Mientras la Policía y la Justicia trabajan para esclarecer el espantoso crimen de Camila Merlo (26), cuyos restos vienen siendo encontrados en bolsas de consorcio en un microbasural del barrio General Urquiza, de Córdoba Capital, familiares, amigas y conocidos de la joven marcharon en reclamo de justicia.
La protesta se realizó en el Centro de Córdoba y coincidió con la marcha, en paralelo, por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
“Vamos a hacer una marcha para pedir justicia por ‘China’ para encontrar a los que le quitaron la vida, la destrozaron”, expresó una joven amiga de Camila en las redes.

“Todos los que te conocimos y te apreciábamos estamos desbastados y queremos justicia por vos, por tu hija, porque no merecías este final”, comentó otra amiga en redes.
En la noche del lunes pasado, los investigadores pudieron identificar a la víctima. Se indicó que es una joven vulnerable y que no tenía domicilio fijo. Se había asentado en la Capital hacía algunos meses atrás, pero era proveniente del interior provincial.
La fiscala del caso, Eugenia Pérez Moreno, instruyó numerosas medidas investigativas para saber cómo terminaron los restos de la joven mujer descartados en un terreno dominado por la oscuridad y la basura. Por el momento, no hay pistas firmes sobre las últimas horas de la mujer, pero se especula con los peores escenarios.
Como si el espanto no fuera suficiente, continúa la búsqueda de más restos de la joven víctima.

Espanto en el microbasural
Todo se descubrió el pasado 16 de noviembre cuando un perro halló una pieza humana en un basural y volvió a su domicilio.
En la casa viven dos policías, quienes guardaron el muslo (que tenía un tatuaje) y llamaron al 911.
Se inició entonces una ardua pesquisa que prosigue.
La fiscala Pérez Moreno ordenó un nuevo rastrillaje en la zona que finalizó el pasado lunes. Se trató de un operativo a lo largo del basural ubicado en la calle Andalucía al 3100.
Luego de la tarea investigativa, el Departamento de Homicidios de la Policía informó el hallazgo de nuevos restos: las manos, los brazos y las piernas, en bolsas de consorcio.
La aparición de estas extremidades permitió avanzar en una identificación científica. Las huellas digitales, comentaron fuentes de la causa, fueron la clave para conocer a quién pertenecía el cuerpo, que presentaba signos compatibles con un desmembramiento.
Las cosas no quedaron allí.

En paralelo, la fiscala ordenó un abarcador operativo para saber cómo llegaron hasta allí esas bolsas.
La ausencia de imágenes –en la zona no habría cámaras de vigilancia activas– se convirtió en una gran limitación para la causa.
Desde la “zona cero” (donde fueron encontrados los primeros restos) se comenzó a ensanchar el perímetro investigativo para dar con testigos que pudieran haber visto algo.
A esa tarea están abocados actualmente los pesquisas.
Se entrevista a vecinos, comerciantes, deliveries y personas que deambulan por el sector en búsqueda de material reciclable o para desechar basura.
Pero la búsqueda, por ahora, fue infructuosa.
A la par, los investigadores intentan reconstruir el círculo más próximo de la mujer para saber si contaba con un itinerario regular o si es posible obtener más datos sobre sus últimos contactos sociales.

Hipótesis: un nuevo caso de violencia de género
Por ahora, la hipótesis que se impone es la de un caso de violencia de género.
Estas conclusiones de los investigadores se desprenden, según comentaron, por el modus operandi que habría cumplido el o los atacantes. Y aunque ninguna línea de investigación está descartada, en la fiscalía ya cuentan con un primer perfil de la víctima.
Según informaron fuentes de la causa, la mujer se dedicaba a la prostitución y había tenido, durante su adolescencia y juventud, varias búsquedas de paradero ordenadas por su familia.
“Se había marchado varias veces de la casa materna y habría crecido en un ámbito de violencia”, señalaron fuentes de la pesquisa.
Luego de varias escapatorias de su propio hogar, la joven habría decidido asentar su vida en Córdoba y comenzar a sustentarse con trabajos informales y con la prostitución.
Aparentemente, y según los cuerpos investigativos, estaba expuesta a múltiples peligros.
“Trabajaba en distintos puntos de la ciudad Capital y no paraba en un punto fijo. No se le conoce domicilio y se cree que la mayor parte del tiempo buscaba un sustento para sostenerse”, acotaron las fuentes.
Hasta ahora no se conoce un pedido de paradero reciente vinculado a su desaparición. Fuentes judiciales explicaron que este es un fenómeno generalizado que provoca preocupación. “Los padres o los allegados de las mujeres más vulneradas siguen sus historias de vida hasta los 18, por lo general. Luego quedan a la deriva y ante una desaparición no hay denuncias”, describieron.
La investigación ahora busca identificar vínculos conflictivos recientes, personas allegadas, contactos habituales y cualquier dato que permita reconstruir sus últimas horas.
Otros cuerpos hallados
El caso de Camila se suma a otros dos episodios que, en los últimos meses, estremecieron a la sociedad.
Por un lado, el caso de Milagros Basto, de 22 años, cuyo cuerpo fue hallado dentro de un placard del departamento del expolicía Horacio Grasso, ubicado en pleno centro.
Grasso, que cumplía prisión domiciliaria por haber sido responsable del asesinato de un niño
Por otro lado, el caso de Brenda Torres (23), cuyos restos fueron hallados en bolsas en julio en inmediaciones del Estadio Kempes y en una casa de barrio Chateau Carreras.
Dos hombres (guardias de seguridad) están detenidos y fueron enviados a juicio por femicidio.


























