En el contexto de una espiral inflacionaria indetenible que licúa el valor real de la moneda nacional y con un seductor interés mensual superior al que ofrecían los bancos, la propuesta resultaba no menos que atractiva para ahorristas de Córdoba. Pero en diciembre se desplomó la ilusión de recuperar los fondos y el caso terminó en la Justicia provincial.
Veinte ahorristas denunciaron penalmente al financista Jorge Daniel Scarpino por una presunta estafa que rondaría, inicialmente, los $ 25 millones, según estimó Francisco Scocco, el abogado que los representa. Actualmente fueron ingresadas 20 denuncias que aguardan en la Fiscalía General para ser derivadas a alguna de las fiscalías de Delitos Complejos. Se estiman que serían más de 200 los damnificados, por lo que podrían efectivizarse nuevas denuncias con el transcurso de los días.
Contratos de mutuo
De acuerdo con varios “contratos de mutuo” a los que accedió La Voz, Scarpino ofrecía un interés del 20% mensual (240% anual), un valor muy tentador para los ahorristas, incluso por encima de los beneficios otorgados por los bancos.
Los contratos eran “calcados”: un simple convenio entre particulares que se plasmaba en una carilla A4, sin membrete de ninguna entidad (tampoco de la “financiera” constituida por Scarpino), y a nombre del financista y del ahorrista, con certificación de firmas ante un escribano.
En los escritos se pactaba que los inversores, al concluir el mes, recibirían en efectivo un beneficio del 20% sobre el monto invertido, por fuera de cualquier sistema de bancarización o de control oficial.
“Según los damnificados, la financiera captaba personas para que invirtieran sus ahorros y les devolvían el dinero con altos intereses en pesos y en dólares. La financiera les hacía firmar contratos simples y sin garantías a los ahorristas para la inversión en plazo fijo por el término de 12 meses, en los que Scarpino se comprometía a pagar hasta el 25% de interés mensual, y para la compra de dólares a plazo y a una cotización más atractiva que la del mercado”, indicó Scocco.
Al captar las inversiones, Scarpino habría utilizado los montos para fondearse y presuntamente brindar así préstamos a comerciantes con un interés mensual del 40% (que los comerciantes debían devolver en cuotas semanales). De esa ganancia, el 20% iría a los inversores y el 20% restante quedaría en manos de Scarpino. El mecanismo se habría replicado reiteradamente y sumaba nuevos inversores.
“Se respaldaba ante los damnificados con el hecho de que el dinero que recibía la financiera se utilizaba para darles préstamos a comerciantes en diversos plazos y que de esa operación obtenía sus ganancias para pagarles a los ahorristas”, señaló el letrado denunciante.
“Decía estar respaldado por sus contactos políticos y por empresarios con quienes se sacaba fotos y las subía a su Facebook, y a quienes, aparentemente, conocía por su cargo como presidente en una fundación que ayudaba a personas discapacitadas –Fundación Milagros de Córdoba–. Así como también obtenía ingresos de los negocios que hacía con su constructora de viviendas adaptadas gracias a sus contactos, y otros comercios minoristas que supuestamente eran de su propiedad”, sostuvo Scocco, quien representa a 35 damnificados.
Una fundación y dos “empresas”
Scarpino (perdió parte de una de las piernas y está en silla de ruedas) aparece vinculado a la Fundación Milagros de Córdoba, creada y habilitada en noviembre de 2019 por la Dirección General de Inspecciones Jurídicas de la Provincia para funcionar como persona jurídica. La Voz intentó, sin éxito, comunicarse con la fundación.
Mediante el perfil de Facebook de la entidad, Scarpino se presentó como presidente de la institución. El organismo aparece como beneficiaria de la ONG Fundación Banco de Alimentos Córdoba, pero no es colaboradora, como erróneamente se informó inicialmente. “La Fundación Milagros de Córdoba (...) se encontraba incorporada al Banco de Alimentos como organización beneficiaria desde el año 2020, recibiendo alimentos de manera regular”, indicó la ONG.
“Se procedió a la incorporación dado que en su momento cumplía con los requisitos establecidos por el área social, presentando la información y documentación correspondiente. La Fundación Milagros de Córdoba de ninguna manera colabora ni colaboró con donación de alimentos, servicios o dinero”, aclaró y suspendió a la Fundación Milagros hasta tanto “se esclarezca su situación”.
Al mismo tiempo, Scarpino figura como presidente de Scarpino Viviendas Adaptadas SA, según consta en el Boletín Oficial. La constitución data de mayo de 2022, y la firma fue creada presuntamente para la “construcción de todo tipo de obras, públicas o privadas, edificios, viviendas, locales comerciales y plantas industriales; realizar refacciones, remodelaciones”, entre otros singulares rubros.
Como directora figura una mujer que sería su pareja: Silvina Jaquelina Campos Burgos. Aparece con oficinas comerciales en Chacabuco 187, piso 2, oficina A (fiscalmente está registrada en otro domicilio, en barrio Alberdi). Según la Afip, “no registra impuestos activos” y, extrañamente, apenas registra cuatro posteos en Instagram desde finales de octubre.
“Somos Scarpino Viviendas Adaptadas SA. Diseñamos y adaptamos la vivienda convencional para personas que tienen dificultades para moverse u otras condiciones que podrian (sic) poner en riesgo la salud”, dice uno de los posteos. Llamativamente, menciona que es “es una empresa de Scapirno Constructora SA. Contamos con profesionales para su asesoramiento, tanto técnico como financiero” (sic).
Además de errores de ortografía, en la presentación menciona a “Scapirno Constructora SA” (presumiblemente presentada con un equívoco en la redacción del nombre) como la controlante de Scarpino Viviendas.... Sin embargo, “Scapirno Constructora” no aparece registrada como SA en la provincia bajo esa denominación, tampoco como “Scarpino Constructora”.
Las imágenes subidas al Instagram de Scarpino Viviendas… aparentan un ambiente “corporativo” de un aspecto muy rudimentario para una constructora: manteles negros colocados sobre dos tablones, una maqueta mal trazada, algunos afiches y un LCD. Tampoco exhibía oficinas comerciales a la calle, sino esa pequeña oficina “escondida” en un segundo piso de un edificio. La Voz también intentó comunicarse con el número comercial, pero figuraba fuera de servicio
Algunos meses después, en octubre de 2022, constituyó otra SA: Scarpino Compañía Financiera y Soluciones Comerciales SA. Habría sido la denominación que utilizaba para dar una apariencia “formal” a las operaciones que habría realizado con los ahorristas, en principio, desde 2019. De forma idéntica a Scarpino Viviendas…, Scarpino apareció como presidente; y su pareja, como directora.
Y de acuerdo con la inscripción ante la Afip, declaró como domicilio Chacabuco 187, piso 2, departamento D (Nueva Córdoba), es decir, a metros de la oficina de Scarpino Viviendas (a pesar de que esta última firma está registrada fiscalmente, como se dijo, en Alberdi).
La constancia el fisco señala que la financiera “no registra impuestos activos”. Tampoco figura entre las entidades financieras habilitas por el Banco Central para operar, según el registro web de la entidad.
“Como cumplía, invertimos más”
Uno de los presuntos damnificados relató a La Voz que hace casi tres años Scarpino y su esposa se le acercaron en un bar de La Cañada. Le explicó que “él toda su vida dio préstamos, pero que los gobiernos de De la Rúa y de Macri lo habían fundido, y que había perdido numerosas propiedades”.
“Él nos manifestó que le gustaría volver a emprender el negocio de los préstamos, pero que no contaba con dinero. Fue allí que nos propone hacer una mínima inversión para que comprobáramos que era real. Nos dijo que prestaba dinero a los comercios y les cobraba un interés del 40% mensual, de lo cual a nosotros nos daría el 20% mensual y nos hacía un contrato mutuo”, contó.
“Es decir, era un ‘plazo fijo’ con un interés del 240% anual, muy por encima del que ofrecen los bancos. Lo que a simple vista nos pareció tentador e invertimos nuestros primeros 100 mil (pesos). Cuando vimos que al principio nos cumplía, empezamos a invertir más. Les comentamos a nuestros amigos y ellos también querían hacerlo. Desde la fecha en que empezamos y hasta ahora, nunca habíamos tenido inconvenientes”, dijo.
“Pero todo el panorama cambió los dos últimos meses. Scarpino les pagaba de menos a los inversores aludiendo la cantidad de feriados que hubo, y que, por ello, sus cobros se habían atrasado. Los hacía ir a su oficina en Chacabuco y últimamente no lo encontraban”, relató.
“Scarpino se dio a la fuga de su domicilio. Quedó vacío. Llamamos al propietario y nos informó que daba apagado su teléfono. Scarpino, su mujer y los hijos de ella estafaron a los inversores y desaparecieron”, denunció.
Según consta en las 20 denuncias, el monto que los ahorristas debían recibir en diciembre (con el pago correspondiente del interés pactado) ascendería a unos $ 25 millones. Los montos eran disímiles, desde $ 700 mil y hasta U$S 7 mil, U$S 8 mil.
“Los damnificados dejaron de recibir sus pagos en diciembre y pudieron saber –gracias al comentario de exvecinos de Scarpino– que en enero Scarpino y su familia estacionaron un camión durante la madrugada y vaciaron su vivienda”, indicó Scocco. Hasta ahora, los ahorristas no pudieron contactarse con él.
De acuerdo con el letrado, el financista habría utilizado 10 líneas que se “paralizaron” el 23 de enero, cuando las antenas de telefonía dejaron de captarlas.
Scarpino no solo estuvo vinculado a cuestiones “financieras”, ya que también incursionó en política. En marzo de 2019, se presentó junto con Campos Burgos como candidatos a concejales de Santa Rosa de Calamuchita por el espacio “Unite por la libertad y la dignidad”, según consta en el acta publicada por el sitio local La Ola.
