Quienes lo conocían lo adoraban. No era para menos. El hombre era buen tipo, trabajador, le gustaba ayudar. Se ganaba la vida haciendo changas. Además, era un personaje. Era ese personaje que siempre terminaba invitado a una ronda más en los bares, en las juntadas, en los asados. El vino, eso sí, lo perdía y mucho.
A “Papilo” lo querían mucho. Por eso, su salvaje asesinato causó tanta conmoción en Villa de María del Río Seco, población del norte cordobés, camino a Santiago del Estero.
El espanto fue descubierto el 17 de marzo de 2020.
A sus 51 años, Leopoldo Dante Suárez tuvo un final horrendo.
Lo hallaron tirado en la cocina de su humilde hogar.
Lo habían atado de pies y manos, por la espalda, con camisas suyas. Además, le habían pegado con un palo en la cabeza. Y varias veces. Su cuello tenía anudada una toalla.
Con ese elemento, lo estrangularon en el marco de un despiadado asalto domiciliario.
El botín fueron unas monedas que él ofrendaba a la Virgencita y unos 60 pesos en viejos billetes.
Unas monedas y 60 pesos que los dos asesinos después cambiaron por unas cajas de vino en el quiosco del pueblo, a poco de matarlo.
Veinticuatro meses después, esos dos criminales fueron finalmente condenados en un juicio que arrancó y que terminó en la ciudad de Deán Funes.
El mayor de los criminales fue Vicente Gabriel Carril, de 30 años. Le dieron perpetua por homicidio criminis causae y por alevosía.
El más joven era menor de edad cuando fue el crimen. Tenía 17.
Por eso, el tribunal no le impuso condena, aunque lo dejó preso.
Sus antecedentes serán enviados a un Juzgado Penal Juvenil para que resuelva qué hacer.
Ambos ensayaron unos pedidos de perdón ante la familia de “Papilo”.
Un pedido de perdón que convenció a pocos.
“Fue un crimen espantoso, alevoso, cruel por demás. Lo torturaron para robarle. Ya lo habían maniatado, ya le habían quitado posibilidad de defensa. Luego, le pegaron con un palo directo en la cabeza para atontarlo, para marearlo… Después, lo estrangularon con una toalla”, contó a La Voz la fiscal de cámara de Deán Funes, Carolina Elías.
“Lo mataron de manera indefensa. Por eso, la alevosía”, añadió la funcionaria judicial.
Hay más: “Papilo” también fue asesinado a traición.
Había conocido circunstancialmente a los delincuentes un rato antes.
Vino, robo y traición
A “Papilo” lo querían mucho en Villa de María del Río Seco.
Cuando no trabajaba con changas, estaba con amigos. Muchas veces tomando.
Aquel 16 de marzo de 2020, en las últimas horas de la Córdoba de prepandemia, el hombre estuvo en una juntada con amigos.
De vuelta a su casa, en la plaza del pueblo se encontró con un grupo de jóvenes. Era el peor grupo del pueblo. Algunos tenían caídas por robo, otros serios problemas de adicciones.
Según la investigación, estos jóvenes invitaron a “Papilo” a tomar vino en la misma plaza. Luego, lo dejaron ir. O eso le hicieron creer.
En medio de la lluvia, lo siguieron cuatro. Entre ellos, iba una mujer.
Dos cámaras de unos negocios captaron a la “jauría” caminando detrás de “Papilo”.
Golpiza y asesinato
Todo indica que “Papilo” fue sorprendido no bien entró a su casa.
Detrás de él, se mandaron dos varones. En la vereda, se quedaron dos cómplices, una mujer y otro varón, haciendo de “campana”.
Lo redujeron, lo inmovilizaron de pies y manos con viejas camisas.
Se cree que empezaron a pedirle dinero.
En la vieja casa sólo hallaron las moneditas al lado de la Virgen y los 60 pesos.
En el juicio, una forense precisó que “Papilo” fue golpeado con un palo para ser atontado. Luego, llegó la decisión final: matarlo para que no los delatara. La misma forense explicó el mecanismo de estrangulamiento con la toalla.
A juicio llegaron cuatro imputados. El de 17, Vicente Carril, su novia y otro hombre.
Todos llegaron imputados por homicidio en ocasión de robo.
Por ello, hubo jurados populares junto a los jueces técnicos.
La fiscal Elías, tras analizar el cuadro probatorio y los testimonios, amplió los cargos por homicidio criminis causae y por alevosía contra quienes entraron en la casa. Y pidió condena por homicidio en ocasión de robo para los acusados de quedarse en la vereda.
Sin embargo, el jurado popular sólo encontró pruebas contra Carril y contra el joven que era menor. Como indica la ley, sólo el mayor recibió perpetua. Su cómplice fue declarado culpable y su caso pasará a un Juzgado Penal Juvenil.
Los otros dos, absueltos y a casa.
La fiscal espera los fundamentos del fallo para apelar.
En Villa de María del Río Seco, la noticia del fin del juicio fue un poco de consuelo a tanto espanto. Sin embargo, el dolor y la bronca por el fin de “Papilo” aún se sienten.
Las preguntas también siguen en pie.
¿Por qué tanta violencia y saña en el crimen? Algunos piensan en el consumo de droga detrás de todo.
“¿Actuaron drogados los atacantes? No lo sabemos. Es probable. Tienen antecedentes por consumo. En esta jurisdicción, viene siendo altísimo el consumo de quienes delinquen”, cerró la fiscal.
