Un grupo conformado por más de 100 vecinos de barrio San Martín, zona norte de la ciudad de Córdoba, interactúa todos los días a través de un grupo de WhatsApp. Allí se van apilando las alarmas vecinales por robos en casas, comercios y contra vehículos.
Algunas veces se trata de robos menores. Pero en otros casos, también se dan hechos delictivos más graves, en los que las víctimas resultan golpeadas, amenazadas o despojadas de pertenencias de gran valor.
Los administradores de este canal de WhatsApp hicieron un relevamiento sobre los robos ocurridos en el sector los últimos 15 días. Las víctimas, aunque pocas, accedieron a conversar con este medio.
Lo que abunda es el temor y el cuidado. También se puede observar un incremento de la desconfianza. “Cualquier movimiento raro es anunciado en el grupo. Alguien que no es vecino o que parece estar relojeando una vivienda, por ejemplo”, cuenta Enzo, uno de los administradores.
También es un canal que sirve a los vecinos para alertar por situaciones de violencia urbana, como ocurrió hace cinco días atrás, cuando durante la madrugada un grupo de desconocidos intentó incendiar una fila de autos que estaba ubicada en la intersección de las calles Cerrito y Amador Nervo. No lograron hacerlo, pero todo sucedió como corolario de peleas, corridas y agresiones entre la misma banda.
Hace una semana, una vecina denunció en el grupo que en calle Uspallata, al 1600, dos adolescentes ingresaron a una casa abandonada con una mochila cargada. Dejaron un televisor y volvieron a salir. Al cabo de unas horas, en ese mismo grupo se supo que la tevé había sido robada en otra casa del sector.
“Son unos chicos de muy corta edad que se dedican a este tipo de ilícitos todo el día. Aprovechan un descuido y se llevan lo que encuentran. Ese día andaban con ropa oscura y por suerte pudimos ver dónde guardaban los televisores”, comentó la denunciante.
En ese mismo canal de comunicación, explicaron los administradores, también hay representantes de la Policía de Córdoba. Se trata de oficiales destinados en la comisaría del sector.
Ese diálogo constante entre la Policía y los vecinos, creen, mejora la reacción policial. Sin embargo, los vecinos advierten que nada alcanza, porque cada vez los robos se incrementan más.
Más de 30 casos de robos y advertencias en 15 días
De acuerdo al relevamiento que realizaron los administradores del grupo de WhatsApp, al que este medio pudo tener acceso, desde el 29 de noviembre y hasta el 6 de diciembre se produjeron al menos 30 incidentes.
Entre ellos, abundan los robos de autos, las entraderas y conductas sospechosas de personas que han sido identificadas como presuntos ladrones, con fotos y hasta algunos apodos, por el grupo de vecinos.
“Me robaron el auto de la puerta de mi casa. Fue hace cuatro noches atrás y aproveché el grupo para avisar a todos los vecinos para que si venían mi Fiat mi avisaran”, contó un damnificado.
La sustracción se produjo en calle Soldado Ruiz al 1600, un punto rojo de los arrebatos y el hurto en automóviles.
Al cabo de unas horas, una mujer sufrió un tironeo y un arrebato en el mismo lugar. Pasaron en una moto y le quitaron lo que tenía: una cartera, una billetera y un celular.
Unas cuadras más allá, otra zona compleja se cobró hace días atrás una nueva víctima de los robos: “Me quitaron una bicicleta marca Oxea. La usaba para ir a trabajar y para moverme en la ciudad porque ya me habían robado una motocicleta. Ahora tengo que manejarme a pie”, dijo un vecino que por fortuna no resultó lastimado. Todo sucedió en Colombres y Centenario.
“Son los mismos adolescentes que los fines de semana esconden lo que roban en las casas abandonadas de la zona”, opinaron en el lugar.
También en calle Colombres, pero a la altura de Agustín Patiño, a un vecino le intentaron robar el vidrio corredizo del auto. Al ladrón lo esperaban en una moto a pocos metros del vehículo estacionado. Como no pudo abordar la motocicleta, tiró el vidrio y siguió corriendo.
Del mismo modo, hubo entraderas a domicilios, robos en los patios y hasta hubo vecinos que sufrieron el robo de los picaportes, las rejas y las manijas de las ventanas. Estarían tras esos metales para después venderlos en un compraventa, creen en barrio San Martín.
Otro de los sectores castigados son los negocios: en este lapso de tiempo han sufrido robos con las puertas cerradas y también con sus puertas abiertas. “O nos entran a robar cuando bajamos las persianas o lo hacen, a cara descubierta, cuando estamos atendiendo. Hace una semana, entró un chico, arrebató lo que pudo y salió corriendo”, aseguró un almacenero del sector, que pidió no ser identificado.
Una comunidad que colabora y avisa
Consultado sobre el valor que tiene el grupo de alerta en barrio San Martín, su administrador Enzo dijo que se trata de un espacio muy valorado por los vecinos.
“Gracias a este medio nos pudimos alertar de muchísimos hechos, no sólo de estos más recientes. Y también pudimos evitar algunos otros”, comentó.
La gente toma una actitud muy comprometida y advierte sobre situaciones que revisten gran peligrosidad. También creció la costumbre de realizar las denuncias.
“Entre los mismos vecinos nos vamos pidiendo que se hagan las denuncias para que haya un registro de todo lo que sucede”, dijo Enzo.
No obstante, en muchos casos hay robos, sobre todo los más ocasionales, que no son denunciados por las víctimas.
La participación de las autoridades zonales de la Policía también da un amparo mayor a la ciudadanía, según creen los vecinos. Muchas veces, gracias a la alerta temprana de una sucesión de hechos se monta un patrullaje relámpago y se consigue perseguir a los presuntos delincuentes.
También es cierto que la mayoría de los hechos quedan impunes. Y que el grupo no termina de subsanar, aseguran, el miedo que sienten a diario los vecinos de este barrio.
