“Si contás algo te mato”. Esa era la frase que paralizaba a la víctima de 15 años, hija de la pareja del violador, entre diciembre de 2014 y febrero de 2015, en Villa General Belgrano, del valle de Calamauchita.
Finalmente, Marcelo Ramognino, vocal de Cámara de la Cámara del Crimen de Río Tercero, lo condenó a nueve años de prisión como autor de abuso sexual con acceso carnal continuado agravado.
La Justicia entendió que el acusado aprovechaba la situación de convivencia, para cometer las violaciones. Todo sucedió en el marco de un juicio abreviado. En las audiencias reconoció su responsabilidad, pero al principio de la pesquisa lo había negado.
Los datos del acusado, de 37 años de edad, se preservan para resguardar a la víctima.
Pese a la negativa del acusado, la Cámara concluyó que “resultan abrumadoramente refutadas por la prueba de cargo precedentemente analizada, la que aporta desde distintas fuentes (testimonios, secuestros, Actas de Inspección Ocular, Croquis Ilustrativos, Certificados médicos)”. Al criterio de la Justicia “son contundentes los elementos de cargo que respaldan la probabilidad de participación del imputado, en la comisión del hecho que se le endilga”.
Relatos
Uno de los abusos sexuales se registró en una casilla ubicada a la vera del arroyo de Villa General Belgrano. Otro, poco después, en una habitación de un geriátrico donde también la chica fue sometida. Justamente la familia recibió albergue en ese establecimiento porque se habían quedado sin la casilla, para poder residir.
La adolescente, en noviembre de 2015 no aguantó más y se fugó del hogar. A la hora de que la Policía le preguntó sobre los motivos, la chica no reparó en detalles y dijo que fue abusada por su padrastro.
Ante la negativa del acusado y otros testimonios, el abusador quedó en libertad.
Pero fue fundamental el relato de la hermana de la víctima, en la investigación que impulsó el fiscal Alejandro Carballo. La pequeña fortaleció todos los dichos de su hermana. Y poco después el fiscal mencionó numerosas declaraciones “para proteger al niño contra todas las formas de explotación y abuso sexuales”.
En las distintas declaraciones tanto la víctima como la madre y una de sus hijas más pequeñas, coincidieron que no denunciaban porque estaban amenazadas de muerte por el violador.
