El cerro más alto de Córdoba, al que ascienden más de 50 mil personas por año, fue esta vez escenario de una trágica excursión. Sofía Fernández, una estudiante santafesina de 17 años, falleció en el Champaquí en lo que, en un principio, fue descripto como “una descompensación”.
Esta vez no hubo extravíos ni negligencias. La adolescente integraba una delegación de 81 personas (entre alumnos y docentes) de un colegio de Rosario que cada año repite la experiencia de la travesía que demanda tres días de caminata desde Villa Alpina (Calamuchita).
Cuando el jueves por la tarde ya descendían, evidenció un malestar que hizo acelerar la decisión de bajarla por otros medios. Se convocó a un helicóptero provincial que se alistó pero que, por el viento reinante, no pudo llegar. Luego se hizo de noche. Entremedio, Sofía falleció en la montaña.
La Justicia debe determinar la causa fehaciente de muerte.
El fiscal Alejandro Carballo, de los tribunales de Río Tercero, anticipó que según un estudio preliminar habría fallecido por un paro cardiorrespiratorio, pero cuyo origen se desconoce. Para eso, se aguardan más resultados de la autopsia y de los análisis anatomopatológicos encargados.
El fiscal anticipó a La Voz que, en principio, el caso se evalúa como “un lamentable accidente”, según los primeros elementos recolectados. Dijo que no apareció, hasta el momento, ningún dato que haga presumir que hubo responsabilidades penales.
La adolescente contaba con enfermedades anteriores, según confirmó el fiscal, en base a datos aportados por la familia. Pero portaba un certificado médico que la autorizaba a realizar la excursión y tenía el aval escrito de su padre.
El grupo estaba acompañado por un paramédico desde Rosario y un guía cordobés para la travesía de montaña. El fiscal aseguró que se trasladaban incluso con un desfibrilador y que además se alcanzó a canalizar con suero a la adolescente. Para Carballo, la chica fue asistida, en la emergencia y desde el punto de vista médico, como correspondía.
De todos modos, el fiscal indicó que no descarta avanzar en otras hipótesis si los peritajes que se esperan marcaran otras dudas.
Cerro Champaquí: otro estudiante que preocupó
Un dato que generó alarma adicional fue que otro estudiante, del mismo grupo, debió ser asistido también de emergencia, por un cuadro de vómitos y fiebre. Los vómitos fueron el síntoma inicial también para Sofía.
Con las horas, y después de que el joven pudo ser bajado en helicóptero e internado en el hospital de Santa Rosa de Calamuchita, se determinó que su malestar obedecía a una apendicitis aguda, de la que fue operado en ese centro de salud.
Todos los indicios marcan que no habría relación entre un hecho y otro. Salvo la extraña casualidad de que se dieron casi al mismo tiempo y en el mismo contingente.
Durante la mañana del viernes, todos los demás integrantes de ese grupo fueron bajados al llano en sucesivos viajes de dos helicópteros de la Provincia. En Atos Pampa y Santa Rosa las escenas de angustia y dolor marcaban el clima de tragedia. Entre los alumnos y docentes se mezclaban los recién llegados familiares de Sofía y autoridades del colegio rosarino.
El último audio
Este viernes, familiares de Sofía difundieron el último audio que recibieron de ella. “Vomité como siete veces en el colectivo, me sentía remal”, se escucha en el envío que hizo al celular de su hermana Danisa.
En diálogo con el medio rosarino El Tres, su hermana contó que Sofía tenía problemas de tiroides y que la misma noche en la que salieron desde Rosario se había descompuesto. “Estuvo todo el viaje vomitando, nos dijo que tenía miedo y que se quería volver”, marcó la joven. “Le hicieron todos los análisis y como le dieron bien, la autorizaron a ir”, recalcó sobre la decisión de participar de un viaje con el que había soñado.
También relató que, pese a que al resto de sus compañeros no los autorizaron a llevar teléfono celular, la escuela sí le permitió a Sofía contar con un móvil para contarle a su familia cómo seguía de salud.
El grupo pertenecía al colegio Madre de la Civilización del Amor, de Rosario, cuya autoridades viajaron este viernes a Córdoba para acompañar y contener al contingente.
“Nosotros tenemos un proyecto institucional, realizamos esta excursión todos los años y se prepara con tiempo. Llevamos paramédicos, contratamos guías habilitados, cumplimos todas las reglas que exige el Ministerio de Educación. Este fue un hecho muy desafortunado, un fallecimiento por una descompensación. Es lo que sabemos”, señaló la vicedirectora, Cristina Jalonche, al diario rosarino La Capital.
En el hospital
Desde el hospital provincial de Santa Rosa, la vicedirectora Sandra Larrazábal, dijo este viernes a La Voz que cinco adolescentes, del mismo contingente, fueron atendidos allí.
“Entre las 3 de la mañana y las 11 atendimos a cinco, que presentaban diagnósticos diversos y sin ninguna relación entre ellos”, señaló. El más serio fue el del cuadro de apendicitis aguda que, tras ser intervenido, “se recupera sin complicaciones”.
Citó que dos adolescentes presentaban esguinces y que una manifestó mareos, “posiblemente producto del estrés vivido”. Los tres están de alta. Una quinta tuvo un “cuadro abdominal difuso” y se la dejó internada para sumar estudios preventivos.
Un cerro transitado
No hay cifras precisas sobre la cantidad de personas que ascienden al cerro Champaquí, pero algunas estimaciones extraoficiales las ubican, en la última década y con excepción del tiempo con restricciones por pandemia, en más de 50 mil por año.
Hay varias vías de acceso. La más tradicional es la excursión de tres días desde Villa Alpina, que hace la mayoría de las delegaciones estudiantiles, con pernocte en los refugios de la base del cerro. La más rápida es por vehículo, en un camino que asciende hasta la cima del cerro Los Linderos, vecino del Champaquí, y que se hace durante un solo día.
Desde hace muchos años, los colegios de la provincia de Santa Fe componen uno de los públicos más nutridos que ascienden al “techo” de Córdoba.
Hay muy pocos antecedentes de fallecimientos de excursionistas. En los últimos años se recuerda un caso de 2010, con una mujer de 62 años afectada por hipotermia, y por cuyo caso un guía no habilitado que la llevó en un reducido grupo fue condenado. Y otro en 2015, con un hombre de 50 años que ascendió por su cuenta, solo con un sobrino, y murió por una descompensación cardíaca.
