El robo a vehículos a través de sus ventanillas es un delito común que se mantiene en niveles altos. Con la paulatina eliminación de las restricciones de circulación por la pandemia, las vidrierías de automotores afirman que se volvió a niveles similares o superiores a los de la prepandemia.
En este contexto, los talleres de cristales y parabrisas trabajan a destajo, principalmente los que tienen convenios con las agencias de seguros.
La novedad es que ha crecido la demanda de blindaje de cristales, que a pesar de su costo, se duplicó en los últimos meses y en enero se quintuplicó respecto a un año atrás.
Como antes de la pandemia
El número de robos a vehículos se sostiene en niveles altos. Así lo indican los talleristas de vidrierías del automotor que dicen que se ha recuperado el ritmo anterior a la pandemia. “Tenemos un número de pedidos similar en los últimos cinco años”, afirma Eduardo Carranza, responsable de La Vidriería, un taller en el tradicional bulevar Las Heras.
“En estos meses tenemos más coches de turistas asaltados, en Córdoba y en las sierras, pero no hay un aumento significativo de casos”, y agrega que tienen “unos 20 clientes por día, fundamentalmente enviados por las empresas aseguradoras”.
Marcelo Rossa, encargado del local de La Casa del Parabrisas, coincide. “Se volvió al número de casos que veíamos antes de la pandemia y la novedad es que aumentaron las consultas por blindaje de vidrios. Solíamos tener unos cuatro pedidos al mes, pero fueron subiendo a dos o tres por semana. En enero tuvimos unos 20 pedidos”, afirma el comerciante, quien estima que ese es el pulso del mercado en Córdoba, ya que son la única empresa que hace este tipo de tratamientos para los cristales de los vehículos.
“Hacemos unos 50 trabajos por día, unos 1.300 al mes, y 20 fueron blindajes, pero hay un crecimiento en las consultas y en los trabajos que se presupuestan”, afirmó.
El precio de ser una víctima
Cambiar el vidrio de una puerta demora entre una y dos horas. Su costo puede arrancar en los 6 mil pesos, pero es muy variable según la marca y el modelo del auto y si se trata de un vidrio original o genérico.
El vidrio de un Nissan Kicks o un Toyota Etios arrancan en los 8 mil pesos y el de un Renault Kwid ronda los 13 mil. El de una camioneta Fiat Toro puede estar cerca de los 7.500, pero se pueden elevar considerablemente en modelos importados como el Jeep Renegade, que arranca en los 12.500 pero se duplica si es el cristal original.
El polarizado sale 1.200 pesos más, pero en el aspecto de la seguridad casi no hay diferencia con el vidrio común. También existe un tratamiento de “laminado antivandalismo” que sale unos 5 mil pesos. Este laminado no evita que el vidrio se rompa, pero lo hace más difícil, y puede ser de utilidad en los ataques que se producen en esquinas. “El vidrio común, con un golpe de mano ya pierde estabilidad. Con la lámina de seguridad se mantiene armado y da unos segundos antes de ser vencido por el delincuente”, indica Rossa.
A estos precios hay que agregarle unos 300 pesos por ventanilla, que es lo que puede salir el grabado de la matrícula en los cristales.
El blindado simple sale 115 mil pesos (las cuatro ventanillas) y protege de martillazos, cuchillos y otros golpes, y su colocación demora unas 12 horas. El blindado plus ronda los 285 mil pesos, protege de 500 golpes y balas calibre 22, pero se debe enviar a Buenos Aires, por lo que la producción de los vidrios tarda unos 15 días.
Si bien el blindaje es una opción costosa, su valor no es superior al de una notebook, una cámara de fotos profesional, o incluso de una rueda completa de un automóvil de alta gama; lo que hace que su instalación se vuelva cada vez más considerada en comparación con lo que se puede perder en un robo tras la rotura.
Los parabrisas arrancan en los 8 mil pesos (el del Fiat 600) y los que corresponden a los modelos más populares (Palio, Duster, Gol, etcétera) que van desde los 14 mil hasta los 22 mil pesos. Entre los 35 mil y los 50 mil pesos se encuentran las gamas intermedias y las versiones originales pueden rondar los 63 mil pesos. En los coches de alta gama, los parabrisas no bajan de los 120 mil pesos. “Inclusive hemos instalado un parabrisa de un BMW que salió 350 mil pesos”, confiaron las fuentes.
Las lunetas van de los 12 mil a los 25 mil pesos en las gamas más populares, y de 40 mil a 150 mil pesos en los coches de mayor cotización.
Sin embargo, los talleristas afirman que no son habituales las roturas de parabrisas por robos. “Es un caso entre 500″, estima uno de los consultados, “la mayoría de estos cambios son por uso o piedras en la ruta. En las lunetas, si es un poco más habitual”.
En Córdoba, los vidrios de luneta o parabrisa no se blindan, pero en Buenos Aires hay empresas que brindan el servicio de blindaje e incluso ofrecen camionetas 0 Km que ya vienen blindadas desde la concesionaria.
A toda hora, en cualquier lugar
Según los talleristas, los principales objetivos de los ladrones son los vehículos nuevos, porque los delincuentes apuntan a las ruedas de auxilio y, si son nuevas y de vehículos importados, son más caras y más demandadas. Sin embargo, un oportunista puede atentar contra cualquier coche. Las modalidades son diversas y nadie está exento.
Griselda vive en Río Cuarto, pero visita regularmente Córdoba. En dos oportunidades le robaron en la misma esquina, la del último semáforo de la avenida Vélez Sársfield, antes de salir a la ruta 36 que va hacia Río Cuarto. La primera vez viajaba sola y le reventaron el vidrio trasero para sacarle la cartera, a las cuatro de la tarde. La última vez fue cerca de las 21 y viajaba con su marido. Un motociclista con casco literalmente rompió la ventanilla del acompañante y se metió para ver qué podía sacar, todo muy rápido mientras el semáforo estaba en rojo. En la estación de servicio de ese barrio, un playero les dijo que era “cosa de todos los días, un montón de vehículos, durante toda la noche”. “Esa salida es muy muy peligrosa, inclusive de día”, indicó.
A Victoria le sucedió en los últimos días de enero. Estacionó su vehículo Nissan Kicks en 9 de Julio y Cañada un viernes a las 21. Cuando volvió de cenar con sus amigos cerca de las 12, encontró que el vidrio delantero del acompañante estaba estallado. Habían ingresado por esa ventana para luego levantar el asiento trasero y extraer así el neumático de auxilio que estaba en el baúl. “El neumático, la llanta y el vidrio, me cuestan cerca de 170 mil pesos en la concesionaria oficial”, se lamentó, y agregó: “a esa hora había muchísima gente circulando. Tengo alarma, pero parece que nadie lo notó o a nadie le importó. Por suerte no me tocaron nada más”.
En la noche del 26 de enero, Exequiel Arias (19) volvía de trabajar. Viajaba en el asiento del acompañante del remis de su padre, por Circunvalación cerca de la intersección de Camino a 60 cuadras cuando el vehículo recibió una serie de pedradas con la intención de detenerlo para robarle. Una de las piedras ingresó por la ventanilla, le impactó en la cabeza y lo desmayó. Por el ataque sufrió una fractura de cráneo y estuvo en terapia intensiva. Días atrás fue dado de alta, aunque quedó con secuelas auditivas.
La mitad de los hechos no se denuncian
En los últimos años, realizar la denuncia ante el Ministerio Público Fiscal se ha agilizado a través de las denuncias online. Sin embargo, desde ese organismo reconocen que las denuncias se hacen solo con fines de recuperar algo de lo perdido a través de los seguros. Estiman que la mitad de los delitos contra la propiedad no se denuncian. “Son delitos muy difíciles de perseguir, y también es muy difícil recuperar lo robado, por eso la mayoría de la gente no lo denuncia si no es para gestionar una compensación de un seguro” indicó una fuente del Poder Judicial. Sin embargo, desde el organismo promueven la realización de las denuncias como una carga pública necesaria para la elaboración de estadísticas y la formulación de políticas de seguridad que sean más eficaces.
