Las andanzas de Víctor Ignacio “Meteoro” Suárez (50) parecen tener siempre una vuelta de tuerca más. Lo han condenado en reiteradas ocasiones como un hábil estafador, con cientos de hechos de defraudación de las más variadas formas; se ha escapado de la cárcel en varias oportunidades; vuelve a cometer estafas, vuelven a atraparlo, le unifican penas por 10 años de prisión y, después, termina por recibir una extraña prisión domiciliaria en Rosario, donde viola ese encierro y sale a cometer más fraudes.
En varias ocasiones se ha topado con las órdenes de detención del fiscal de Delitos Complejos de Córdoba, Enrique Gavier, quien lo pone a buen resguardo, lo envía a juicio, lo condenan, pero parece que sus habilidades van más allá del sistema penitenciario.
La última vez fue en junio pasado: lo atraparon en Oncativo (por tener pedido de captura) y lo trajeron a Córdoba, para que el instructor lo acusara de liderar una banda de ciberestafadores que, con ingeniosas técnicas, robaban datos de particulares y les vaciaban las cuentas bancarias.
Ahora, al iniciar la actividad judicial 2024, Gavier le acaba de dictar la prisión preventiva que lo acusa como líder de una asociación ilícita, lo que lo acerca a un nuevo juicio en el que seguramente vuelvan a unificarle las penas.
La última vez que pasó eso fue con la condena anterior, por una causa instruida por el fiscal cordobés, quien lo envió a juicio y en 2019 fue condenado por estafar haciendo compras millonarias con tarjetas clonadas. Le dieron ocho años de prisión, unificados en nueve por condenas anteriores.
Lo creían preso
Grande fue la sorpresa de las autoridades judiciales cordobesas cuando en junio de 2023 se enteraron de que “Meteoro” Suárez había sido capturado en un control rutero de la Policía de Córdoba en Oncativo.
“¿Pero no estaba preso?”. Se preguntaron muchos que sabían que Suárez era un especialista en fugas desde cárceles. Esta vez, la razón fue otra, acaso sospechosa.
¿Qué pasó? Desde la cárcel de Córdoba había sido trasladado a Rosario para ser juzgado por otras estafas. Con una nueva condena en esa jurisdicción, le unificaron la pena en 10 años de prisión. Pero “alguien” en esos tribunales le otorgó la prisión domiciliaria. ¿A “Meteoro” Suárez? Sí, a “Meteoro”.
Como Pancho por su casa, según la última acusación, “Meteoro” habría realizado cuantiosas estafas como líder de una organización que, a través de redes sociales, robo de cuentas de WhatsApp o de la titularidad de la línea telefónica, se hacía de datos de cuentas bancarias y las vaciaba.
Las modalidades
El protagonista de esta historia es un hábil analista de sistema, si bien elige métodos no legales para demostrar sus virtudes.
La acusación de Gavier de estas últimas andanzas sostiene que, entre fines de 2022 y junio pasado, “Meteoro” Suárez habría sido el jefe de una asociación ilícita que tenía por propósito cometer una serie indeterminada de delitos, entre los cuales había ingeniosas estafas telefónicas para vaciar las cuentas bancarias de particulares.
Entre los métodos ingeniosos, el fiscal describe tres en particular: la creación de cuentas “mulas” o de billeteras virtuales, apropiarse de cuentas de WhatsApp y el SIM swapping, que tiene por objeto tomar el control de una línea de celular.
Como presunto jefe, Suárez planificaba y ejecutaba numerosas maniobras fraudulentas de gran complejidad, según el fiscal.
Primero creaba presuntamente cuentas “mulas”, que eran para recaudar el dinero electrónico que obtenía de las estafas al vaciar cuentas de incautos ciudadanos.
Luego, por citar uno de los ardides, el propio “Meteoro” se habría hecho pasar por un funcionario del Ministerio de Desarrollo Social y se aprovechaba de personas con beneficios sociales y les ofrecía un préstamo o un beneficio no reintegrable, según la Justicia. A poco de dialogar, conseguía sus datos bancarios y no demoraba mucho en acceder a las claves de esas personas.
Presuntamente, con la sustracción de datos de las personas, se apropiaba de cuentas de WhatsApp y pedía dinero a los contactos argumentando una necesidad.
El SIM swapping fue uno de los métodos más efectivos. Bajo engaños de identidad, gestionaba ante las telefónicas una tarjeta SIM y anulaba la anterior. Con eso tenía el control de la línea del titular, a quien, generalmente, había escogido porque ya tenía sus datos para acceder a sus cuentas bancarias.
Una vez con el control de esas líneas de celulares, obtenía un código Tokken para hacer transacciones o, a través de mensajes, recibía los códigos para validar las contraseñas de las cuentas en home banking.
Con acceso a las cuentas, no necesitaba más que vaciarlas o pedir préstamos que luego debían pagar los usuarios.
El dinero recaudado iba a las “mulas” o a las billeteras virtuales, cuyos “titulares” no existían porque había abierto esas cuentas con identidades falsas a partir de DNI falsificados. Luego, no le quedaba más que ir a un cajero y llevarse el dinero malhabido.
Ahora, argumentando numerosas razones de peligrosidad procesal –fuga o entorpecimiento de la investigación–, el fiscal cordobés le dictó el encierro preventivo para continuar la investigación con “Meteoro” a buen resguardo.
Rey de la fuga
Se le conocen a este personaje tres fugas de penales en distintos lugares del país.
En octubre de 2013, huyó de un destacamento policial de Rosario, tras golpear a un guardia que lo estaba fichando.
En agosto de 2014, se escapó de la cárcel de Boulogne Sur Mer, Mendoza: intercambió identidades con un amigo que fue a visitarlo y se quedó en la celda. Poco después, fue recapturado en San Luis.
En octubre de 2014, de nuevo en la cárcel de Boulogne Sur Mer, dos meses después “Meteoro” se disfrazó de anciano: un guardia se dio cuenta cuando estaba a metros de la calle.
A raíz de esto, decidieron trasladarlo a una cárcel de máxima seguridad, la de Almafuerte, en Cacheuta (Mendoza). Allí protagonizó su más espectacular fuga: escapó el 24 de enero de 2017 sentado en una silla de ruedas.
Después logró evadir el encierro domiciliario en su casa de Rosario para realizar nuevas estafas que, según el fiscal Gavier, lo tienen como líder de una asociación ilícita.
