A lo largo de las calles René Descartes y Salvador Mazza, de barrio Los Eucaliptos, en la zona sureste de la ciudad de Córdoba, unos 30 vecinos de esta barriada relatan que sufrieron numerosos robos desde el 1° de enero, con diferentes modalidades: escruches, arrebatos, modo “piraña” y por descuidos.
Alejandra, una mujer que vive en la zona hace más de 10 años, debió soportar el asedio de los delincuentes tres veces en 15 días.
“Me agarraron de punto. Pasaban vendiendo bolsas, pero en verdad estaban averiguando si estaba en mi casa. Cuando me fui, el fin de semana del 5 de enero, entraron por primera vez”, contó.
Los vecinos –dijo– la salvaron. Ellos mismos ahuyentaron a los intrusos con gritos y amenazas.
“No respetan a la Policía ni tampoco le tienen miedo, porque son adolescentes. Los detienen, los suben a los patrulleros, y los hacen bajar a las cinco cuadras”, cuestionó la mujer que el viernes 10 y el domingo 12 de enero volvió a lamentar dos entraderas.
“La primera vez se llevaron una computadora, una impresora y unos cargadores, que estaban cerca de la puerta. No pudieron entrar más allá. El viernes siguiente, el televisor. Y el domingo, aprovechando que nos habíamos ido ese fin de semana, se robaron el motor y el equipo de aire acondicionado”, dijo.
La vecina asegura haber sido víctima de un grupo de chicos de corta edad que viven en Los Eucaliptos y barrio Ituzaingó Anexo. Los conocen como “Los descalzos”, porque en una gran cantidad de robos bajo la modalidad de arrebatos no llevaban puestas zapatillas.
“Escuchás los pies correr en el asfalto, que hace un sonido como de cachetadas, y ya sabés que son ellos: unos ocho chicos que roban a los vecinos y a los conductores de Uber”, relataron vecinos de la zona.
Tal es la amenaza que sienten estos residentes, que en los chat de seguridad que comparten por WhatsApp recomiendan no circular por estas calles a las cuales consideran “más peligrosas”, ni por las arterias adyacentes.
Se trata de un área de unas 13 manzanas, que en una línea perpendicular cruza la barriada desde René Descartes y Arturo Compton, hasta Salvador Mazza y Daguerre.
El peor horario para caminar por allí, aseguran, son la siesta y la noche. Los días más peligrosos son los viernes y sábados. En cuanto a las entraderas, no hay freno: roban en cualquier día y horario, según comentan en el barrio.
La información fue confirmada por integrantes del centro vecinal de la zona, que reconocieron la existencia de una “zona roja” en el barrio, ubicada hacia la ladera sur, donde se conecta con la avenida Circunvalación y la densidad de casas va disminuyendo.
Integrantes del centro vecinal dijeron que creció la presencia policial en el lugar, aunque los robos no disminuyeron.
“Se calman cuando algún vecino los amenaza, o cuando alguien va a la casa a hablar con los padres. También desaparecen durante algunos días después de que roban un automóvil a un conductor de Uber, porque los traen desde afuera del barrio y los agarran en Carlos Guillaume y Salvador Mazza”, comentaron.
La gran preocupación es que los robos deriven en una escalada de violencia. “Actúan armados, con piedras, cuchillos y también tienen pistolas. No queremos lamentar una muerte”, pidieron en el barrio.
Aires acondicionados y celulares
En una seguidilla de robos que se registra desde el primer día del año, algunos vecinos señalaron que la “Banda de los descalzos” apunta a los motores de los equipos acondicionadores de aire, a los electrodomésticos, a los artículos tecnológicos y, durante los arrebatos, a los celulares y las billeteras.
Una vecina, que dijo habitar el barrio desde hace más de 15 años, contó que tres semanas atrás le robaron el aparato exterior del aire acondicionado.
“Esa misma noche también rompieron los vidrios del auto de un amigo de mi hijo, que estaba estacionado al frente de casa, y robaron el estéreo, más algunas cosas que tenía adentro. También se llevaron una de las ruedas. Así vivimos todos los días, cuidando todo lo que nos rodea”, lamentó.
Otro vecino que aguardaba la llegada del colectivo en una parada considerada como central en el barrio, fue víctima de un ataque grupal.
“Estaba en la parada, antes de llegar a la rotonda. Era pleno día y vi que venían estos chicos, a los que les llaman ‘los descalzos’, justo cuando me iba a trabajar. Me agarraron entre seis y me quitaron un celular viejo con el que andaba por todos lados. No tenía nada más, pero me pegaron para que les de dinero”, comentó la víctima.
Esa misma mañana, al menos otras dos personas de la misma zona sufrieron el arrebato de sus celulares.
“Pasaban por el descampado de la calle Julio Méndez y se me vinieron encima. Me robaron la cartera, unas bolsas del supermercado y me querían llevar las zapatillas, pero no pudieron arrancarlas”, contó una joven vecina.