La policía de Mar del Plata detuvo a un hombre de 40 años, acusado de una escalofriante red de explotación sexual de mujeres, a quienes presuntamente marcaba con tatuajes en los genitales y otras partes del cuerpo con sus iniciales “F” o “FU”.
El hombre en cuestión fue identificado por las autoridades como Facundo Uribe. La investigación reveló que el sospechoso sometía a las víctimas con drogas y violencia.
Una joven de 23 años fue rescatada durante un operativo y se encuentra internada.
La trama tras el horror en Mar del Plata
La trama de horror comenzó a desentrañarse el 11 de julio tras una denuncia anónima al 911 y el testimonio de un testigo. Estas dos pistas alertaron sobre la explotación sexual de al menos tres mujeres identificadas como C.A., L.P. y L. en dos departamentos del monoblock 21, ubicado en la avenida Antártida Argentina de la ciudad mencionada.
La investigación, a cargo de la Unidad Funcional de Intervención Temprana de Violencia en la Familia y de Género, permitió reunir pruebas sobre la existencia de más víctimas.
El modus operandi de Uribe, según el expediente y los testimonios, era el siguiente:
- Reclutaba a mujeres en situación de vulnerabilidad.
- Las inducía al consumo de drogas.
- Luego, las obligaba a prostituirse.
- Coordinaba encuentros con clientes a través de la aplicación Telegram.
- Trasladaba a las víctimas en su camioneta VW Amarok, la cual tenía una luz roja exterior que se encendía cuando se podía contratar un “servicio”.
- Las mujeres eran llevadas a distintos puntos de la ciudad, desde casas particulares hasta hoteles alojamiento.
Lo más impactante de la investigación fue el hallazgo de tatuajes con la letra “F” o “FU” en la pelvis, la oreja y otras partes del cuerpo de las víctimas.
Fuentes policiales indicaron que esta era una forma de marcar a las mujeres como “propiedad” del explotador. De hecho, detalló TN, durante el allanamiento, la policía secuestró una máquina para hacer tatuajes y otros elementos de interés para la causa.
Además de la explotación sexual, Uribe ejercía castigos físicos que incluían heridas cortantes, quemaduras en las muñecas y hasta la pérdida de piezas dentales.
Las cámaras de seguridad y las fotos obtenidas por los investigadores confirmaron la entrada y salida de las víctimas en la camioneta del acusado, el uso de la luz roja y la conexión entre los dos departamentos allanados. La fiscal Graciela Trill y el auxiliar letrado Emiliano Fortunato fueron los encargados de recolectar los testimonios clave.
