Alojada y controlada en un pabellón especial de la cárcel de mujeres en el predio de Bouwer, imputada por homicidio calificado por el vínculo y a la espera de la realización de una serie de peritajes psiquiátricos. Hablamos de una serie de estudio que serán determinantes para la Justicia para establecer si es o no imputable ante la ley: es decir, si debe cumplir una condena en una cárcel o si bien es alojada en un establecimiento de salud mental.
Esa es la situación procesal por estas horas de Celeste Rodríguez, la mujer de 30 años que confesó haber asesinado a su madre, María Rosa Rivetti Santini (59), en la noche del pasado miércoles. Fue en la casa donde vivían en Capilla del Monte, en el norte del Valle de Punilla.
Celeste le puso a su madre una almohada en la cabeza mientras estaba en la cama y no se la sacó más. Asfixia por sofocación, fue lo que determinó el forense como resultado de la autopsia.
No hubo golpes.
Tras cometer el matricidio, la mujer llamó a la comisaría, contó lo que había hecho y se quedó a esperar a que llegara el primer patrullero.
Una asesora letrada de oficio ya defiende a Celeste Rodríguez de cara a futuro en un caso que se vislumbra más que complejo.
Celeste, con aparentes problemas de adicción al alcohol al igual que su madre, según entienden en la Justicia, había posteado en las redes sociales su cansancio, su hartazgo, para enfrentar tanta tarea de cuidado y en aparente soledad: mantener a sus tres hijas de entre 4 y 15 años, y cuidar a una madre con serias y crueles enfermedades detectadas en poco tiempo.
Mientras esta historia de espanto cubre a Capilla del Monte y se extiende por toda Córdoba, la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, comenzó a desandar la investigación, junto con su equipo de trabajo, a fin de echar luz sobre esta nueva historia de violencia familiar que destila espanto, muerte y un sinnúmero de preguntas.
Este drama detonado en un humilde hogar enclavado en las Sierras próximas al Uritorco lejos está de ser un episodio aislado en esta Córdoba violenta, sino que se convierte en el último caso de una nómina que impacta y paraliza: los asesinatos entre familiares directos.
En los últimos 12 meses, otras 10 personas terminaron asesinadas en la provincia de Córdoba en conflictos, peleas o brotes psicóticos detonados dentro de cuatro paredes.
Según un registro propio de La Voz, hubo dos matricidios, seis filicidios y dos fratricidios.
Pero el espanto no se queda sólo en esos casos en los que se mató a una madre, a un hijo o a un hermano.
En Córdoba hubo más.
Lamentablemente, hubo más.
El año pasado, un niño fue asesinado por su tío, un hombre fue ejecutado por su yerno y una mujer terminó ultimada por su cuñado.
Todos fueron conflictos familiares que hicieron eclosión en hogares cordobeses. Hablamos de casos que terminaron en asesinatos. Tantos otros episodios de violencia familiar culminaron con las víctimas sobreviviendo afortunadamente.
A todo esto, todo este cruel espanto va de la mano con lo peor de la violencia machista que sigue sin freno: al menos 15 femicidios fueron cometidos a lo largo de 2022 en la provincia de Córdoba.
El primer crimen intrafamiliar de 2022 ocurrió a fines de aquel enero en barrio Villa Urquiza, en la Capital, cuando un joven, que manipulaba un arma de fuego, asesinó a su madre. Fue un accidente, les dijo a los policías. Quedó preso.
Al poco tiempo, un hombre asesinó a puñaladas a su propio hermano en el marco de una violenta pelea que ambos mantuvieron en un hogar de Las Varillas, en el este provincial.
Otro fratricidio sucedería tiempo después en Despeñaderos. Un hombre mató a su hermano de 58 años con un cuchillo tras una tremenda pelea intrafamiliar en el hogar.
Espantos tras espantos
En mayo, Córdoba se paralizó: una mujer se encerró en su casa de La Paz, en Traslasierra, y tomó un destornillador con el que mató a su hija de 6 años. Luego, llamó al padre de la nena y avisó todo. La mujer, quien terminó con heridas, fue detenida.
Un peritaje determinó que la mujer era inimputable y debía ser internada en un centro psiquiátrico.
En aquel mayo, un hombre asesinó con un cuchillo a su pareja y al hijo de esta en la ciudad de Morteros. Luego, se quitó la vida.
Villa María se sacudió en junio con la atroz muerte de un pequeño de 4 meses. Se llamaba Lázaro.
La criatura había llegado con un hilo de vida al hospital Pasteur. El cuerpo médico no logró salvarlo.
La investigación avanzó ante la peor sospecha: hoy, sus padres permanecen presos por homicidio y la causa en contra de ellos avanza.
En octubre, Córdoba se volvió a paralizar por el horror: dos mujeres fueron halladas asesinadas y enterradas en el fondo de un pozo en un hogar de barrio Autódromo.
Por aquel doble crimen, fue detenido el hijo de una de ellas, su primo y otra joven. Ambas habían sido asesinadas a golpes y puntazos en el marco de una trama intrafamiliar que aún no ha sido develada.
Los peritajes terminaron por confirmar que los jóvenes eran absolutamente inimputables.
En diciembre de 2022, se escribió otra cruel historia de violencia familiar: una mujer policía tomó su arma, se encerró en su departamento de barrio Observatorio y baleó a sus dos hijos: el varón murió. La nena, afortunadamente, sobrevivió.
La policía se disparó con la misma arma y desde entonces permanece internada en coma.
Aquel diciembre, en el marco de una discusión, un hombre mató con un disparo de rifle a su hijo en un domicilio de barrio El Chingolo.
Un caso muy similar al de otro hombre que, con un escopetazo, también mató a su joven hijo. Sucedió en barrio Villa 9 de Julio.
