Una preocupante modalidad de robo, que ya no es nueva, está poniendo en jaque a los choferes de transporte por aplicaciones, como Uber, Didi o Cabify. Los robos, cada vez más violentos y frecuentes, se concentran en zonas específicas de la ciudad de Córdoba, como los barrios Yapeyú, Maldonado, Müller y Villa Páez, entre otros puntos.
Ya hubo conductores baleados y el fenómeno se instaló en la última mitad del año como una de las grandes preocupaciones para autoridades de Seguridad, de la Policía y de las empresas prestadoras del servicio.
Los autores de estos ilícitos, por lo general, son jóvenes y hasta chicos menores de edad.
Las modalidades principales son dos, según detallaron fuentes de las numerosas investigaciones abiertas contra las “bandas roba Uber”, tal como se las conoce en Córdoba.
La forma más tradicional es pedir, desde la aplicación, un coche a un punto alejado de la ciudad. Cuando los choferes llegan, “pierden”, dijeron los investigadores.
“Los esperan armados, con pistolas, puñales o piedras. Muchas veces las víctimas resultaron heridas de gravedad”, señalaron.
El otro modus operandi que más se reitera es el pedido de un móvil a un punto céntrico, donde las “alarmas” de los choferes no se encienden. Despreocupados, los conductores hacen subir a sus pasajeros y son conducidos a “zonas ciegas”, según describieron los pesquisas.
Allí les disparan o “los bajan de los coches a golpes”. Por lo general, los ladrones actúan “en poblado”. Es decir, en bandas de más de cuatro integrantes.
Los barrios donde se cometen los robos son considerados por los choferes tradicionales del transporte público como “zonas peligrosas”. De hecho, muchos taxistas y remiseros evitan muchas veces ingresar con sus autos a esos puntos de la ciudad.
Las cosas cambiaron. Los delincuentes aprovechan la falta de conocimiento de los choferes nuevos de las aplicaciones y así los atacan sin inconvenientes.
Muchos de quienes se vuelven choferes de aplicaciones son personas desempleadas que ven, en ese trabajo, su salida económica. Así, al ingresar en zonas conflictivas, terminan siendo víctimas de robos, agresiones e incluso extorsiones.
“Agarro el viaje para ganar el dinero que necesito, porque hay muchos pedidos desde lugares donde el transporte no circula”, comentó Gabriel, un chofer que ya sufrió un violento episodio en julio.
La situación para las autoridades es alarmante.
Según fuentes investigativas, las claves de este fenómeno es la cantidad de choferes baleados o gravemente golpeados. Además, aseguran que los robos son organizados.
Pero el aspecto que más inquieta a las autoridades de Seguridad es la creciente participación de menores de edad en estos delitos.
Uber, la Justicia y la Policía en una misma vereda
Frente a esta problemática, desde Uber reconocieron que se encuentran colaborando con las autoridades locales para combatir estos delitos.
Una fuente de la firma aseguró: “Hace meses estamos apoyando investigaciones en las zonas conflictivas y trabajando en proyectos de prevención del delito”.
Específicamente, adelantó que la empresa trabaja junto a la Fiscalía de Distrito 2 Turno 5 para colaborar en las investigaciones que se llevan adelante en distintas zonas de la ciudad.
También destacaron las medidas de seguridad de la plataforma, como la verificación de identidad de los usuarios mediante DNI y selfies, y la implementación de un sistema de calificaciones mutuas entre pasajeros y conductores.
“Si un conductor detecta irregularidades en la identidad del pasajero o en la solicitud del viaje, puede reportarlo inmediatamente. Además, la app aplica un protocolo preventivo, que incluye la desactivación de cuentas sospechosas y la colaboración con las autoridades para esclarecer los hechos”, explicaron desde la aplicación.
La Policía también actúa. El pasado miércoles se registró el último operativo y las fuerzas lograron recuperar un automóvil robado que prestaba estos servicios.
Tras una persecución en barrio Ciudad de Los Cuartetos, zona noreste de la Capital, detuvieron a un joven de 20 años y recuperaron un Suzuki Fun que le había sido robado a un conductor mediante amenazas en barrio El Quemadero, franja nordeste de la ciudad.
La acción policial culminó en calles pública s/n y La Cabaña. Un segundo sospechoso, aparentemente de 15 años, logró evadir a los uniformados.
Sólo en diciembre, la Policía realizó al menos tres operativos con seis detenidos, cinco autos recuperados, múltiples autopartes, dinero en efectivo y secuestro de armas.
El ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, reconoció la “gran tarea” de investigación de la fuerza policial. “Los casos se resuelven y los delincuentes son perseguidos hasta que terminan detenidos. La tarea de inteligencia es importante, porque estos delitos tienen una organización detrás y los responsables también hacen su contrainteligencia para evadir controles”.
Quinteros aseguró que “ante la reiteración de los robos, se reforzaron las tareas de investigación y los procedimientos en la calle, para enviar un claro mensaje a las bandas organizadas que llevan a cabo estos ataques”.
“Los últimos robos se registraron con mayor preocupación porque se ejecutaron con gran violencia y hubo heridos. Pero no es que antes no los hubiera habido”, remarcó Quinteros.
Seguidilla de ataques: “un robo por día”
Pero más allá de las acciones que realiza la Policía para combatir este tipo de delito, la última seguidilla de robos violentos incrementó la preocupación entre las víctimas.
Un grupo de trabajadores afectados por este fenómeno rompió el silencio y dijo, en diálogo con La Voz, que temen “encontrar su muerte” cada vez que encienden el coche.
“Tenemos un grupo de WhatsApp en el que advertimos sobre los robos y cada vez son más los hechos. Como el servicio no está permitido, tampoco podemos pedir protección de la Policía. Cada vez que ponemos la llave en el tambor sentimos que podemos encontrar la muerte”, dijo uno de los integrantes.
Otra de las fuentes consultadas pidió soluciones integrales. “Hasta que no haya un plan donde se reconozca nuestra actividad y nos den protección, este tipo de ataques van a seguir multiplicándose”, planteó.
El miedo, dijeron, es un “pasajero frecuente”. Le temen en primer orden a la confiscación del automóvil, pero el segundo temor es a los robos.
Para colmo, en reiteradas oportunidades, las compañías de seguro se han negado a correr con los gastos y las indemnizaciones por la sustracción de vehículos. Se amparan en el hecho de que el auto está prestando un servicio ilegal, según lo que asegura el grupo de choferes de Uber.
El grupo de choferes exhibió el canal de WhatsApp a través del cual mantienen comunicaciones constantes. Lo definieron como “un espacio virtual integrado por ‘choferes activos’” en las aplicaciones Uber, Didi y Cabify.
Las fuentes subrayaron los casos de diciembre y noviembre, donde se pudo observar al menos una alerta diaria.
Los fines de semana, empezando por el día viernes y hasta la madrugada del lunes, los robos se intensifican y llegan a contabilizarse de a cinco por jornada.
Robos violentos
Entre los más relevantes, se cuenta uno del 11 de diciembre pasado. Un joven de 20 años asaltó a un conductor de Uber en barrio El Quemadero. Tras la persecución, la Policía lo detuvo en barrio Ciudad de los Cuartetos. Su cómplice escapó.
El 9 de diciembre un conductor de Uber fue despojado de su vehículo en barrio Villa Bustos.
La Policía lo recuperó utilizando la geolocalización. No se registraron agresiones físicas en este caso. En un segundo incidente, dos hombres robaron un taxi Fiat Cronos en barrio Avenida tras amenazar al conductor. Fueron detenidos en barrio Estación Flores; tampoco se reportaron heridos.
El 6 de diciembre, en barrio Villa Boedo, un conductor de Uber (policía fuera de servicio) fue asaltado y golpeado por delincuentes que le robaron su Renault Megane. Fue necesario un operativo para recuperar el vehículo.
En otro hecho, en barrio Lamadrid, un conductor de Uber Moto fue emboscado por cinco delincuentes, quienes lo golpearon brutalmente con puños y culatazos, causándole un corte en la cabeza. Además de la moto, le robaron objetos personales.
El 27 de noviembre, al menos tres delincuentes golpearon en la cabeza a un conductor de Uber con un ladrillo en barrio General Mosconi. Los golpes le provocaron hundimiento de cráneo. La víctima fue hospitalizada y el auto no pudo ser recuperado.
En el barrio Marqués de Sobremonte, un adolescente de 16 años y tres cómplices asaltaron a un conductor de Uber mediante amenazas verbales, robándole la billetera y el celular, el pasado 13 de noviembre. Uno de los policías que intervino fue herido por piedras lanzadas por vecinos.
Un día antes, el 12 de noviembre, tres jóvenes, incluidos dos menores, atacaron a golpes a un conductor de Uber en el barrio Juan Pablo Segundo. Le robaron el auto y otros objetos personales. El vehículo fue recuperado tras una persecución, pero el celular no apareció.
En barrio Marqués de Sobremonte, un adolescente de 15 años baleó a un conductor de Uber en el antebrazo durante un forcejeo. El ladrón escapó con el auto, pero fue capturado más tarde en barrio Bella Vista. El conductor herido fue dado de alta tras recibir atención médica. Todo sucedió el pasado 2 de noviembre.