Como mínimo, tres delincuentes sustrajeron una caja fuerte con más de $ 14 millones, entre efectivo y cheques. El robo ocurrió el martes a la madrugada en la estación de servicio Shell de la localidad de Pilar, a 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Y llama la atención por la estrategia que usaron los ladrones: un daño sospechoso en la casa, primero, para distraer, y el golpe grande, con un boquete y un botín millonario, en el negocio familiar.
Todo empezó el martes a las 23.30, cuando en la casa de la damnificada comenzaron a producirse movimientos extraños rápidamente alertados por el WhatsApp que comparte en el grupo de vecinos, en el barrio de 50 viviendas de esa ciudad.
Frente a la casa de los dueños de la estación de servicio, se estacionó un auto de color blanco, bajó un hombre, y se dirigió a la camioneta familiar para pinchar dos de los cuatro neumáticos.
La familia estaba en el domicilio e inmediatamente llamó a la Policía, que en minutos se hizo presente en el lugar y comenzó con un rastrillaje en el barrio. Mientras esta maniobra de distracción ocurría, en la estación de servicio ubicada en la intersección de la ruta nacional 9 y ruta provincial 13 se estaba ejecutando el robo.
Las cámaras de seguridad registraron que a las 0.40 dos delincuentes ingresaron a las oficinas donde funcionan la estación de servicio y el estudio jurídico familiar.
Para entrar, hicieron un boquete en el techo. Para eso quitaron las tuercas que agarraban las chapas del techo, las corrieron y rompieron el cielorraso.
Una vez adentro, los dos delincuentes corrieron el mueble donde estaba empotrada la caja fuerte, desde la ventana que da a la playa de la estación hasta la oficina que da al contrafrente.
Es ahí donde los dos ladrones, varones, rompieron el mueble y cargaron la caja fuerte. En ese trámite, provocaron destrozos varios.
Antes de emprender la huida, pasaron a una de las oficinas del estudio jurídico y sustrajeron algo más de dinero en efectivo que había en uno de los cajones del escritorio, ropa deportiva y zapatillas que estaban en un bolso.
Con todo reunido, a la 1.05 se fueron por el mismo boquete.
Mientras que todo sucedía en el interior de las oficinas, un tercer delincuente estaba realizando la tarea de distracción al único personal de playa que se encontraba trabajando. A este tercer delincuente se lo ve por las cámaras de seguridad a las que pudo acceder La Voz. El cómplice le hace preguntas y formula varios pedidos para conseguir la atención del playero.
En la huida y por el seguimiento de las cámaras de seguridad, se puede ver que se retiran por la parte trasera de la estación de servicio. Caminan por el sector más descampado y se suben a una camioneta de color blanco que posteriormente se pierde sobre calle La Pampa, una arteria lateral sin asfaltar y en sentido contrario a la ruta.
La familia se enteró del robo aproximadamente a las 9 del día siguiente, miércoles, cuando fue alertada por su personal de playa de que “les habían entrado a robar”.
Se calcula que en el robo se llevaron entre $ 7 y $ 8 millones de pesos en efectivo, la misma cantidad de cheques “al día” e indumentaria deportiva. En total, la familia estima un total de más de $ 14 millones. La denuncia ya fue radicada en la Justicia.
Premeditación
Marisa Centenaro, dueña de la estación de servicio, relató a La Voz: “En los días previos, los vecinos me han hecho saber que ese mismo auto que andaba dando vuelta ese día el lunes a la noche había estado en mi barrio, lo mismo 15 días antes, siempre estacionado frente a mi casa, sin bajarse nadie a tocar la puerta ni nada”, comentó la empresaria y agregó: “Los vecinos somos unos investigadores con un master más o menos, hoy todos nos cuidamos entre todos”.
“Seguramente los delincuentes sacan cuentas y el robo se produce el día previo al día hábil porque saben que tenés la recaudación de dos, tres, cuatro, hasta de cinco días, como fue en este caso por el fin de semana largo de Semana Santa”, comentó Centenaro.
“Modus operandi”
La Policía sabe que está frente a una banda profesional, muy preparada para estos golpes comando. Se trató de un robo sumamente planificado, que involucró un minucioso trabajo de inteligencia previo.
Los delincuentes llevaron a cabo el robo moviéndose en dos vehículos y usaron gorras y barbijos en el momento de ingresar a la estación para no ser identificados por las cámaras de seguridad. Además, a los intrusos se los ve con guantes de látex para no dejar ninguna huella dactilar pegada en las superficies de lo que tocaron.
Otro detalle, dentro de las oficinas: dos de las tres cámaras ubicadas en el lugar donde extraen la caja fuerte fueron movidas para poder trabajar “tranquilos” y no ser enfocados.
Una queja a los bancos
“El hecho de saber que algo que te costó mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucho sacrificio, estos seres sin ningún empacho y sin ningún cuidado vienen y te lo roban y rompen porque se les ocurre y te llevan todo por lo que uno trabajó, es desolador”. Así se lamenta Marisa.
Para la empresaria, un problema estructural del sistema bancario la dejó más expuesta y vulnerable: la imposibilidad de hacer depósitos en días inhábiles.
“Yo festejo que haya fines de semana largos en los que el turismo genere movimiento en la ciudad y demás, pero no concibo que a nadie se le ocurra que, desde este otro lado, los que tenemos comercios que brindan un servicio en forma permanente, y en los que se mueve dinero en efectivo, debamos estar expuestos a hechos delictivos como estos por no poder bancarizar la plata”, se quejó.
“Debería haber una sensibilidad por parte de las organizaciones bancarias y del Gobierno y deberían decir que por lo menos los bancos tengan guardias mínimas en las que reciban el dinero a empresas como la mía, o como la de tantos otros laburantes, y así minimizar estos riesgos totalmente innecesarios”, sugirió.
Centenero se mostró muy preocupada por la seguridad en Pilar. “Hoy no vivimos tranquilos”, manifestó. Además de empresaria, Marisa es concejala por la minoría en la localidad y ya presentó un proyecto para que el Gobierno municipal se adhiriera a la Ley de Seguridad Provincial.
Y reclamó que se intensificaran los controles, sobre todo en los ingresos a la ciudad. “Tenemos que trabajar para que los delitos queden reducidos al mínimo y para que se viva con más tranquilidad en una ciudad con un alma de pueblo que en el último tiempo ya se perdió”, reflexionó.
