La familia de Miqueas Ermoli (20), de Río Tercero, sigue esperando que se haga Justicia por la muerte absurda de su hijo.
El 31 de marzo de 2016, el joven terminó de hacer su trabajo, limpiar piletas y se dirigió a realizar un trámite. Justo cuando cruzaba la calle se tensaron unos cables del servicio de Telecom y lo elevaron a varios metros del lugar, que terminó en una caída mortal contra unas rejas de la vereda del frente donde la víctima se encontraba.
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Intervinieron varios vehículos para que esos cables aéreos se tensaran y envolvieran a la víctima.
Hace cuatro años, el fiscal Alejandro Carballo elevó la causa a juicio, pero esa resolución aún no está firme, porque uno de los imputados se opuso.
Ahora el expediente espera en algún despacho de tribunales de Río Tercero, para que ese dictamen quede firme y la causa puede tener un juicio.
La acusación de Carballo concluyó con tres imputados por homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas: Christian Biondi (47), Manuel Irusta (61) y Joel Felice (25).
Poco después de la elevación a juicio decretada por Carballo, Irusta presentó un recurso de oposición, que todavía no se resolvió.
La pesquisa apuntó no sólo a la muerte de Miqueas, sino también a las lesiones que sufrieron Irma Calbacho y Guillermo Anziani.
A juzgar de Carballo los acusados tuvieron una “conducta negligente”.
Para Carballo, Biondi, el chofer del ómnibus que volteó los cables, tuvo “una responsabilidad imprudente”.
El colectivo, de dos pisos y 3,80 metros de altura, ingresó en una calle en la que los cables estaban a baja altura.
El fiscal entendió que “debió parar, no seguir el recorrido”, según se desprende en el expediente judicial.
En un tramo de la causa consta que, según la reglamentación sobre las líneas aéreas, los cables debían estar a 5,30 metros de altura, cuando en realidad se encontraban a 4,05 metros; es decir, 1,25 metros más abajo.
En el caso de Felice, el otro conductor que manejaba un camión Iveco –en el otro extremo de la plaza–, el fiscal entendió que “por la velocidad y la distancia, pudo ver el cable que estaba a 2,65 metros de alto”. En el expediente subrayó que “Felice pudo evitar el impacto a través de una conducción atenta, precavida y diligente”.
Para el fiscal, “la responsabilidad omisiva” de Irusta (empleado de Telecom) es con relación a “la prevención y el control del buen estado de las instalaciones”.
El hecho ocurrió alrededor de la plaza ubicada en Troilo y Belisario Roldán, a metros de la Terminal de Ómnibus de la ciudad, en barrio Escuela.
En esa zona, al igual que en otros puntos de la ciudad, suelen verse cables de servicios que no cumplirían con la altura correspondiente.
La querella
Los padres de Miqueas se presentaron como querellante en el caso que investiga la muerte de su hijo.
Carlos Ríos, el abogado querellante dijo a La Voz que “la actuación judicial no ha sido eficaz”.
Recalcó que “desde la fecha del hecho han pasado más de siete años sin que la Justicia haya dado una respuesta adecuada a la situación de los imputados y de la parte querellante”.
El expediente está hoy esperando -aportó Ríos- una resolución del Juzgado de Control de Río Tercero, luego de haber permanecido, inexcusablemente, más de dos años en la Fiscalía de Segundo Turno.
“Los padres de Miqueas necesitan cerrar este capítulo y no se han sentido contenidos por el sistema. Creo que es un caso donde hay lesión del derecho a la tutela judicial efectiva del artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos, susceptible de generar responsabilidad internacional del Estado argentino”, concluyó.
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https://www.lavoz.com.ar/sucesos/la-absurda-muerte-de-miqueas-juicio/
