El Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOCF) N°4 de Buenos Aires condenó este viernes a 25 años de prisión al depravado Fredy Junior Arturo Zea Ricardo (38), quien durante tres años abusó y explotó sexualmente a tres mujeres a las que engañó con falsas promesas laborales para obligarlas a prostituirse o a tener sexo virtual delante de webcams en diferentes departamentos del barrio porteño de Retiro.
Se trata de la primera condena por trata con explotación por medios digitales y el caso también tiene la particularidad de que una de las víctimas se suicidó antes de que el imputado fuera detenido, según informó el Ministerio Público Fiscal (MPF).
En línea con lo solicitado en su alegato por el fiscal general Abel Córdoba y la auxiliar fiscal María Laura Grigera, el tribunal consideró a Zea Ricardo autor de trata de personas con fines de explotación sexual agravada y abuso sexual agravado reiterado contra tres mujeres. La pena de 25 años fijada por la jueza María Gabriela López Iñiguez y sus colegas Guillermo Costabel y Luciano Gorini, es tan solo dos años menor a los 27 que habían pedido los representantes del MPF.
Además, el tribunal hizo lugar a las medidas de reparación patrimonial y no patrimonial que había solicitado la fiscalía en su alegato y ordenó extraer testimonios para investigar la posible participación de otras personas en los hechos.
Streaming sexual en pandemia
Los fiscales Córdoba y Grigera destacaron que el acusado tuvo la habilidad de adaptar la explotación de una de sus víctimas para sortear las restricciones impuestas en 2020 durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (Aspo) ante la pandemia del Covid-19: a través de la transmisión online o streaming.
Según la fiscalía, esa joven era obligada a someterse a largas jornadas de exposición ante la webcam para transmitir en línea contenido sexual pago. A criterio del MPF, esta nueva modalidad resultó “aún más cruel y tortuosa”, ya que no tenía límite ni descanso, le exigía la exposición constante, el manejo de códigos y lenguajes de exhibición que desconocía.
A lo largo del juicio se pudo comprobar que Zea Ricardo captó a la primera víctima a través de la publicación de un anuncio en el diario Clarín mediante el cual se solicitaban modelos sin experiencia para una supuesta campaña publicitaria. Fue así como, desde mediados de 2017 y hasta el 4 de septiembre de 2020, el degenerado la acogió con la finalidad de explotarla sexualmente trasladándola hacia distintos departamentos de la ciudad de Buenos Aires.
En particular, se constató la presencia de la víctima en los domicilios ubicados en Retiro. Durante ese tiempo, el acusado la forzó a mantener relaciones sexuales con distintos clientes en esos domicilios alquilados, bajo una contraprestación monetaria que terminaba quedándose en su totalidad.
Además, conforme la declaración de la víctima, así como a través de posteriores relatos escritos por la damnificada, se supo que el pervertido la dejaba dormir cinco horas al día y le proporcionaba únicamente media hora para comer. Durante el debate, la fiscalía explicó que Zea Ricardo le hacía creer que conformaban una sociedad y que con él iba a ganar mucho dinero, a pesar de entregarle solo 500 pesos para asearse y comer.
Por otro lado, debido a que en gran parte del período del cautiverio de esta víctima regía el Aspo, el hombre ofrecía un “servicio sexual virtual” en las páginas web “Chaturbate” y “Strip Chat”, los cuales se consumaban a través de la aparición de la víctima en medios virtuales por medio de una webcam suministrada por el propio imputado.
Esta víctima logró escapar pero antes de que el acusado fuera detenido, decidió quitarse la vida tras estar bajo tratamiento psicológico y psiquiátrico como consecuencia de todos los sucesos relatados.
Zea Ricardo captó a la segunda víctima en noviembre de 2017 y la sometió hasta el 19 de febrero de 2018 aproximadamente. La joven relató que el hombre la citó para sacarse las primeras fotos en Retiro, donde la ocultó, mantuvo en cautiverio y explotó sexualmente, ya que, de acuerdo a la investigación, la forzaba a mantener relaciones sexuales con terceros y con él mismo, y se quedaba con la totalidad del dinero producido.
Según la fiscalía, durante ese período, la mujer padeció maltrato psicológico, agresiones verbales, tormentos y amenazas de dañar a su familia. Finalmente, en 2018 la víctima logró escapar del domicilio en cuestión, lo que motorizó el inicio de la investigación.
En cuanto a la tercera víctima, conoció al imputado en un boliche. Luego de conversar sobre las aspiraciones laborales que tenía la víctima, Zea Ricardo le prometió brindarle trabajo como promotora. La citó en el departamento para tomarle fotos ropa interior, deportiva e indumentaria sensual. Más tarde, la trasladó a otro lugar y la explotó sexualmente.
Según su relato, también era forzada a mantener relaciones con el propio imputado, de quien recibía de manera constante humillaciones, maltrato psicológico, agresiones verbales, golpes y amenazas para continuar la explotación. Finalmente, en junio de 2018, en una ocasión en la que tuvo que salir a comprar provisiones, la mujer logró escapar.