Las calles vacías fueron la postal dominante en los cuatro puntos cardinales de la ciudad de Córdoba durante la madrugada de ayer. La Policía se apostó en retenes para controles vehiculares, hizo patrullajes y colocó una patrulla en los centros comerciales con antecedentes de saqueo, evitando así nuevos robos a los comerciantes.
El silencio y el vacío en las arterias principales fueron apoderándose de la ciudad desde las 22, tal como especularon horas antes las autoridades de Seguridad de la Provincia al sugerir que la ciudadanía permaneciera en sus domicilios. Y si bien hubo hechos aislados, lejos quedaron las corridas y la histeria colectiva que se vivió en la madrugada del martes.
Uno de los incidentes durante la madrugada se produjo en una panadería de barrio Guiñazú Sur, al norte de la ciudad capital. Hasta allí llegó un grupo de 15 adolescentes que ingresó de manera repentina al negocio, robando todo lo que encontraban a su paso.
El dueño del local, Vicente, habló con la Prensa y sostuvo que se había sentido abandonado por las fuerzas de seguridad. Según sus declaraciones, había informado a la Policía sobre el riesgo inminente de un hecho de inseguridad contra su local.
“Entraron en dos minutos y sacaron lo que encontraron de valor: balanzas, cortadora de fiambre, y nada más”, dijo al tiempo que descartó que se haya tratado de un saqueo.
Fuera de este hecho, no se registraron otros robos colectivos en la ciudad.
A la presencia policial, que de todas maneras no se hizo visible como se había previsto durante el día, se sumaron custodios privados contratados por locatarios. Pero se trató de casos aislados, principalmente en la zona noreste de la ciudad.
Hacia el oeste, en cambio, las puertas de los negocios fueron vigiladas por los propios comerciantes, que habían organizado grupos con familiares y amigos para pasar la noche en vela. Algunos cruzaron sus autos al ingreso de sus establecimientos.
Cruzar la ciudad después de los saqueos
La Voz recorrió la ciudad durante la noche del martes y la madrugada del miércoles. Los comerciantes y algunos vecinos que se encontraban en la calle coincidieron con una sensación paradójica: reinaba la calma en las calles pero había temor y ansiedad frente a cada persiana comercial.
En la carnicería Brangus, de la avenida Donato Álvarez al 9000 de barrio Argüello, David miraba con recelo a toda aquella personas que se acercaba a la vereda del negocio. Otras cuatro personas lo acompañaban.
“Nos vamos a quedar acá toda la noche. No vamos a permitir que entren a robarnos lo poco que tenemos, porque dependemos de esto para vivir”, expresó sin vacilaciones.
El grupo de improvisados vigías sólo quería saber qué pasaba en otros puntos de la ciudad: “¿Qué vieron? Nos llegó un audio de un Policía que le hablaba a su esposa y le avisaba que en Argüello había robos por todas partes”, preguntaron a este medio inquietos por el contenido de un audio que se viralizó a la medianoche con información falsa.
A pesar de que las calles permanecieron solitarias, allí se quedaron.
En el barrio Ituzaingó, en la punta sudeste de la ciudad, Omar se preparó desde temprano para evitar un robo en su negocio. “Puse el auto en la entrada y lamentablemente tenemos que estar hasta armados para que no nos pase nada”, sostuvo.
Y confesó que lo habían agregado a un grupo de WhatsApp sólo integrado por comerciantes. “Estaba en uno del barrio, luego en otro de la Policía, pero se llenaba de gente que no se presentaba. Nos hicimos uno para los dueños de los locales”, detalló.
Los celulares que tenía encima, y los de los demás comerciantes, mostraban las desgraciadas postales que llegaban desde Buenos Aires, provincia que vivió horas aciagas con múltiples saqueos. Por fortuna, Córdoba se alejó de ese escenario, al menos por esas horas.
