A Mónica Caballero (48) todavía le cuesta hablar por el desconsuelo que le provocó la pérdida de su esposo, José Aguirre (57). Siente que le quitaron todo lo que tenía en su vida cuando un grupo de cinco delincuentes asesinó al hombre de un balazo en barrio El Pueblito, en la zona sudoeste de la ciudad de Córdoba, el sábado pasado.
Ahora, con las manos vacías, tomó la drástica decisión de marcharse de Córdoba para nunca más volver.
“Lo voy a cremar y me voy a marchar. No puedo seguir viviendo acá porque no tengo nada ni a nadie. Me quitaron todo”, cuenta la mujer a La Voz mientras aguanta la respiración para no volver a caer en llantos.
El matrimonio peruano había llegado a la ciudad a probar suerte, luego de una buena experiencia en la provincia de Buenos Aires.
Allí pasaron sus primeros años de residencia en Argentina mientras José trabajaba para una empresa que ofrecía servicios de filmaciones.
“Era fotógrafo y entendía mucho del tema. Estaba encargado de un salón y lo contrataban para filmar eventos, hacer tomás y otras tareas”, cuenta la mujer que llevaba 22 años casada con el difunto marido.
Con el paso del tiempo, un primo le sugirió a José que se mudara a Córdoba para vivir más tranquilo con su esposa.
A fines de 2019 el hombre mudó sus pertenencias y se instaló en el barrio El Pueblito, en la franja sudoeste de la Capital.
Mónica lo vino a visitar y, por las restricciones de la pandemia, se tuvo que quedar de manera permanente. Al comienzo esa no había sido la idea, pero finalmente decidieron comprar un terreno y afincarse en esta provincia.
Estaban embarcados en ese proyecto tras convivir tres años en Córdoba.
José había comenzado a hacer servicios de viajes para los vecinos que lo contrataban por un módico precio.
“Siempre nos movimos de este modo. Siempre dimos todo sin pedir nada a cambio. Y por eso él era tan querido entre los vecinos, que asistieron en masa al velatorio”, expresa Mónica.
La secuencia de terror que terminó en un crimen
La mujer recordó aquellas horas de desasosiego en las que se produjo un nuevo hecho delictivo en Córdoba, con el peor de los finales.
“Una vecina le pidió hacer un viaje a primera hora del sábado con destino al aeropuerto. Es una amiga nuestra, así que no lo dudamos. Pero yo lo acompañé, porque guardamos el auto en otro lugar, alejado de nuestra casa”, repasa con dolor.
Salieron a esa hora desde el domicilio matrimonial, en Jonás Larguia al 790. Caminaron unas cinco cuadras hasta donde estaba estacionado el vehículo, en la avenida Santa Ana al 5000, cuando el sol todavía no se asomaba del todo.
A las 6.30, aproximadamente, ya estaban sobre el auto cuando Mónica detectó que un grupo de desconocidos le estaba robando a una chica.
“Vi que había un ‘robo piraña’ y que se llevaban el celular de una jovencita. Por eso saqué mi celular y llamé a la Policía. En un momento mi marido me dijo que escondiera el teléfono”, rememora.
Cuando ella, en plena llamada a la Policía, escondió el móvil, intentaron abrir su puerta. “Estaba con seguro, así que no pudieron. Pero entre todos se fueron para el otro lado y le rompieron la ventanilla a José. Ahí le pegaron un tiro”, dice.
No está claro qué querían los agresores. La mujer cree que buscaban llevarse el automóvil, cosa que su marido no iba a permitir.
“Hizo una cuadra y quedó tendido sobre el volante, apretando el acelerador, mientras le preguntaba qué le pasaba. Le toqué al costado y estaba empapado de sangre”, relata sumida en el dolor.
Mónica volvió a tomar su celular y llamó a la Policía, esta vez para decir que las víctimas habían sido ellos y que su marido había sido herido con un arma de fuego.
Ni la Policía ni la ambulancia que llegaron minutos después del hecho pudieron hacer nada: el hombre murió al instante producto de la agresión.
Por su parte, los delincuentes se dieron a la fuga tras accionar el arma. Hasta este lunes no hubo detenidos por el hecho.
Cámaras nuevas en el barrio y protestas vecinales
La viuda de José Aguirre comentó que las autoridades de Seguridad de la Provincia se contactaron con ella para brindarle apoyo.
Además, destacó que el lunes por la mañana se instalaron dos domos con cámaras de videovigilancia conectadas a una central de monitoreo de la Policía de Córdoba.
Sin embargo, la mujer asegura que el barrio es “un calvario”. “La zona es muy insegura, José no hacía viajes a primera hora de la mañana para evitar robos. Tuvimos que cambiar actividades laborales o hábitos de vida para no exponernos y nada fue suficiente”, asegura.
También reconoció que el crimen de su marido José despertó la preocupación entre los vecinos. Por esto mismo ya se registraron protestas en la zona y el sector promete que continuarán este tipo de acciones.
“Necesitamos medidas de seguridad y justicia por lo que pasó. Mi marido no se lo merecía. Era muy querido por la gente del barrio. Todo el mundo lo buscaba y confiaban en él para hacer todo tipo de tareas”, remarca la mujer.
Mónica espera que la sigan acompañando. Pero cree que no va a poder reconstruir su vida. “Justo estábamos buscando ser papás. Ahora nada tiene sentido”, dice.
