Camperas impregnadas con cocaína al otro lado del mundo. El informe de dos agentes de la DEA, uno en Buenos Aires y el otro en Hong Kong (China), era preciso: alertaba sobre la detención de un argentino en el aeropuerto asiático con 6,6 kilos de cocaína.
Lo que vino después entrelazó Buenos Aires-Córdoba-Hong Kong y los fundió, en este caso, en un mismo delito: el contrabando de drogas.
El escrito de la Drug Enforcement Administration (DEA), de febrero de 2013, llegó tres días después de que la Aduanera Córdoba se hiciera eco de los artículos periodísticos de Asia Pacific News, South China Morning Post y The Standard sobre el arresto del pasajero argentino Jorge Antonio Reboreda (59).
La causa terminó en el despacho del juez federal N° 2 de Córdoba, Alejandro Sánchez Freytes, a raíz del vuelo que Reboreda había tomado en el aeropuerto Ambrosio Taravella rumbo a la moderna y lejana Hong Kong.
Al tocar suelo chino, la “mula” narco fue interceptada mientras atravesaba un pasillo de la zona de arribos. Llevaba un bolso y una valija con dos colchonetas de plástico, dos camperas y un chaleco impregnados con cocaína.
El magistrado ordenó una serie de directivas antes de declarar la incompetencia territorial para investigar y remitir el expediente a Buenos Aires por considerar que los sospechosos, Reboreda y otros dos, tenían residencia en aquella provincia.
La causa derivó en la reciente condena del rosarino Claudio Marcelo Durán (58) a cuatro años y ocho meses de prisión impuesta por el Tribunal Oral Penal Económico N° 2 de Buenos Aires durante un juicio abreviado.
Lo encontró responsable de contrabando simple agravado de estupefacientes destinados a la comercialización, luego de la sustanciación de la investigación del Juzgado Nacional en lo Penal Económico N° 5.
Un nombre en Hong Kong
Ante las autoridades chinas, Reboreda habló. Y aportó detalles de su vínculo con Durán. Declaró que la cocaína la había recibido de Durán, con quien compartía un departamento ubicado a cinco cuadras del Congreso y un lugar de trabajo. Contó que ambos se desempeñaban como custodios en el bar Pinar de Rocha y que habían forjado su amistad por su pasión por el karate.
La investigación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) de Córdoba pudo establecer que Reboreda había reservado el vuelo G3 7611 de GOL para el 2 febrero de 2013. El viaje redondo tenía fecha de regreso 11 días después. Pero nunca llegó a abordar el aéreo.
El viaje estipulaba dos escalas tras partir desde Córdoba: San Pablo y Qatar antes del arribo a Hong Kong.
Llamativamente, Durán había hecho un viaje a Hong Kong en Qatar Airways poco menos de un mes antes que Reboreda, con escalas en San Pablo y Doha.
A su regreso a la Argentina, fue el propio Durán quien acompañó a Reboreda hasta el aeropuerto Córdoba (quedaron filmados) para volar a territorio asiático. Ambos, nuevamente, coincidían en un punto: habían comprado los tickets en la misma agencia de viajes, e incluso Durán había abonado una parte del exceso de equipaje de su amigo.
Durán contó que el plan de Reboreda de viajar a Hong Kong había nacido de su intención de competir en un torneo de karate, por lo que le había pedido que lo acompañara a tomar el vuelo.
Los investigadores de la PSA concluyeron que Durán realizó primero el viaje a Hong Kong para llevar drogas o establecer contactos para que, posteriormente, Reboreda se encargara de trasladarlas.
Amarilla, el tercer involucrado
Los datos obtenidos le permitieron a la Justicia trazar una conexión con un tercer involucrado en las maniobras: Juan Ramón Amarilla (55), otro guardia de seguridad. Con la detención de Reboreda consumada en Hong Kong, Amarilla viajó desde la terminal de Liniers rumbo a Brasil el 30 de marzo de 2013.
En este caso, lo hizo en colectivo a través del puente internacional Tancredo Neves (Puerto Iguazú). La singular particularidad es que no viajó solo: como con Reboreda, Durán lo acompañó. Una semana después, Durán regresó a Buenos Aires, donde vive su pareja.
Amarilla cayó en Hong Kong con 8,4 kilos de cocaína que transportaba en prendas de vestir y una manta.
En 2013, la Justicia de Hong Kong condenó a 17 años y ocho meses de prisión a Reboreda. En 2014, Amarilla recibió 17 años y cuatro meses.
Sin embargo, el ingreso de cocaína comprobado por la Justicia fue menor que la informada inicialmente por la DEA. En el caso de Reboreda, 2,7 kilos, y en el de Amarilla, 3,6 kilos.
La droga había sido contrabandeada con fines de venta en suelo asiático.
En su llegada al aeropuerto asiático, Reboreda dijo desconocer qué llevaba oculto en la valija. Incluso contó que había perdido su trabajo como técnico en la industria química y que se había convertido en guardia.
Señaló que un amigo le había ofrecido comprarle un pasaje a Hong Kong (que después debía devolver en cuotas), para que hiciera turismo y comprara algunas computadoras baratas y teléfonos celulares.
Sospechosamente, dijo luego que su amigo le pidió que llevara algunos regalos a una persona, sin saber de qué se trataba. No obstante, la farsa se develó cuando se comprobó que viajaba con la cocaína impregnada en las prendas. Reboreda finalmente se declaró culpable en el juicio.
Amarilla, por su parte, portaba dos mantas y un chaleco pesados y con un fuerte olor. Al realizar el test, detectaron que se trataba de la misma droga.
Reconoció que transportaba drogas, pero dijo que no estaba al tanto del tipo de estupefaciente. Para la fiscalía, la cantidad de cocaína era importante, como así el sofisticado método de contrabando. Como agravante, ponderó el traslado del estupefaciente traspasando varias fronteras: Argentina, Brasil y Qatar, hasta llegar a Hong Kong.
Durán, el “comodín” condenado
El custodio fue el último condenado. A diferencia de los otros dos guardias, que recibieron condena en pocos meses desde su detención (hace nueve años), Durán recién fue condenado esta semana a cuatro años y ocho meses.
En Buenos Aires, el rosarino ya había quedado bajo sospecha en el intento de envío de cocaína Hong Kong en ropa. Una mujer lo había señalado como el autor del encargo, pero una fiscalía porteña no lo imputó y la causa se archivó. En su descargo, negó conocer a aquella mujer.
En el expediente por el que sí fue imputado y condenado, el “comodín” negó haber participado en el contrabando de Reboreda y de Amarilla, haberles entregado la droga o, incluso, haberles gestionado los viajes y las estadías.
Declaró que se radicó en Europa durante tres años, donde realizó trabajos de plomería, albañilería y electricidad hasta que en 2016 regresó al país. No obstante, en 2021 fue detenido en Buenos Aires y procesado como coautor de contrabando de drogas.
La Cámara Penal Económica confirmó la medida y afirmó que resultaba “inverosímil” suponer que por accidente Durán hubiera estado presente en el momento en que Reboreda y Amarilla comenzaron a ejecutar el contrabando a un mismo lugar (Hong Kong) y de forma similar (valijas con ropa impregnada con cocaína), y que “lo unía una relación de amistad”.
Para la Cámara, Durán asumió el rol de contralor de la droga que salía del país para asegurarse de que ocurriera. Finalmente, el Tribunal Oral lo condenó por su intervención en el contrabando original.
