“Tienen en el patio de atrás de su casa varias plantas de marihuana que sobrepasan la medianera; se ve desde afuera”. La denuncia anónima de una vecina de Río Cuarto abrió una investigación por drogas contra dos hombres que terminaron procesados en una causa federal cuya confirmación se conoció por estas horas.
El vivero
“Es impresionante cómo dos de mis vecinos que viven en el pasaje Stephenson venden droga; tienen en el patio varias plantas de marihuana. Hagan algo, por favor. No se puede vivir así. A uno le dicen ‘Juano’ y al otro, ‘Marcos’”, denunció la vecina en febrero de 2018, por teléfono, a la Policía Federal.
Juan José Centeno y Marcos Alejandro Armelini fueron imputados como presuntos coautores de siembra o cultivo de plantas para producir estupefacientes y comercializarlos.
Al prestar declaración indagatoria, ambos afirmaron que la marihuana era para consumo personal. Sin embargo, el juez federal de Río Cuarto, Carlos Ochoa, los procesó en marzo de este año (sin prisión preventiva) y la cámara confirmó el fallo.
La defensa indicó que, al momento del allanamiento, no se halló marihuana procesada, acondicionada, compactada ni fraccionada como para suponer que fuera destinada a un emprendimiento de narcotráfico.
Pidió que se revocaran los procesamientos y se recalificara la imputación como cultivo para consumo personal, y, en consecuencia, se los sobreseyera.
También solicitó el cambio de calificación a la figura de tenencia simple, y se agravió por cuanto se dispuso el procesamiento por un supuesto hecho por el cual nunca fueron intimados ni les fue informado, calificado como comercialización.
Argumentó que se afectó toda posibilidad de ejercer una defensa adecuada, lo que resulta violatorio de los principios de congruencia y acusación y de las garantías constitucionales de la defensa en juicio y el debido proceso, así como del principio de igualdad de armas.
En consecuencia, pidió la nulidad parcial respecto de la figura de comercialización de estupefacientes. Finalmente, reclamó que se declarara la falta de jurisdicción de la Justicia federal para continuar entendiendo en la causa porque los presuntos hechos constituirían el último eslabón en la cadena de comercialización.
Al respecto, la Sala A de la Cámara Federal de Apelaciones no hizo lugar al pedido de declinatoria y excepción de falta de jurisdicción, como tampoco a la nulidad parcial respecto de la comercialización de drogas.
La vocal Graciela Montesi indicó que los imputados, en efecto, “realizaban actividades de siembra y cultivo de la especie vegetal Cannabis sativa con fines de introducirla al tráfico ilegal de sustancias estupefacientes, lo cual se corrobora no sólo por los elementos hallados en su domicilio, sino también, con las muestras fotográficas y mensajes de texto aludidos”.
Marihuana, fotos y chats
En el allanamiento, los efectivos encontraron 17 plantas de Cannabis sativa de gran tamaño en el patio trasero de la vivienda (tal como había denunciado la vecina) y sobre la pileta del lavadero, restos de hojas de marihuana en proceso de secado (208,6 gramos).
Las plantas, incluso, sobrepasaban la medianera, lo que se hacía muy notorio para los vecinos.
Además, sobre la mesa de la cocina se incautaron restos de hojas de marihuana (177 gramos), un rallador metálico, papel de seda para armar cigarrillos (porros) y un picador de marihuana con restos de esa sustancia.
No fueron los únicos elementos incriminatorios valorados en la causa, ya que, de los celulares secuestrados, se pudo establecer que los acusados tenían fotos de ellos mismos con las plantas de marihuana.
Armelini y Centeno hasta posaron reiteradamente delante del vivero, incluido en las etapas de crecimiento de las plantas. Se secuestró una importante cantidad de imágenes en las que se observan distintas tomas de las plantas, cogollos, porros y, nuevamente, a Armelini y a Centeno.
Otros elementos probatorios afianzaron la hipótesis de la venta. En uno de los chats de WhatsApp, Armelini mantuvo un diálogo con un contacto agendado como “Diego Camión”. “Caseritos a $ 30″, le ofreció.
Consultado por “Maxi Peluquero” sobre si tenía algo para fumar, Armelini le respondió que todavía restaba un tiempo para que crecieran los cogollos. En otra ocasión, además, le ofreció “fasos”.
En otros de los numerosos chats, los diálogos giraban en torno a la compraventa de plantas o plantines de marihuana. A “Budín Relleno”, por caso, le ofreció plantines por $ 200 cada uno (a precio de 2018).
