Un violento episodio envolvió a la ciudad de La Plata el miércoles. El exjuez en lo Contencioso Administrativo, Luis Federico Arias, fue asaltado por delincuentes que lo sorprendieron cuando se hallaba limpiando la pileta de su casa de la localidad platense de Villa Elisa. Lo maniataron y desvalijaron su vivienda.
Sucedió en la casa del exmagistrado en la calle 415 entre 19 y 20, de Villa Elisa, cuando Arias se encontraba en la pileta junto a su esposa. Los ladrones fueron armados.
De acuerdo a las fuentes investigativas, los asaltantes los obligaron a ingresar a la casa y los ataron, para luego revisar todos los ambientes y robar distintos objetos de valor, tras lo cual huyeron.
Las víctimas lograron luego desatarse y alertar a la policía, por lo que efectivos de la comisaría 12a de Villa Elisa concurrieron al lugar.
Según fuentes del caso, los investigadores lograron hallar huellas de los presuntos autores. Además, analizan las cámaras de la zona.
La causa quedó en la Unidad Funcional de Instrucción 3 de La Plata, a cargo del fiscal Gonzalo Petit, quien impartió una serie de directivas para lograr atrapar a los ladrones.
Violento asalto: qué dijo el exjuez Arias
Tras el violento hecho, el exmagistrado mencionó: “Eran tres personas con armas cortas. Entraron cerca de las 18.30, cuando mi mujer estaba preparándose para ir a trabajar. Yo estaba en la pileta, y en otro sitio de la casa estaba el muchacho que nos ayuda. Nos abordaron individualmente y nos maniataron”.
En dialogo con Infobae, Arias dijo que los ladrones le exigieron dinero. Tomaron el efectivo que se encontraba dentro de la casa, “pero no era suficiente y pedían más”.
Los delincuentes tenían alrededor de 40 años. “Me dijeron: ´Los vamos a agujerar a vos y a tu mujer’. No estaban sacados, siempre tuvieron un control adecuado, aunque se mostraban violentos. Incluso, uno hacía de bueno para convencernos”, relató.
“Nosotros estábamos preocupados por nuestros hijos, temíamos que llegaran a casa en esa situación”, agregó Arias, quien comentó que el asalto duró aproximadamente 50 minutos que fueron “interminables”.
“Cuando se convencieron de que no teníamos más, nos pidieron el control del portón, cargaron la camioneta en la que habían llegado, una Jeep Renegade blanca, con electrodomésticos”.
