El contador Hugo Daniel Cingolani, sospechado en Córdoba por haber “dibujado” los “números” del narco y exmánager del grupo cuartetero Monada, Marcelo Rubén Villega, en maniobras de lavado de activos del narcotráfico, fue sobreseído por fallecimiento.
La jueza Carolina Prado, a cargo del Tribunal Oral Federal N° 2, declaró extinguida la acción penal en contra del contador (murió pocos días después de que fuera enviado a juicio) y lo sobreseyó como partícipe necesario de lavado de activos.
También ordenó el levantamiento del embargo por $ 50 millones sobre sus bienes.
La causa narco
Una denuncia anónima derivó en 2022 en una causa penal contra Villega, su pareja Alejandra Farfán, y el descubrimiento de una narcobanda, que fue condenada en 2024 por el transporte de estupefacientes.
Las sospechas sobre cómo los condenados pudieron –sin actividad lícita declarada o respaldo para justificar fondos– adquirir bienes y vehículos costosos abrió una nueva causa, ahora por la sospecha del lavado de las ganancias de los estupefacientes.
Así, fueron enviados a juicio Villega, Farfán, el hijo Gonzalo Yamil Villega, Cintia Medina, Rubén Darío Morales, Horacio Diego Graziano y Karina Mariela Villega (hermana del narco).
El fiscal federal N° 1 de Córdoba capital, Enrique Senestrari, determinó que Villega y Farfán actuaban en tándem con Medina y su pareja Morales para mover la droga desde el norte del país hacia Córdoba y otras provincias.
Mientras estos últimos adquirían cocaína en Bolivia y gestionaban con “pasadores” su ingreso al país a través de diferentes pasos transfronterizos de Salta, Villega, Farfán y Graziano abonaban con autos 0 km y usados o con dinero.
¿Cómo obtenían los 0 km? Graziano –dueño de un taller mecánico y piloto de autos de carrera– gestionaba la compra en una reconocida concesionaria de Córdoba (no vinculada a la causa). Pero los 0 km no sólo eran la “moneda” de pago por la droga, sino también literalmente el vehículo, muchas veces, de traslado de los estupefacientes.
Por su conocimiento técnico, reparaba y acondicionaba los rodados, especialmente una Mercedes-Benz Sprinter, para transportar lo que fuera, es decir, sustancias ilícitas. Además de Graziano, la pareja narco se encargaba de pagarles a los transportistas, entre ellos, a su familiar Diego Roldán.
Siguiendo órdenes, el chofer movía la cocaína desde Salta con una frecuencia de 15 días en complicidad con otros dos transportistas a bordo de autos y de camionetas con el acompañamiento de “punteros” para alertar sobre posibles controles de las autoridades.
Sin embargo, en 2023, esos dos transportistas fueron controlados por Gendarmería en Salta. Uno escapó y el otro cayó con Roldán con seis kilos de cocaína, aunque no fue la única droga hallada. Villega-Farfán almacenaban cinco kilos de la misma sustancia en una caja fuerte en su casa de Córdoba.
El fiscal profundizó la investigación y determinó que Villega tenía vinculación con Morales, un conocido narco de Salta y Corrientes.
¿Lavado del dinero narco en Córdoba?
Corroborada la dinámica narco, los investigadores pusieron el foco en los bienes que habrían obtenido a través de los ingresos por la venta de drogas. Así quedaron bajo la lupa una finca en Colonia Tirolesa, registrada a nombre de Medina-Morales, y varios vehículos en manos de los Villega o de presuntos testaferros.
El narco habría sido asesorado por el mecánico Graziano para valerse de un “contador” que fuera “conocido” y de una gestora para realizar la compraventa de vehículos presuntamente para consumar el lavado. Así apareció en escena el contador Cingolani, sospechado de “dibujar” la situación de Villega ante la Dirección Nacional de los Registros de la Propiedad del Automotor (DNRPA).
Cingolani habría certificado falsamente la declaración jurada de Villega sobre el origen de $ 4,5 millones para la compra de una Ford Raptor. Sostuvo que provenían de su actividad de espectáculos públicos y teatrales, y de la venta de una Toyota.
La Raptor fue precisamente la aludida en la denuncia anónima y utilizada por los Villega (incluido su hijo Gonzalo) para viajar a Salta a comprar drogas.
Sin embargo, no dejó de ser llamativo para los investigadores que el contador puntualizara en la declaración que Villega no registrara “inscripción activa” ante el fisco. Cingolani intentó defenderse: “Mi tarea se basó en la revisión de registros y documentación, asumiendo que estos son legítimos y libres de fraudes y otros actos ilegales, para lo cual he tenido en cuenta su apariencia y estructura formal”.
Pero el juez no le creyó y lo procesó por lavado: “Ello resulta un claro indicio de su complicidad, habida cuenta de que se trataba de montos dinerarios elevados y de que Villega no se encuentra registrado por ante ningún ente, cuando debería estarlo, por su supuesta condición de productor de espectáculos. ¿Sobre qué registros y sobre cuál documentación expidió el certificado el contador y asumió que eran legítimos y libres de fraude?”.
La pareja narco también habría comprado un auto que inscribieron a nombre de su hijo Gonzalo. La sospecha es que el joven habría participado del lavado con su tía a través de la adquisición de vehículos, con lo que ambos habrían actuado como testaferros.




























