En este octubre de 2021, la cantidad de muertos en choques ocurridos en rutas, calles y caminos rurales de la provincia de Córdoba aumentó en más de un 65 por ciento en comparación con igual mes del año pasado.
Si bien la primera explicación, lógica, apunta a que los niveles de circulación no han sido similares entre ambos meses, ya que en 2020 durante octubre regían fuertes restricciones, sobre todo durante el horario nocturno, en el marco de la cuarentena por la coronavirus, hay otra comparación que impacta: la cantidad de muertos durante los últimos 31 días supera incluso a la estadística de los octubres de 2019 y 2018, cuando la pandemia no figuraba en el radar de nadie y el tránsito fluía de manera normal, sin ningún tipo de límite horario o de escencialidades.
El análisis se desprende de la comparación interanual que La Voz realiza a través de su propia base de datos, un registro periodístico inédito en todo el país que consiste en relevar cada siniestro vial con saldo fatal que ocurre en territorio cordobés.
Se realiza a través de dos decenas de variables, con el objetivo de construir estadística sólida para el urgente debate social sobre una de las causas de muertes evitables más extendidas en Córdoba.
La falta de una política integral de seguridad, educación y concientización vial, sostenida en el tiempo, forma parte de la explicación central de esta tragedia cotidiana: los choques de tránsito hace décadas que figuran entre las principales causas de muerte no natural en Córdoba y en el país.
En los últimos tiempos, los reclamos de familiares de las víctimas por los enfoques judiciales alrededor de estos episodios han comenzado a advertir que ya la sociedad no toma estas muertes con la naturalización que muchas veces impone la repetición, sino que buscan entender las reales razones de fondo.
Números trágicos
Alta velocidad
En este octubre, 21 de los fallecidos en Córdoba chocaron en una vía de alta velocidad: ruta, autovía o autopista.
Si se observa cada una de estas tragedias en un mapa provincial, no se apunta que haya habido una carretera por demás peligrosa, sino que el drama se expandió entre los cuatro puntos cardinales: hubo tragedias en 11 de los 26 departamentos en los que se divide la provincia.
La fortísima preponderancia de las rutas como escenario de estas muertes pone de relieve otro factor: la circulación ya comienza a repetir los patrones de antes de la cuarentena. Lo que obliga a preguntar si ya los controles oficiales también se han puesto a la par de esta “normalidad”.
En zona urbanas ocurrieron otros ocho choques fatales. En la ciudad de Córdoba, la jurisdicción que ostenta el peor registro histórico, murieron dos jóvenes motociclistas.
Además, en la zona rural de Colonia Caroya se produjo un vuelco en el que murió el conductor de una camioneta.
En cuanto a las edades de los fallecidos, otra vez hubo mayoría de jóvenes: 19 de las 30 víctimas fatales no habían superado aún los 35 años.
Otro dato que impacta es el vehículo en el que viajaba la persona que murió: en 19 casos, los fallecidos se trasladaban en un biciclo, moto o bicicleta.
La proporción es más que elocuente: el mayor porcentaje de choques fatales tuvo a un motociclista como protagonista principal.
La alta circulación de motos, en muchos casos fomentada por la crisis económica y un sistema de transporte urbano e interurbano que sigue teniendo más carencias que virtudes, hace necesario que se vuelva a discutir cómo hacer un tránsito más amigable con aquellos que integran el sector más vulnerable del ecosistema vial.
En cuanto al horario en el que se produjeron las tragedias viales de octubre, el análisis indica que hubo 21 choques fatales entre la noche y la madrugada.
Derrape y tragedia. El sábado a la noche, un hombre de 46 años murió tras derrapar en la autovía 36 y chocar contra unos árboles, a la altura de la localidad de Las Higueras.