Entre las múltiples intervenciones vinculadas a la “batalla cultural” que lidera el presidente Javier Milei contra lo que él y sus adherentes llaman la “ideología de género”, hubo una fuerte arremetida contra la figura de femicidio, el agravante por violencia de género para los homicidios cometidos contra mujeres. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, incluso dijo que impulsaría la derogación de la figura del Código Penal, algo que parece haber quedado “freezado” por el momento.
En ese contexto, apareció un neologismo que incluso adoptó en varias declaraciones pos-Davos el propio Milei: “machicidio”. La expresión surgió de un tuit del actor y productor Diego Recalde. “Si asesinan a muchísimos más hombres que a mujeres, y el asesino casi siempre es un hombre y no una mujer, esto probaría que los hombres odian más a los hombres que a las mujeres. La figura penal del femicidio es insostenible. ´'Machicidio’ suena hasta más lógico”, escribió.
Milei no solo lo retuiteó, sino que adoptó la expresión en varias notas periodísticas, cuestionando la “desigualdad” que representaría para él la figura de femicidio, en el sentido de que “una vida vale más que la otra”.
No sólo eso. En una nota con el vocero Manuel Adorni, el periodista Luis Majul le preguntó: “Cuando es evidente que hay un asesinato y que tiene que ver con el odio hacia la mujer, eso se considera femicidio y eso es lo que marca la ley. ¿Por qué volver para atrás?”.
Adorni contestó que “cada 100 asesinatos, 75 son hombres”. Y Majul repitió el neologismo: “Deberían llamarse ‘machicidios’”, dijo.
El problema está mal enfocado: no se trata de analizar víctimas, sino ponerlas en relación con quiénes son sus victimarios. Y los victimarios de mujeres y también de otros varones son hombres violentos. Y salvo en casos muy excepcionales, como el de “ejércitos narcos”, trata o sectas, un varón no mata a otro porque crea que es de su propiedad. Hay una caracterización especial en el femicidio que no se puede desconocer.
“En una versión extrema de los códigos machistas, es el machismo y el patriarcado el que mata, tanto a varones como a mujeres. Ahora, decir ‘machicidio’ es un error conceptual porque no estamos intentando destacar una situación de violencia (extrema como el homicidio) por su condición de varón, sino que sus muertes se dan en otras ocasiones, o en ocasión de otro delito o ajustes de cuentas, u otras conflictividades. Imponer un término como ‘machicidio’ es intentar desviar el foco que es lo que el término femicidio intenta poner. Femicidio es homicidio de mujeres en contextos de violencia de género, por el hecho de ser mujeres, es la máxima expresión de la violencia de género”, explica la politóloga Carla Tassile, directora del Observatorio de Seguridad y Convivencia (OSC) del Ministerio de Seguridad provincial e investigadora del Consejo para la Planificación Estratégica de Córdoba (Copec).
La elección de qué víctimas proteger, qué victimarios sancionar y qué delitos perseguir o dejar de hacerlo es una construcción social y política de época. La antropóloga Rita Segato, en su estudio sobre “El color de la cárcel en América latina”, dice que es útil estudiar la población penitenciaria para entender “la selección de los bienes protegidos penalmente y de los comportamientos ofensivos a estos bienes”, a la vez que comporta “una selección de los individuos criminalizados”.
Quiénes matan y mueren
En Córdoba son varones jóvenes los que matan y, también, en su mayoría, los que mueren. Mayoritariamente matan porque pelean, no por robar. Con su pareja, con otros varones, con amigos, socios o desconocidos. Matan los fines de semana y por la noche. Y en la mayoría de los casos, en la casa o en la calle del barrio que habitan.
Datos.
En 2024 hubo 115 homicidios, con 93 víctimas masculinas (80,9%) y 22 femeninas. Hay 72 imputados por estas causas. Son los homicidios que se encontrarían esclarecidos, según la Policía. El 91,7% de los responsables son varones. En números: 66 hombres acusados de homicidio y sólo seis mujeres.
El 73% de las víctimas de homicidios en los últimos siete años en Córdoba son varones. Las víctimas mujeres fueron el 26% en el período. Y en el mismo lapso, el 93,2% de los victimarios fueron varones.
Dentro de este grupo, la mitad (50,6%) fueron hombres jóvenes, parte del grupo de 15 a 29 años. Este grupo concentra, también, el mayor número de víctimas. El segmento poblacional de varones entre 15 y 29 años de edad concentra al 29,8% de las víctimas de homicidio y al 46,0% de los victimarios. Y esto está directamente vinculado a las causas: los conflictos interpersonales, que representan el 64% de los homicidios.
Estos datos son parte de las revelaciones de un estudio del Observatorio de Seguridad y Convivencia (OSC) –dependiente del Consejo para la Planificación Estratégica de Córdoba (Copec)– en conjunto con la Fundación Observatorio Seguridad Ciudadana, que analizó las características de los homicidios registrados en Córdoba desde el año 2000 en la provincia. El estudio, que compiló más de dos mil casos, se enfocó en los de los últimos siete años (2017 a 2023) por tener mejor información disponible.
Desde 2017 hasta 2023, hubo 123 femicidios, con un saldo de 134 víctimas (123 víctimas directas y 11 víctimas vinculadas). En promedio, se produjeron 17,6 víctimas de femicidio directo por año. No todos los homicidios de mujeres son femicidios. Las víctimas femeninas fueron, en esta década, entre 25 y 34 por año. En este mismo período, la tasa de homicidios de varones (4,6) es tres veces superior a la de mujeres (1,4). Pero mientras los homicidios en general bajan, el número de femicidios permanece relativamente estable, y entre los hombres se pasó de un pico de 121 homicidios en 2014 a 89 en 2023, con pisos de 65 y 66 casos en 2021 y en 2022.
El estudio identificó que el 64,8% de los homicidios estuvieron asociados a conflictos interpersonales y el 32% restante, a otras actividades delictivas. Un apartado más minucioso establece que los homicidios en ocasión de robo son la primera causa de muerte, con 26,7% de los casos, pero inmediatamente por debajo se ubican los conflictos interpersonales familiares o de pareja (26,3%), los conflictos con otras personas conocidas (20,7%) y los conflictos con desconocidos (18%).
Entre 2017 y 2023, el 52% de los homicidas utilizaron un arma de fuego para matar. Y un 33%, otro tipo de arma, generalmente blanca, cuchillo o puñal. En el cruce con las motivaciones para el homicidio, surge que es más alta la proporción de uso de armas de fuego en homicidios producidos en el contexto de otro delito en relación con los homicidios que surgen como producto de conflictos interpersonales, donde crece la presencia de “armas de ocasión”, como objetos contundentes y cortantes, y la propia fuerza física. Esta característica se ve, en especial, en los 123 femicidios analizados en los siete años citados.
El análisis territorial aporta otro dato sociológico: el 58% de los homicidios se produjeron en barrios vulnerables de la ciudad de Córdoba.
Masculinidades violentas
Para Tassile, estos datos “invitan especialmente a diseñar políticas que aborden las masculinidades, en particular en los territorios con mayor prevalencia de soluciones violentas a los conflictos”. Un enfoque preventivo basado en esta evidencia exigiría un trabajo mucho más orientado a la promoción de soluciones no violentas a los conflictos, como la mediación o un acceso más extendido a la Justicia antes que la policialización de algunos sectores, considera junto con los demás investigadores.
En el estudio se propone, en forma concreta, “trabajar con adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad, abordando los factores de riesgo a nivel individual, grupal y territorial, y promover la generación de oportunidades de educación y empleo, y el involucramiento en actividades culturales y deportivas, dirigidas al fortalecimiento de las habilidades y la creación de alternativas viables frente al camino de la delincuencia”.
Sobre los femicidios, sugieren “fortalecer los mecanismos de respuesta del Estado frente a denuncias de víctimas de violencia de género”.