“Quedate callado o te mato. Quedate callado porque no me importa matarte. Quedate callado y te doy 350 mil pesos”. La reiteración de amenazas para silenciar lo que finalmente no terminó silenciando llevó a un peón de campo a denunciar a una pareja acusada de haber montado una plantación narco en terrenos de un conocido empresario cordobés, que no tenía la menor idea de lo que estaba ocurriendo en su propiedad.
La casera bonaerense Cristina “Cris” Isabel González (47) y el maestro mayor de obras tucumano Tobías “Tobi” Manuel Palla (22) serán juzgados en septiembre por el Tribunal Oral N° 1 de la Justicia Federal. Están acusados de presunta coacción agravada (por el uso de armas), cultivo de estupefacientes y tenencia simple de estupefacientes.
En el caso de la mujer, se suma encubrimiento de supresión de la numeración de un arma de fuego, y en el de Palla, tenencia de arma de fuego de uso civil sin autorización, y amenazas.
Una relación que dejó de ser pacífica
Jorge Daniel Reynaga comenzó a trabajar en el campo El Carozo, ubicado en la localidad de El Durazno, en Calamuchita, en diciembre de 2020. Realizaba tareas de mantenimiento, albañilería y pintura para el excandidato a intendente de Córdoba, exconcejal capitalino y empresario Juan Carlos Rabbat, propietario del predio de más de 20 hectáreas.
El amplio espacio cuenta con una casa principal, una vivienda de huéspedes, la morada donde habrían residido los caseros imputados, un departamento y un galpón. En una de esas propiedades residía Reynaga.
El hombre declaró ante la Justicia que, en los inicios, la relación con los imputados fue buena. Pero todo cambió a principios de febrero de 2021, cuando percibió algo sospechoso que terminó en su denuncia y un allanamiento. Sintió un olor nauseabundo en el predio.
Al acercarse, observó que había cinco pequeñas plantas de marihuana cerca de la puerta de entrada a la casa de la pareja. En ese momento, guardó silencio.
Pero al realizar tareas de mantenimiento, advirtió una plantación de más de 30 ejemplares de marihuana. Al percatarse del descubrimiento de Reynaga, la pareja lo habría amenazado reiteradamente con asesinarlo si contaba al dueño de la propiedad y su esposa lo que había visto o si denunciaba el hallazgo a la Policía.
“Quedate callado o te mato”, contó el peón que le dijeron los caseros. En otra de las ocasiones, y con la escopeta en la mano, Palla lo habría presionado fuertemente bajo amenazas: “A mí no me importa matarte y enterrarte en el campo, y matar a tu familia”.
Incluso, habría efectuado un disparo al aire con la escopeta. Luego de cargarla, le habría apuntado a Reynaga diciéndole: “Quedate callado”. La mujer habría redoblado la apuesta ofreciéndole un acuerdo a cambio de su silencio: “Quedate callado. Estas plantas son para hacer aceite. Quedate callado y te doy 350 mil pesos”.
Siempre con el mismo objetivo, Palla habría reiterado las amenazas. Cierta noche, mientras Reynaga se encontraba en su casa descansando, Palla habría golpeado la ventaba con el caño de la escopeta con un mensaje directo: “Quedate callado porque no me importa matarte”.
Las amenazas habrían continuado en distintos días y horarios, repitiéndole constantemente que guardara silencio o terminaría enterrado junto a sus hijas y esposa.
Sin embargo, el peón decidió hablar.
De inmediato alertó a la familia Rabbat, que llegó hasta el predio y tomó fotos. Tras la denuncia, el fiscal N° 2, Carlos Casas Nóblega, solicitó al juez N° 3, Miguel Hugo Vaca Narvaja, allanar el campo.
El 9 de marzo del año pasado, la Policía Federal encontró finalmente la plantación. Secuestró 84 plantas, 56 de las cuales eran de grandes dimensiones y abundante follaje. Los restantes ejemplares llegaban casi a los tres metros de altura, y estaban situados en una zona de muy dificultoso acceso, traspasando un alambrado.
También secuestraron 16 plantines y 88 semillas de cannabis, algunas de ellas ocultas en una de las habitaciones de los sospechosos. Además, descubrieron 20 gramos de marihuana, una balanza de precisión, seis paquetes de armar cigarrillos, separadores de plástico y frascos de vidrio vacíos, un “porro”, cogollos, ácido clorhídrico, una notebook, varios teléfonos celulares y poco más de 13 mil pesos en la misma vivienda.
Por otro lado, en sintonía con los dichos del peón, los efectivos hallaron una escopeta de doble caño, calibre 16, con la numeración limada. Dos semanas después del allanamiento, Palla habría amenazado nuevamente a Reynaga en la entrada del predio.
Mientras el denunciante realizaba tareas de mantenimiento, Palla se habría acercado en un Volkswagen Gol y con la ventanilla baja del lado del acompañante, le habría proferido a los gritos: “A vos te voy a cagar matando por todo el mal momento que le hiciste pasar a la Cris”.
Para el fiscal, la amenaza habría tenido “una concreta y directa vinculación con la detención” de González, ocurrida durante el allanamiento, lo que habría provocado la “ira” de Palla.
Qué declaró la pareja
González declaró que en 2020 tuvo inconvenientes con los dueños porque ellos tenían la intención de concurrir al predio durante la pandemia. Sostuvo que como ella temía contagiarse de coronavirus, eso pudo haber motivado a Rabbat a contratar a Reynaga para trabajar en el campo con el fin de que, con el tiempo, la sustituyera por él.
Agregó que el ácido clorhídrico y clorito de sodio secuestrados eran para su uso personal y preventivo contra el Covid. Sobre los restos de marihuana, indicó que eran para consumo social, pero que ella no consumía. Acerca de las dos plantaciones de marihuana, manifestó que la que estaba próxima al alambrado del predio excedía los límites del campo y que, si bien conocía su existencia, nada tenía que ver con eso. Al respecto, alegó que no lo había denunciado porque vivía sola y tenía miedo.
A su vez, dijo que las plantas ubicadas cerca del galpón estaban destinadas para fines recreativos, negó haber amenazado a Reynaga y sostuvo que la escopeta estaba descargada y era antigua.
Por su parte, Palla negó las acusaciones y manifestó que el arma estaba descargada y que sólo tenía fines decorativos. Rechazó haber amedrentado a Reynaga y admitió que sabía de la existencia de las plantas, pero que por pedido de la esposa del dueño del campo, él y el denunciante las cuidaban y regaban.
Agregó que la esposa de Rabbat tenía conocimiento de que sus hijos y sobrinos habían puesto las plantas de manera recreativa y que cree que Reynaga hizo una falsa denuncia para “cubrirse” del dinero que el peón le debía a él.
La postura del fiscal
Para Casas Nóblega, los dichos de Reynaga “resultan veraces e indubitables”, sin contradicciones. “Asimismo, el resultado exitoso del secuestro de la plantación de marihuana, como así también de la escopeta y los 19 cartuchos que se encontraban en el domicilio de los imputados, dan sustento a los dichos de Reynaga en cuanto a las amenazas de muerte que habría recibido por parte de Cristina González y de Tobías Palla, con el fin de evitar que dé aviso de la existencia de dichas plantas”, agregó.
“Dichas manifestaciones, dado el marco en el que fueron emitidas –en un lugar descampado y donde vivían tanto sujeto activo como pasivo–, dado la sensibilidad y entidad del tema (plantación de marihuana), sumado al carácter intimidatorio, fueron suficientes para causar en Reynaga una perturbación en su tranquilidad. Lo cual se vio aún más profundizado en la víctima cuando no sólo le mostraron el arma al requerirle que se callara, sino que al descubrir Reynaga la existencia de una segunda plantación, Palla disparó un tiro al aire, cargó el arma y luego le apuntó, exigiéndole nuevamente que se callara o lo mataría”, advirtió el instructor.
El fiscal ponderó que las plantas de marihuana estaban cubiertas con ramas para evitar ser detectadas, y que los plantines requieren cuidados especiales, lo que demostraba “claramente el conocimiento” que la pareja tenía sobre la plantación prohibida.
También resaltó que la droga hallada y los demás elementos (balanza, etcétera) echaron por tierra la declaración de ambos de que la gran plantación no les pertenecía.
