El fiscal de la Cámara 5ª del Crimen, Marcelo Fenoll, solicitó condenas de prisión perpetuas para dos acusados de participar del escrache a una familia del sudoeste de la ciudad de Córdoba que terminó con la vida de Mario Oscar Albarenga. Ademas, el acusador público indicó que al tercero de los imputados, menor de 16 años al momento del hecho, se lo declare responsable del homicidio calificado y que, al imponerle la pena, se tenga en cuenta que integra una familia con numerosos integrantes relacionados con el delito.
Al pronunciar su alegato este lunes en el juicio por jurados que se ventila en la sala “Blas Correas” de Tribunales 2, Fenoll sostuvo la idea de que hay más personas involucradas en la planeación del “escrache” que tenía por objeto concretar una venganza personal contra una familia. Sigue vigente, de acuerdo al debate, la idea de que un convicto que cumple prisión perpetua por asesinar en 2020 al policía Pedro Ruiz planeó vengarse de otro hombre que ha formado pareja con su ex.
Para esto, Gabriel “Chucky” Murúa, el condenado, en comunicación vía celular con familiares, habría orquestado una “vendetta”.
De acuerdo a los testimonios de los mismos acusados, primero se quiso involucrar al hombre del que querían vengarse en el presunto abuso de una niña. Según trascendió en el juicio, la idea era que terminara detenido y, ya en la cárcel, habría una venganza en su contra.
Como eso no tuvo éxito, según lo que se comentó en la primera audiencia del debate, y se pasó supuestamente a un plan B: una ejecución por mano propia en el mismo territorio barrial.
Se sostiene que hubo incitaciones para armar una protesta que terminaría por hacer daño al joven o sufrimiento a sus familiares.
Las hipótesis mencionadas en la primera audiencia indican que esta suerte de “pueblada” estuvo orquestada y que se usó a mucha gente para ir hasta la casa donde se produjeron la agresión y los disparos que terminaron con dos heridos y un muerto. Usaron bombas molotov e incendiaron el frente de la vivienda.
La consecuencia de ese ataque colectivo terminó con un baleado en una pierna (hermano del “denunciado” por abuso), con su madre y dueña de casa (Valeria Mercedes Robles) con un disparo en el abdomen y con su marido, Mario Oscar Albarenga, muerto de un tiro en el pecho.
Penas máximas
Valeria Robles asiste al debate como querellante, con el patrocinio de la defensora oficial Ana Pagliano.
El debate, con jurados populares, comenzó el pasado martes y tiene a tres hombres en el banquillo de los acusados. Un joven de 18 años (S.E.C.), quien en febrero de 2023 tenía 16 años, y dos medio hermanos que en la sala de audiencia exhibieron intereses encontrados, Carlos Sebastián Murúa y Carlos Alejandro Murúa.
Por la complejidad del hecho, la idea de “la participación de dos o más personas” es el agravante de este homicidio, con eventual pena de prisión perpetua.
Este lunes se escucharon los alegatos del acusador público y de la querellante particular.
Al alegar, Fenoll pidió que a S.E.C. se lo declare responsable de dos homicidios (uno tentado y otro consumado) con la participación premeditada de dos o más personas. Pero, además, entendió que quien aplique la sanción, a la hora de determinar si le corresponde cumplir con una pena, debe tenerse en cuenta de qué familia viene.
S.E.C., hoy con 18 años, es medio hermano de “Chucky” Murúa, y es hijo de Gonzalo Iván “Chochi” Cabrera. Pero, a su vez, también es hijo de Marcela Jiménez, quien habría tenido un rol importante en el armado del escrache.
A los otros dos acusados, medio hermanos entre ellos, Carlos Alejandro y Carlos Sebastián Murúa, Fenoll les pidió directamente la prisión perpetua por el crimen premeditado por el concurso de dos o más personas. En el caso de Carlos Alejandro Murúa, lo hace partícipe del crimen y autor de lesiones leves, por el joven baleado en una pierna.
A Carlos Sebastián Murúa (también papá de “Chuky”), el fiscal le quitó la presunción de que haya sido “instigador” de la movida que derivó en el fatal escrache. Pero entendió que es un partícipe necesario de un hecho que por sus características no podía dejar de representarse como letal. En subsidio, el fiscal pidió que se considerara un dolo eventual, ya que, por los actores que conocía como violento y por la presencia de armas, se representó el resultado mortal. En tal sentido, requirió subsidiariamente una pena de 15 años. Como tercera posibilidad, para este acusado, Fenoll pidió cinco años de prisión si sólo se considera que participó de los hechos de coacción, amenazas, abuso de armas y daños.
En el final de sus conclusiones, el acusador solicitó que se giraran los antecedentes a una fiscalía para investigar a más actores por este hecho que derivó en el homicidio de Albarenga. En definitiva, como surgió en la primera audiencia, hay una firme presunción de que “Chucky” Murúa, “Chochi” Cabrera y otros miembros del clan familiar –incluidas mujeres– mucho tuvieron que ver en el armado de este plan.
“Venganza machista”
Según dijo en la apertura del juicio la asesora Pagliano, se trata de una “venganza machista” colectiva a una familia. Si bien no hizo pedidos en subsidio, la letrada coincidió con el fiscal en la solicitud de prisión perpetua para Carlos Alejandro Murúa y en la declaración de responsabilidad del crimen para el menor.
En cambio, para Carlos Sebastián Murúa sostuvo que algunos testimonios generaban “una hendija por donde entraba una duda” con relación a que él tuviera pleno conocimiento sobre la “pleno conocimiento” o que se representara la tentativa de homicidio. Por eso, le pidió una condena por “abuso de arma, agresión, daño y amenazas calificadas”, pero alejada del mínimo por otros agravantes.
Al respecto, Pagliano volvió a plantear que este episodio se enmarca en un “contexto de venganza privada” y tiene el “plus de la perspectiva de género” que hace ver que se trata de una “venganza machista, donde ponen a la mujer como un objeto y ese es el disparador de ese obrar violento”.
Se espera que el juicio termine este miércoles cuando se escuchen los alegatos de las defensas y, acaso, la última palabra de los acusados. Es probable que, si eso sucede, el jurado popular pase a deliberar para dictar sentencia ese mismo día.
