Cansados de los robos, un grupo de habitantes de una zona situada sobre la autovía E-53, con barrios cerrados, locales gastronómicos y comerciales, rompió el silencio y asegura que “gente del sector trafica información a bandas de delincuentes”.
Se trata de una extensión hacia el oeste de la localidad de Juárez Celman, entre el predio del club ACV Rugby y el barrio El Talar, de la localidad de Mendiolaza, en la zona de las Sierras Chicas.
Tan solo hay que hacer 10 kilómetros, desde la ciudad de Córdoba, para estar en el lugar.
Hasta allí llegan bandas de ladrones todos los días, según comentaron vecinos afectados por los robos, desde hace aproximadamente un año.
Y lo peor es que en los últimos meses los ataques se incrementaron. ”Esto empezó más o menos hace un año, desde agosto del año pasado, más precisamente. Pero en el último tiempo los robos son diarios y hay locales que ya sufrieron cinco ‘entraderas’, dos en el último mes. Aquí hay salones de eventos, viviendas y locales que no siempre se encuentran habitados”, relatan las víctimas de los sucesivos hechos.
En todos los casos, los robos se registran durante la noche, cuando las viviendas de fin de semana o los locales están vacíos.
“Los ladrones dan vueltas por todo el sector como si estuvieran investigando o como si contaran con un dato preciso que quieren corroborar”, alertan.
Luego de vigilar la zona, vuelven a un punto preciso. “Los tenemos grabados gracias a las cámaras de seguridad y se ve que llegan un día, empiezan a dar vueltas y al cabo de unos días vuelven al mismo lugar para robar”, comentan los vecinos.
En general, utilizan herramientas para abrir cerraduras y candados. Actúan con tranquilidad y casi siempre les sobra tiempo para cometer los ilícitos.
“Varios de nosotros tuvimos que contratar un sistema de alarma monitoreado para asegurar el lugar, pero se llevan todo lo que encuentran en los patios y los jardines”, asegura el grupo de propietarios afectado.
También utilizan un grupo de WhatsApp para alertar sobre situaciones sospechosas. Pero últimamente, explican, sólo llegan reportes de “un robo tras otro”.
Recuerdan que antes los mensajes eran alarmantes y advertían sobre un posible hecho. Ahora, concluyen, los ladrones encontraron el modo de actuar más desapercibidamente.
Los vecinos se enteran de las cosas por el grupo cuando ya fueron consumados.
Información para el delito
Esto hace pensar a los habitantes de la zona que los desconocidos cuentan con “informantes” que reportan datos hacia fuera.
“Es delicado hablar de este tema porque la sensación es que se está acusando sin pruebas. Pero claramente los ladrones saben cuándo estamos y cuándo no estamos, en qué viviendas hay gente, cuáles son las alarmas que funcionan y cuáles dejaron de funcionar”, dicen.
Consultados sobre quiénes serían los responsables de “traficar información” con fines delictivos, nadie en la vecindad quiso dar una respuesta clara. Sin embargo, las miradas apuntan a trabajadores de la construcción que a menudo cumplen tareas en distintas obras que se desarrollan en la zona.
“Nosotros pensamos que hay gente que está en unas obras que se realizan atrás del lugar. Sabemos que la información va dando vueltas y ellos rondan todo el tiempo por la zona, pero no los podemos descubrir, ni tampoco sus caras son filmadas por las cámaras”, menciona una vecina que sufrió sucesivos ataques en su local comercial.
Otra voz agrega: “Estamos muy muy cansados porque realmente nos roban todo el tiempo. A las familias que vienen de visita o a los salones de fiesta ubicados en este perímetro les han robado las gomas de los autos, a los habitantes nos roban cualquier cosa que haya quedado en los parques”, aseguran.
Un reconocido salón de fiesta emplazado en este lugar sufrió robo de bombitas de luz, cableado (le desenterraron cables y se los llevaron), la batería del generador, la bomba de agua, candados, objetos del interior del salón, entre otras pertenencias.
“La primera vez que abrieron el salón sonó la alarma y después encontraron otra forma de entrar al lugar, un sitio donde no había alarma. Abrieron y a la dueña le sacaron la hidrolavadora, bebidas, herramientas y objetos de valor”, recuerdan los vecinos sobre un hecho que ocurrió hace poco.
Piden presencia policial
La Policía, por su parte, envía a menudo a las brigadas de investigación, pero al pertenecer al ejido de Juárez Celman no cuentan con un destacamento próximo a la zona. Entre que descubren un robo y llega una patrulla pasan varios minutos.
“Los ladrones saben esto y forma parte de la impunidad con la que actúan. Y tienen contabilizado el tiempo que demora la fuerza en llegar”, dicen en el lugar.
Por eso han solicitado en varias oportunidades que se asiente una consigna policial en las inmediaciones de los locales comerciales.
“Pedimos que haya policías cerca como para que nosotros podamos acceder al servicio. Para llegar desde Juárez Celman tienen que pasar por el peaje y ahí recién llegan hasta donde estamos nosotros. Suelen demorar unos 40 minutos, más o menos”, aseguran.
Creen que una posta policial en el lugar podría reducir la inseguridad de manera considerable.
