene la joven.
Los policías que llegaron hasta el lugar trasladaron a los niños al hospital Infantil de Alta Córdoba, donde comenzaron a recibir asistencia respiratoria y los internaron durante algunas horas, con oxígeno.
Cerca de las 9.30, los tres hijos de la familia Sánchez estaban dados de alta, pero el susto no se dispersará tan fácilmente. “Si no hubiera sido por esos dos chicos que saltaron y rompieron la puerta, nosotros nos desmayamos ahí dentro”... “El médico nos dijo que si yo no me despertaba morimos los cinco”, afirma Antonella, consciente de que estuvieron en grave peligro.
“Fue una desgracia con suerte”, dice Cristian, mientras limpia el piso, saca cosas quemadas a la calle y borra de la pared las manos de hollín dibujadas por sus hijos en el momento de mayor desesperación. Las pérdidas materiales, un televisor, un termotanque y algunos muebles, no opacan el alivio que los Sánchez sienten de saber que esta pesadilla se terminó.
Qué es el apto eléctrico
La Ley de Seguridad Eléctrica (10.281, vigente desde diciembre de 2017) de la Provincia de Córdoba, establece que al momento de pedir la conexión eléctrica de un domicilio, un “instalador electricista habilitado” emitirá un “Certificado de Instalación Eléctrica Apta” relativo al cumplimiento de estándares para los materiales, elementos y equipos eléctricos. Todas las instalaciones eléctricas deben contar con el correspondiente “Certificado de Instalación Eléctrica Apta” al momento de solicitar el servicio. Esta medida permite que un especialista controle los diferentes artefactos evitando fallas, cortocircuitos o recalentamientos que pudieran prevenirse y puedan poner en riesgo a los habitantes del hogar.