"Álvaro está muerto. Nosotros queremos saber quién lo mató”. Con esas palabras, Graciela Zarandón, tía del joven de 16 años asesinado el 8 de febrero de 2013 a manos de la Policía de Laboulaye en un confuso operativo del que participaron 13 efectivos, dijo ayer que esperaba que la Justicia realice una nueva investigación para hallar al asesino del adolescente.
Ayer, la Cámara del Crimen de Laboulaye, en juicio por jurados populares, absolvió al cabo Maximiliano Celi, el único uniformado que estaba acusado y había sido imputado por el fiscal Enrique Berger como presunto autor del crimen
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Tras conocer la sentencia definitiva, Graciela y sus familiares se retiraron del recinto aturdidos. “La mamá de Álvaro está destrozada y por el momento no va a atender a la prensa”, dijo.
Por su parte, Marcelo Torres, abogado de Celi, manifestó que aunque el juicio haya terminado, el “caso Zarandón debe seguir para que el asesino de Álvaro aparezca”.
El letrado se mostró solidario con la familia del adolescente. “Ponemos a disposición toda la investigación que nosotros hicimos para que encuentren al verdadero homicida que desde hace un año y siete meses está suelto. Como ciudadano pretendo que se sepa la verdad. Esa es la única forma para que Álvaro descanse en paz”, reforzó.
Consultado sobre posibles acciones legales contra la institución policial, Torres manifestó que lo “van a evaluar”.
Definición
Ayer, durante los alegatos, Carlos Zabala, fiscal de Cámara, pidió 13 años para el cabo, en tanto Matías Burgos, abogado de la familia Zarandón solicitó prisión perpetua. Torres abogó por la absolución.
Luego, la Cámara del Crimen de Laboulaye, integrada por los jueces José Antonio Martínez Mangini, Marcela Abrile y David Torres, en conjunto con los ocho jurados populares, dio a conocer el fallo que dejó en libertad a Celi.
Bala policial
Según la instrucción de la causa, no hay dudas de que el proyectil salió de un arma policial.
Aquella madrugada del 8 de febrero de 2013, 13 efectivos de Laboulaye participaron de un operativo para detener a Martín Gómez, un hombre con antecedentes de homicidio y abuso sexual.
Enzo Gómez, sobrino del hombre buscado, era amigo de Álvaro y ambos se encontraban cerca del domicilio donde se iba a producir el allanamiento.
Según la causa, al ver el despliegue de móviles, los jóvenes se asustaron y Zarandón corrió, hizo dos cuadras y cayó herido de un balazo. No llevaba armas. En la escena del crimen se hallaron 16 vainas servidas, todas de armas de la Policía.
