El mecanismo era simple y lamentablemente efectivo: levantaban vehículos de modelos viejos en estacionamientos de grandes superficies comerciales, los “enfriaban” en depósitos o bien en la calle; y luego los mandaban a desarmar. A veces, los revendían directamente enteros. Al comienzo, los robos eran cometidos con ganzúas. Luego, los delincuentes se “profesionalizaron” y comenzaron a ejecutar los robos ya con inhibidores de alarmas. No dudaban en ufanarse de lo que hacían a través de sus celulares, ya sea en llamadas o por mensajes.
Bastó que el dato llegara a un investigador de Sustracción de Automotores de la Policía cordobesa para que se iniciara una prolija investigación que se fue solidificando en base a intervenciones telefónicas, rastreos de llamadas y entrecruzamientos de comunicaciones, además de testimonios, numerosos testimonios.
La banda finalmente fue desbaratada en 2022 en la ciudad de Córdoba. Trece personas cayeron en distintas redadas policiales simultáneas. El objetivo: que nadie se alertara sobre la llegada de los uniformados.
Se incautaron vehículos, motos y herramientas de todo tipo.
Entre los acusados sobresalía una persona por “portación de apellido”: Evaristo Álvarez, el hijo del humorista cordobés Carlos “el Negro” Álvarez.
El fiscal Rubén Caro, especializado en desmembrar bandas dedicadas al robo de vehiculos entre otras cosas, los cercó y mandó a juicio con la gravosa imputación de asociación ilícita, además de hurto calificado y otros delitos.
En las últimas horas, los 13 integrantes de la organización delictiva, entre varones y mujeres, fueron condenados por la Cámara 11ª del Crimen de Córdoba, en los Tribunales II. Las penas fueron desde 1 año y medio de prisión hasta 9 años de cárcel.
Entre los condenados estaba Evaristo Álvarez.
Banda con roles asignados
Como toda organización dedicada a estas actividades delictivas, cada miembro tenía un rol asignado. Estaban los cabecillas que organizaban y digitaban todo, se encontraban los mandos medios y, finalmente, los que hacían el trabajo de calle al robar y quienes guardaban los coches y los desarmaban.
Fuentes de la causa resaltaron que el grupo se había especializado en la sustracción de vehículos (muchas veces a pedido) en playas de estacionamiento de híper y supermercados de Capital y Gran Córdoba.
Por lo general, los vehículos sustraídos eran guardados en ciertos galpones o dejados en la calle para comprobar si aparecía la Policía. Es lo que se llama “el enfriamiento”.
En otras oportunidades, los delincuentes sustraían pertenencias del interior de los rodados, mediante el empleo de ganzúas o bien de inhibidores de alarmas.
Los inhibidores son handies que, al ser presionados, interfieren en la activación de las alarmas y los cierres centralizados. Entonces, una persona se aleja del rodado, creyendo que lo ha cerrado, cuando en realidad lo ha dejado absolutamente abierto.
A la banda se le comprobaron varias decenas de robos en 2021.
“Sustraían autos con mucha rapidez a plena luz del día, también en playas de estacionamiento de grandes supermercados. Siempre iban con un auto de apoyo para actuar en seguro y eran sumamente explícitos al contar cómo había robado los autos más todos los efectos que había en su interior”, señaló una fuente de la causa.
De acuerdo a la investigación, los jefes de la organización habrían sido Carlos Omar Ortuay y Luis Ariel Acosta. Se les achaca haber comandado el accionar del resto de la banda, según surge de la causa.
En el marco de un juicio realizado en la Cámara 11ª del Crimen y que terminó en los últimos días se dictaron 13 condenas. En su mayoría, los sentenciados fueron culpados por los delitos de asociación ilícita, hurto calificado y robo calificado, tal las imputación que oportunamente había dispuesto el fiscal Caro.
Los sentenciados fueron: Raúl Ricardo Acosta, Evaristo Álvarez, Ximena Celeste Avendaño, Marcelo Alejandro Carezano, Sergio Marcelo Carezano, Adrián Alexis Díaz, Juan Alejandro López, Carlos Omar Ortuay, Alexis Jair Rossi, Jorge Daniel Segura, Luis Ariel Acosta y Vanesa Micaela López.
Entre los condenados, sobresale Ortuay, quien recibió una condena unificada de 9 años de cárcel, tras probársele 50 robos. Álvarez, en tanto, recibió cuatro años y medio de prisión.
En el fallo, los jueces enviaron un exhorto al Servicio Penitenciario para que brinde tratamiento de desintoxicación a las drogas para varios de los condenados.
