“Yo no soy un garca; yo voy a pagarle a todo el mundo”. La frase pertenece al CEO de Wenance SA, Alejandro Muszak, según todos los operadores cordobeses que tienen contacto con el ejecutivo que conduce una megaempresa desde su lujoso piso en el nivel 13 de avenida del Libertador 742, Vicente López (Buenos Aires).
La mora en la cartera de créditos generó un descalce de las operaciones de la fintech, lo cual a su vez provocó una corrida que están tratando de controlar. Esta situación terminó en la debacle de una de sus comercializadoras en Córdoba, Big Capital, que operaba en el 7° piso de la torre más alta del complejo Capitalinas, junto a la desembocadura de La Cañada en el Suquía.
Mientras el CEO de Wenance apela a todos sus recursos para revertir la situación, el cierre de Big Capital en Córdoba sigue generando más dudas que certezas.
Muszak está bregando por responder a 9.600 clientes en todo el país, seis mil de los cuales están en Caba y Gran Buenos Aires y más de tres mil en el interior, principalmente en Córdoba, Mendoza y Tucumán, entre otras plazas. Se calcula que en Big Capital y otras satélites locales quedaron “pedaleando” unos 600 inversores cordobeses.
Por sus movimientos, algunos operadores locales deducen que la estrategia del CEO y sus principales colaboradores es, primero, “parar la bronca” con el “chiquitaje”, aquellos particulares que invirtieron unos “pocos” millones de pesos y que constituyen la mayoría dentro de la cartera. Lo segundo es entablar acuerdos (promesas) con los acreedores mayores.
Dos fuentes autorizadas coincidieron que al fin de la semana pasada ya se había superado el 50 por ciento de adhesiones al “reperfilamiento” o reestructuración de la deuda. El éxito de la supervivencia de Wenance y sus operaciones depende de que una “amplia” mayoría acepte las nuevas condiciones.
Quienes deciden sumarse a la propuesta señalan –en algunos casos a través de sus abogados– que prefieren “agarrar” algo decoroso en lugar de “ir a cobrar a los premios”, para citar la jerga del escolazo.
Muszak inició sus actividades con esta firma en 2013 y nunca tuvo inconvenientes. Quienes han invirtieron en Wenance sostienen que en los últimos 37 meses pagó puntualmente, mes a mes, sin demora alguna. Se asegura que abonó más de 245 mil millones de pesos, bajo el control de la autoridad bursátil, la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Pero este año “pasaron cosas”, como dijo su amigo el expresidente Mauricio Macri, y se generó la corrida. La situación del país y la alta inflación provocaron que las devoluciones de los préstamos de miles de pequeños deudores tuviera una mora mucho más elevada que lo estimado como “normal” o “habitual”. En concreto, más del cuádruple de morosos de lo que se prevé para todo crédito.
Algunos confían en la “muñeca” de Muszak; otros señalan que, más allá de las buenas intenciones o de su pericia, superar una corrida cuando se desató no es de humanos.
En Caba se comenta que entre quienes esperan les solucionen el reintegro de su inversión, al menos del capital que aportaron, hay numerosos ricos y famosos, entre ellos integrantes de un conocido canal de televisión, hombres del espectáculo y hasta de la política.
Caída desde el 7° piso
Big Capital es el nombre de fantasía o comercial del broker Arrayanes Capital SA, que comenzó sus actividades en Córdoba a comienzos de 2020 con personal trabajando on line, hasta que en 2021 abrió oficinas en la torre de 50 pisos de Capitalinas.
La directora comercial Romina Marizza era la responsable de sus operaciones y a ella se reportaba el gerente comercial, Carlos López Herrera. Debajo de ellos estaba un team leader que había reclutado un equipo de asesores comerciales que salían a la calle a hacer hunting, o cazar clientes. Eran cerca de una decena; muchos de ellos habían renunciado a sus cargos ejecutivos en bancos privados (Galicia y BBVA) y hasta había un agente de propaganda médica (APM).
A su vez, parte de este equipo, con buen cupo femenino, conseguían clientes con un referido como el Grupo 88 SA, que actuaba con un presentador o referido.
Durante dos o tres años, se sumaron cientos de inversores que fueron incluidos en un fideicomiso financiero administrado por una megaempresa, Promotora Fiduciaria SA, cuyas actividades están reguladas por la CNV. Esta fiduciaria delegó la administración y cobranza de los créditos en Wenance y otras firmas (como Créditos al Río). Pero cuando se generó la mora de los deudores de créditos, Promotora le quitó a la fintech esa potestad y restringió los pagos a los inversores. Y ahí comenzó la corrida.
Escándalo en la torre
El 5 de julio pasado fue el día “D” de la debacle. Ese día se dejaron de pagar las rentas de los inversores, quienes comenzaron a reclamar.
En Córdoba, tenían a mano la sede de Big Capital, en el 7° piso de la torre más lujosa. La mañana del feriado cordobés del jueves 6 de julio se presentó allí uno de los clientes “damnificados”. Muy ofuscado, comenzó a exigir que lo atendiera un directivo, pero sólo pudieron hacerse cargo algunos dependientes.
Como no sentía que encontraba una respuesta a su exigencia de pago, comenzó a “romper” algunos elementos de la oficina. Primero fue un vaso que se estrelló en el piso; luego siguieron otros objetos. Los gritos hicieron que el estruendo se escuchara en otras oficinas, no sólo en ese piso.
Al día siguiente, se conoció que la propietaria del local había cerrado las puertas e impedido el ingreso de toda persona, incluidos empleados. Se conoció que el alquiler registraba varios meses impagos. Eso, más los daños y la situación poco clara que generaba reclamos, provocó la decisión de bloquear el acceso.
Al parecer, esto se correspondió con una reducción de personal y de gastos que derivó en el cierre de la sucursal. Mientras tanto, se enviaron notas a los clientes para reestructurar la deuda.
Con fuertes críticas desde Caba, se especula que en los próximos días podría revertirse la decisión y volverían a atender a los clientes, otra vez de manera presencial.
