El recinto de la antigua báscula del ferrocarril Del Andino en Río Cuarto hoy luce pintado y tiene una puerta cerrada con candado. Pero hace dos años y ocho meses atrás, era una construcción abierta y abandonada. Allí mataron de un ladrillazo en la cara y otros golpes a Mónica Viviana Ordóñez (35).
Mónica tenía esquizofrenia, cobraba una pensión graciable. En las horas previas a su asesinato, discutió con su pareja y le entregó las llaves de la pensión; también fue a la Unidad Judicial Número 1 en la tarde noche, a pedir que su padre deje de ser su cuidador. En plena madrugada revisó su cuenta bancaria; a las 3, compró un test de embarazo en la farmacia ubicada frente a plaza Roca. Y se fue caminando sola, unas 13 cuadras, hasta la vieja estación de trenes de Río Cuarto donde la mataron.
Poco antes del mediodía del 5 de agosto del 2020, unos perros paseados por una mujer dieron con su cadáver. No tenía signos de robo ni de abuso. Las cámaras de la zona sólo dejan ver dos hombre corriendo en las inmediaciones. En momentos en que el colectivo #Niunamenos se autoconvocaba, en reclamo de justicia, fueron detenidos dos indigentes que solían pernoctar en el Andino. Dos meses después, quedaron desvinculados del caso.
Soledad Ordóñez es ahora la única querellante en la causa. La última vez que vio a su hermana fue seis años antes del crimen. Cuenta que Mónica pasó por su trabajo, le tomó las manos y le dijo que la amaba y que le disculpara “las veces que había sido mala” con ella. “Yo sólo lloraba. Esa fue la última vez que la vi. Estuvimos alejadas. Ahora comprendo que vino a despedirse para protegerme. Siempre trató de protegerme”, piensa en voz alta.
Revela que nunca olvidará “la valentía” de Mónica. “Ella nos defendía a las hermanas. Acaso eso fue lo que le costó la vida. Una vez que mi padrastro Deovaldo Ordóñez me abusó, ella que era más chica, se le prendió y lo agarró a patadas con la punta del pie en las pantorrillas. Le gritaba ´con mis hermanas no te metés´. No sé si ella se entregó por nosotros, trataba de cuidarnos”, dice Soledad, siempre al borde del llanto.
Soledad pide consignar su agradecimiento a quienes la apoyaron en su infancia. “Siempre fui ayudada por gente que cuando mi mamá me echaba, a las 2 o 3 de la mañana, me recibía en su casa, me daba cobijo, techo. Una de ellas se llama Lali y la otra se llama Mary. Son las dos personas que han sido madres de la vida para mí. Gracias a ellas estoy acá”.
“Yo me fui de mi casa a los 18 años, con Mónica y otra de mis hermanas. A los 23 me hice cargo también de las más chicas. Cuando la Justicia me las dio en guarda, todas declararon que Ordóñez era abusador. Y nunca se lo investigó a él, ni por los abusos ni por esto. ¿Por qué Mónica fue a pedir a las 20, de ese día, que él dejara de tener su guarda?”, reclama.
Deovaldo Ordóñez falleció pocos meses después del crimen de Mónica por una enfermedad. Pero Soledad no perdona que, sin corroborar si había denuncias familiares contra él, en su momento fue admitido como querellante en la causa.
Viejas y nuevas hipótesis en Río Cuarto
“Con la División de Investigación Operativa no hemos cesado en todo tipo de búsqueda, se han hecho un sinnúmero de estudios de ADN en sujetos dudosos, incluso mujeres, pero sin resultado satisfactorio, tenemos evidencia de un ADN completo pero hay que encontrar a quien pertenece”, dijo el fiscal Fernando Moine.
El titular del ministerio público aseguró que a más de dos años y medio del crimen, la causa no está parada. “Seguimos trabajando, al no haber testigos se hace bastante complicado, hemos decidido reexaminar algunas cuestiones y encararlas nuevamente con trabajo de calle, espero que surja alguna punta para orientar un poco más la pesquisa, es difícil pero confío en que algo destrabe la situación”, expresó.
Consultado sobre la hipótesis de la hermana de la víctima, en torno al padrastro ahora fallecido, Moine se limitó a expresar que “fue descartada por el ADN”.
Soledad Ordóñez retruca: “Yo me tuve que hacer un ADN para saber quién era mi padre, el fiscal no sé si ha investigado si Ordóñez era efectivamente el padre de Mónica, y además, creo que él mismo no es Ordóñez realmente, ¿qué ADN comparan?”.
Según trascendidos, entre las líneas de investigación abiertas figura una mujer que supuestamente amenazó con hacerle a otros “lo mismo que a Mónica” y un hombre que se sospecha habría estado plantando pruebas falsas, para intentar confundir a los investigadores.
A todo esto, la ex pareja de Mónica, de apellido González, no ha sido considerado sospechoso por la Justicia. En su momento dijo que ese martes 4 de agosto fue con Mónica a vender unos zapatos usados en una compraventa y ella se enojó y no la volvió a ver. Está probado que anduvo preguntando por ella, la buscó varias veces a la tarde y la mañana siguiente. Entre esas horas habría consumido unas seis botellas de cerveza.
“Aún estoy aquí”, una canción inspirada en Mónica
“No me soltés la mano, aún estoy aquí… La historia que te contaron de mí, no es bien así”, dice la letra de una canción inspirada por Mónica Ordóñez y escrita por Dianela Tenreyro.
La amiga de la infancia de Mónica contó conmovida cómo surgió el tema: “Un día estaba sola en casa y empecé a escuchar en mi mente: no me soltés la mano, aún estoy aquí… lo escribí, lo guardé…. Después Sole me dio algo que ella había escrito. Ahí comprendí que estos son planes de Mónica para luchar por justicia”.
“De todo lo que se ha investigado, no tengo una sola respuesta de qué pasó con mi hermana esa noche (….), que se investigue el círculo íntimo. Ya no sé más qué hacer”, confía Soledad.
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