Justo a la hora en que el testigo Miguel Rohrer terminó su declaración en el juicio por el homicidio de Nora Dalmasso (51), el viudo Marcelo Macarrón, imputado como supuesto instigador del crimen, fue dado de alta y regresado a su casa de la Villa Golf, en la ciudad de Río Cuarto.
Macarrón había sido internado, “de urgencia”, el domingo a las 19, por una “reagudización de una afección coronaria”.
El lunes le hicieron un cateterismo y le colocaron un stent.
El tribunal constató a primera hora que seguía internado, pero entre las 13 y las 14 salió de terapia.
Hacía dos semanas que se sabía que este martes declararía Rohrer, el empresario apodado por los medios “el Francés”, sospechado como presunto autor del crimen tanto por los hijos como por la madre de la víctima.
Rohrer estaba citado junto con Valeria, su mujer, pero llegó solo a Tribunales. Sobre el final de la jornada, el fiscal anunció que ya no le interesaba el testimonio de la cónyuge.
“Me asombra enormemente que la defensa base todo en una sarta de mentiras, no creo que sea sustentable defender a alguien mintiendo y difamando a otras personas”, dijo Rohrer al arrancar su declaración frente a los jurados populares.
El testigo se puso en pie de igualdad, como “injustamente acusado” con los primeros imputados y desincriminados de la causa: Rafael Magnasco y Gastón Zárate.
“Yo quedé último en el bolillero y seguí vendiendo noticias. Cuando yo me hago el ADN, digo chau, tachamos la doble y salgo del juego, pero no fue así”, cuestionó.
A tono con la requisitoria fiscal, que sostiene que Macarrón habría mandado a matar a su mujer para no dividir sus bienes, porque ella se habría querido divorciar, Rohrer enfatizó que el viudo es “avaro” y que en años de amistad nunca le pudo conocer la billetera.
Con las manos apoyadas sobre sus piernas y tono firme, proclamó que “el juicio ha ido eliminando incógnitas” y “sin duda, cualquiera de los caminos que se vean van directamente al actual imputado, Marcelo Macarrón”.
Sospechas
Rorher ratificó sus declaraciones anteriores.
Ya en 2007 había dicho que, dos años antes del crimen, Nora Dalmasso lo habría llamado a él para pedirle “que intercediera ante Marcelo porque estaban pasando una crisis de pareja”.
Entonces calificaba a Macarrón como una persona solidaria y de gran corazón. “Cambiaron ellos, no nosotros”, le dijo al fiscal cuando fue consultado al respecto.
Ofreció un dato nuevo al fiscal. Dijo que, un mes antes del crimen, Nora habría “maltratado” a Marcelo Macarrón en una reunión del Rotary. Aseguró que se lo contaron Julio y Raúl Boheler hace un mes, en una cena en Bariloche.
Con respecto a Julio Boheler, Rohrer contó que con él había organizado el viaje a las Islas Vírgenes años atrás, vacaciones a las que Marcelo Macarrón y Nora Dalmasso se habrían “autoinvitado”.
“No sé qué quería figurar conmigo, pero Marcelo era el típico ‘figureti’”, afirmó Rohrer, y agregó que el matrimonio Macarrón se “ufanaba” de su amistad y lo “asediaba” con invitaciones.
El empresario agropecuario negó rotundamente haber tenido una relación íntima con Nora Dalmasso.
Dijo no recordar haberla levantado en andas en las fiestas. La definió como “la mujer de un amigo”.
Calificó como “sorprendente” la noticia de que Macarrón tuvo un amante. “No era la familia Ingalls (…). Sin duda la relación en el matrimonio no era buena”, disparó.
Enfrentamientos
Para Miguel Rohrer, “el clan Macarrón encubre la autoría del hecho”. Y el viaje del viudo y de Daniel Lacase a Punta del Este “fue una coartada clave para estar lejos de lo que sucedió”.
“El Francés” insistió en que, años atrás, Lacase le pidió dinero (no especificó la suma) para “limpiar su nombre”. Dijo que un día lo cruzó en el centro de Río Cuarto y lo increpó.
“‘¿Vieron alguna vez a alguien a quien le galope la pera? Yo me bajé (de la camioneta) enojado y le dije: ‘¿Por qué me hiciste todo?’. Y empezó a temblequear, le galopaba la pera. No podía hablar. Se orinó. No pudimos mantener un diálogo”, detalló Rohrer a los periodistas, al terminar su declaración.
Entre otros asuntos, el testigo fue interrogado por la defensa sobre cómo le hicieron el ADN (en saliva y no en sangre) y sobre tres comunicaciones entre teléfonos a su nombre y el número de la víctima.
Las llamadas, de más de 25 minutos cada una, se efectuaron los días 11 y 18 de octubre y el 24 de noviembre (mañana previa al crimen) de 2006.
El testigo dijo que sólo habló con Nora por un regalo en común para un tercero, en octubre. No reconoció como propio el número fijo que le adjudican el informe policial y la compañía telefónica.
Hijos “mentirosos”
Ante las acusaciones de los hijos de Macarrón, Facundo y Valentina, Rohrer puso de relieve que “ya no son niños”. Y opinó que “dicen mentiras guionadas por la defensa”.
Aseguró que fue el viudo quien les pidió a él y a Boheler, en el sepelio de Nora, que viajaran a Ezeiza a buscar a Valentina. Destacó el hecho como una señal de confianza en su favor.
Con respecto a Facundo, quien dijo haberlo visto besar a Nora, Rorher lo calificó como “un tremendo mentiroso que revictimiza a su madre y se saca el primer premio al peor hijo de Río Cuarto”.
“Mienten todos”, insistió, y enfatizó que “si tuvieran la conciencia tranquila, no tendrían necesidad de mentir”.
También denostó a la amiga de la víctima que le apuntó en su contra.
Margarita Dalmasso presume que él tenía una relación con Nora, y que, en la madrugada del crimen, pudo haber surgido una discusión entre ellos, y “como él es una persona violenta, la pudo haber matado sin querer”.
Rohrer sindicó a la amiga de la víctima como “una vulgar mentirosa a la que el exceso de bótox le ha comido las neuronas”. “Yo creo que de casualidad alguien no la mató a Nora (…). Yo creo que era un matrimonio en crisis, una persona avara…”, refutó.
