La Depresión Aislada en Niveles Altos (Dana), conocida popularmente como “gota fría”, azotó con furia la Comunidad Valenciana en España, dejando un panorama desolador, especialmente en el pueblo de Paiporta, ubicado a 10 kilómetros de Valencia. Este municipio, que creció exponencialmente en las últimas décadas por su cercanía a la capital y su actividad industrial, se ha convertido en el símbolo de la tragedia, con el mayor número de víctimas fatales, al menos 40.
Las lluvias torrenciales, tornados y riadas sorprendieron a los habitantes el martes por la tarde. “En pocos minutos y sin haber recibido ningún aviso previo, los vecinos que pudieron se vieron obligados a refugiarse en pisos superiores de los edificios o incluso en los tejados”, relataba el diario El Mundo, describiendo la rapidez con la que el desastre se apoderó del pueblo.
Paiporta, el epicentro de la tragedia
La fuerza del agua arrasó con todo a su paso. “Los coches no tardaron en desaparecer, flotando a merced del caudal. Luego el pueblo entero se quedó sin agua y sin luz”, describe la nota del diario El Mundo, ilustrando el caos y la desesperación que se apoderaron de Paiporta. Los accesos colapsados dejaron al pueblo completamente incomunicado, sumido en una noche larga e incierta.
A medida que amanecía, la magnitud de la tragedia se hacía evidente. “Fallecidos en Paiporta hay decenas; me van dando números pero las cifras bailan y prefiero no decir un número exacto”, se lamentaba la alcaldesa Maribel Albalat. Para la tarde del miércoles, la cifra de víctimas fatales en Paiporta rondaba las 40, más de la mitad del total registrado en toda la Comunidad Valenciana.
El cuartel de la Guardia Civil de Paiporta fue uno de los lugares más afectados. Dos agentes quedaron atrapados en el garaje y, a pesar de los esfuerzos por rescatarlos, perdieron la vida. La novia de uno de los agentes, un teniente que se encontraba en el lugar, también falleció. “Varios de los paiportinos que siguen desaparecidos quedaron apresados por el agua tras bajar a los garajes con la intención de sacar los coches”, agrega la nota, revelando otra de las causas de las tragedias.
Otro escenario desgarrador se vivió en una residencia de ancianos. Un video viral muestra a los residentes, muchos con movilidad reducida, gritando aterrorizados mientras el agua inunda las instalaciones. La riada sorprendió al centenar de residentes en el comedor, cinco de los cuales perdieron la vida, mientras que otra persona continúa desaparecida.
La nota también menciona la situación en Aldaia, donde el desbordamiento del barranco del Poyo provocó la muerte de tres personas. “Fue un tsunami”, declararon los vecinos, impactados por la fuerza del agua. En l’Alcúdia, una madre y su hija fallecieron por un derrumbe en su vivienda, mientras que en Sot de Chera un niño de cuatro años perdió la vida tras el derrumbe de una finca.
“Hay un hombre muerto en mi casa. Necesito ayuda”, imploraba Rut Moyano, una vecina de Benetússer, a través de un video publicado en redes sociales. Su testimonio, junto con la imagen de las calles inundadas, refleja la desesperación de quienes quedaron atrapados por la Dana.
La tragedia de Paiporta y de otras localidades valencianas pone en evidencia la ferocidad de la naturaleza y la necesidad de mejorar los sistemas de alerta temprana para prevenir futuras catástrofes. La búsqueda de desaparecidos continúa, mientras la Comunidad Valenciana se enfrenta al doloroso proceso de reconstrucción.
