La pista era San Nicolás de los Arroyos. Pese a la orden de captura internacional y la búsqueda por parte de Interpol ante la posibilidad de que Leandro Sacco (24) se haya ido del país –con Brasil como posible destino–, la localidad de la provincia de Buenos Aires era para los investigadores el rastro más tangible que tenían. Sacco fue detenido el pasado 7 de febrero.
El fiscal Bernardo Alberione, al frente de la investigación, venía siguiendo ese rastro desde octubre pasado porque algo había en ese lugar: contactos.
Los investigadores establecieron vínculos entre la iglesia evangélica “Jesús Salva” en San Francisco, con su par en la ciudad bonaerense. El padre del hoy detenido e imputado por abuso sexual, Víctor Sacco, es pastor en esa iglesia. Además –agregaron fuentes tribunalicias– el joven tenía otros conocidos allí y desde la Fiscalía detectaron llamadas entre su entorno que estaban conectadas con esa ciudad.
Con un golpe de suerte, la detención estaba al caer en alguno que otro momento. Pero se hizo esperar, ya que “Leo” supo escabullirse un largo tiempo. Fueron más de 170 días fugados, casi seis meses, donde logró evadirse de la Justicia hasta el pasado 7 de febrero, cuando cayó detenido en la localidad bonaerense. La pista era firme.
San Francisco: acusación contra Leandro Sacco
A Sacco se lo buscaba por una denuncia de abuso sexual a una adolescente de 17 años en agosto del año pasado.
La acusación sostiene que ambos estuvieron juntos en un local nocturno, con amigos, y con el correr de las horas se retiraron del lugar en el auto del muchacho para ir a dar una vuelta. Según la denuncia, luego compraron una cerveza a la que –se presume en la investigación– el joven le agregó una pastilla (sedante o ansiolítico) para así cometer el abuso ante la indefensión de la mujer.
Tras el hecho, el presunto abusador dejó a la joven en la zona céntrica y con el paso de las horas, al enterarse de la denuncia en su contra, decidió esfumarse.
En esos casi seis meses se hicieron más de 40 operativos y allanamientos con resultados negativos, hasta que la pista de San Nicolás de los Arroyos surtió efecto.
Aparición de Leandro Sacco
Alberione jugó una carta importante a inicios del mes de febrero, luego de reunirse con el fiscal general de la Provincia de Córdoba, Juan Manuel Delgado. Allí decidieron impulsar nuevamente la búsqueda de Sacco a nivel nacional y difundieron otra vez los detalles del caso a otras autoridades en todo el país, junto a una imagen de Sacco.
Los medios también hicieron lo suyo poniendo en agenda el caso a través de sus publicaciones.
En octubre pasado, el fiscal había viajado hacia San Nicolás junto al comisario inspector Diego Rodríguez, de la Departamental San Justo de Policía, dando comienzo al rastreo del prófugo por esa zona, pero sin descuidar San Francisco.
Hasta que por fin llegó el día. En la madrugada del lunes 7 de febrero, Sacco fue interceptado por policías en la zona de la “costanera” nicoleña poco después de la medianoche. Estaba solo y caminando; aunque intentó evadirse otra vez mintiendo en sus datos personales, con un par de repreguntas terminó confesando su identidad.
Alberione decidió enviar hacia San Nicolás a uno de sus secretarios de la Fiscalía para asegurar la normalidad de todo el proceso. Tras un largo viaje, Sacco volvió a pisar tierras sanfrancisqueñas por unas horas, ya que luego debió marcharse a Córdoba para realizar una cuarentena en la Unidad de Contención de Aprehendido (UCA), por protocolo de Covid-19.
Cara a cara con Alberione
El viernes último, Leandro Sacco tuvo su primer frente a frente con quien lo buscó todo este tiempo: el fiscal Alberione. En su primera indagatoria negó los hechos que se le imputan e hizo breves declaraciones sobre lo sucedido esa madrugada de agosto.
Llegó al edificio de Tribunales cerca del mediodía y lo abandonó pasada la 1. Luego fue trasladado nuevamente a la cárcel de San Francisco.
Lo que viene es resolver su situación procesal. Pero a la par, Alberione avisó que abrirá otra investigación para develar quiénes encubrieron al imputado: “Hubo una actividad desplegada a efectos de ocultarlo, cambiaba de teléfono celular, de lugar y había borrado sus registros en las redes. Fue un trabajo muy duro hallarlo”, expresó el fiscal de Delitos Complejos, y agregó: “No sé cómo se ocultó este tiempo, pero quienes lo ayudaron deberán dar cuenta de lo que hicieron”.
