Hasta el jueves, el policía trabajaba como comisionado en la Unidad Judicial del barrio Alta Córdoba, en la Capital. Con más de 15 años de antigüedad, el suboficial era un investigador dedicado a eso: esclarecer asaltos y atrapar a los delincuentes. Era su trabajo. Para eso lo habían ubicado en una oficina judicial.
Sin embargo, desde este viernes, el sargento primero se encuentra preso en la cárcel de Bouwer con la poca usual imputación de robo calificado por el uso de llave sustraída.
El fiscal Iván Rodríguez acusa a este suboficial de haberse apoderado de una de las llaves de la casa de un hombre que había muerto allí mismo. Con esa llave, según la sospecha judicial, habría realizado una copia y se la habría facilitado a un amigo de la infancia para que saqueara el domicilio. Esa vivienda está en la misma zona de Alta Córdoba, donde trabajaba el investigador.
Tanto el policía como su amigo se encuentran imputados por lo mismo.
En la fiscalía no descartan que los robos a esa vivienda se hayan cometido en varias oportunidades y con la modalidad hormiga.
“Es muy grave y penoso lo que ha pasado y se está investigando. Primero porque estamos hablando de un policía que investigaba delitos y estaba afectado a esa zona. Y, en ese marco, según lo que se sospecha, habría terminado participando del robo a un muerto. A un muerto”, resaltó una fuente de la causa.
El hecho se agrega a una imparable secuencia de casos de uniformes manchados: efectivos que terminan imputados y tras rejas por graves episodios en Córdoba, tanto de la Policía provincial, como de la Fuerza Provincial Antinarcotráfico y el Servicio Penitenciario.
En relación a la Policía, lo que enciende todas las alertas es que se trata de otro efectivo que termina en Bouwer sindicado de ser ladrón o con vínculos fuertes con asaltantes en Córdoba.
“Poliladrones”
En los últimos tiempos se han registrado graves casos de efectivos vinculados a robos y otros delitos contra la propiedad.
El escándalo más grave del año tiene que ver con las detenciones del subjefe de la Policía, Alejandro Mercado, y del comisario Cristian Cabrera y la subcomisaria Verónica Aguilar por sus vínculos con una familia acusada de dedicarse tanto a la reventa de celulares robados, como a la radicación de falsas denuncias y el funcionamiento de una “cueva” financiera en el Centro, según la Justicia.
Mercado está acusado de haber sido el jefe de la banda.
Un fiscal lo acusó por presunta asociación ilícita.
Por otro lado, hace pocos días, el segundo jefe de la comisaría 19 de barrio Los Naranjos cayó preso acusado de robar armas de la dependencia para venderlas o alquilarlas a ladrones de la zona. El comisario se desempeñaba en esa dependencia con tareas no operativas: contaba con una denuncia por violencia familiar.
Semanas antes, dos efectivos de la División Motocicletas Sur quedaron presos y fueron enviados a Bouwer también acusados de haberle robado dos celulares (uno era un Iphone) a una pareja que iba caminando por el Centro en el marco de un control. Esos aparatos, a su vez, ya habían sido sustraídos a otras personas.
Los teléfonos fueron hallados tirados en el baño de varones de la dependencia en barrio Las Palmas cuando personal judicial cayó a allanar porque uno de los aparatos “marcaba” ese lugar.
En setiembre, un (ex)policía cayó preso en Calamuchita acusado de integrar una banda de pistoleros que cometió robos en Villa del Dique.
A todo esto, tiempo atrás, una agente que trabaja en el 911 cayó presa semanas atrás por proporcionarle, supuestamente según la Justicia, datos concretos a una banda de asaltantes. Al mismo tiempo, otro efectivo terminó arrestado por asaltar a un taxista en Córdoba.
Ya a fines del año pasado, dos oficiales habían caído presos por, supuestamente, robar en una casa en Santa Rosa de Calamuchita.
Las víctimas no estaban porque se encontraba velando a un familiar.
La llave y el robo
Ahora, el último escándalo se remonta a meses atrás cuando un hombre (que vivía solo) apareció muerto en su vivienda en la zona de Alta Córdoba. Llevaba días así.
Según trascendió de fuentes de la causa, el caso comenzó a ser investigado. En ese marco, según voceros, un policía comisionado de la jurisdicción tuvo acceso a una llave supuestamente proporcionada por la familia del fallecido.
Posteriormente, los familiares de ese hombre descubrieron el robo de pertenencias varias sin que haya aberturas forzadas y terminaron denunciando lo sucedido.
En ese marco, aportaron un dato clave: una de las llaves de la casa había quedado en manos de un policía, por un tiempo, y dan su nombre.
Una versión da cuenta de que el policía señalado llegó a enterarse de que lo estaban investigando.
Lo concreto es que se inició una pesquisa judicial, centrada en rastreos de teléfonos y comunicaciones, entre otras pruebas, que comenzó a avanzar a paso firme.
La pesquisa apuntaló la hipótesis de que el sargento en cuestión, valiéndose supuestamente de la confianza de la familia, se habría aprovechado de la llave y, en presunta complicidad con un amigo de la infancia, se cometieron robos de pertenencias. No está claro si ambos entraron juntos a la vivienda o si fue el “amigo” primero.
Tampoco está precisado si se sustrajeron pertenencias de una vez o si sucedió en varias oportunidades.
Habrían usado un auto. Resta esperar el avance de la causa.
Este viernes, con órdenes del fiscal Iván Rodríguez, se detuvo al policía sospechado (el sargento Marcelo Fabián González) y al civil.
El primero fue detenido en su casa de barrio San Vicente; el segundo, en Marqués de Sobremonte.
Quedaron acusados como supuestos autores de robo calificado por el uso de llave sustraída.
En los operativos se secuestraron, entre otras cosas, dos celulares y un juego de llaves de un vehículo.
Fuentes de la causa señalaron que, si bien resta avanzar más en la pesquisa, se dispuso detener al policía por la gravedad del hecho y por riesgo procesal.
A todo esto, el Órgano de Control Disciplinario (Tribunal de Conducta) dejó al sargento en situación pasiva.
Preocupación oficial
La nueva detención de un policía vuelve a generar sacudones en la Jefatura y en el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Córdoba.
Consultado el ministro de esa cartera, Juan Pablo Quinteros, señaló a La Voz: “Claramente es un tema que preocupa, pero mucho más me preocuparía que esto sucediera y no lo detectáramos. Siempre, absolutamente siempre, es la propia Policía la que debe investigar estos hechos y lo hace de manera profesional y sin filtraciones ni actitudes corporativas”.
El funcionario, quien va a cumplir 11 meses en ese puesto, añadió: “A cada policía que se detiene quien le coloca las esposas es otro policía que está cumpliendo con su deber. La diferencia es que el primero ya dejó de ser policía para convertirse en delincuente. Simplemente estamos haciendo lo que nos comprometimos a hacer”, remarcó el funcionario provincial.
